Por Carina Bazzoni
Centro comercial de Empalme Graneros, el movimiento de gente es monitoreado por las autoridades.
Héctor Río
El centro comercial de Empalme Graneros, ayer. El movimiento de gente es monitoreado por las autoridades.
El sol del mediodía todavía es cálido y los comerciantes se preparan para abrir las persianas de sus negocios. En algunos, los clientes esperan en la puerta. El centro comercial de calle Juan José Paso, en Empalme Graneros, empieza a recobrar algo de su normalidad después de la cuarentena impuesta por la pandemia. A pocas cuadras de allí, en el Centro de Salud Juana Azurduy, ese aumento de la movilidad se mira con algo de preocupación. El centro asistencial del noroeste de la ciudad fue el primero en confirmar un caso de coronavirus en un barrio alejado de los bulevares y también se anticipó en poner en marcha las acciones de asistencia y bloqueo que evitaron nuevos contagios en los sectores más vulnerables. "No fue suerte, fue mucho trabajo en equipo y conocimiento del barrio", dice su coordinadora, Paula Etchart.
Con esta nueva fase de la cuarentena recién estrenada, la atención de las autoridades de salud se centra en los barrios de la ciudad y en las acciones para reforzar las medidas de prevención, como la elaboración de mapas de calor a partir del registro de las consultas de pacientes febriles, la insistencia en la consulta temprana ante síntomas de la enfermedad o la ampliación de testeos (ver aparte).
La idea es moverse más rápido que el Covid-19. "Está claro que en muchos barrios las condiciones materiales de vida favorecen la propagación del virus, pero la cercanía de los centros de salud y el conocimiento de esos territorios nos juega a favor", advierte el director de centros de salud del municipio, Fernando Vignoni. "La mayor dificultad con la cual lidiar es el estigma que genera la infección, por eso tenemos que trabajar para que se consulte al médico y no se escondan los síntomas", remarca.
A diferencia de lo que sucede en la ciudad de Buenos Aires (2,89 millones de habitantes), donde en las últimas semanas se confirmó la existencia de 685 casos de coronavirus en barrios vulnerables y 9 fallecidos; en Rosario (992 mil habitantes) apenas se registraron tres casos por fuera de los bulevares.
Los primeros dos se detectaron en viviendas humildes de Empalme, el tercero en barrio Tío Rolo.
En todas estas situaciones, destaca el funcionario, "ni siquiera tuvimos contagios dentro de la misma familia de la persona enferma".
En alerta
"La reapertura de los centros comerciales barriales es una situación que nos pone en alerta. Entendemos la necesidad de reactivar el circuito económico, pero nos obliga a trabajar más fuertemente en prevención", destaca Vignoni.
Desde el comienzo de la pandemia, todos los centros de salud que dependen del municipio implementaron medidas similares: crearon zonas para la atención exclusiva de pacientes con fiebre, programaron turnos para el control de niños y embarazadas, comenzaron a visitar en su domicilio a pacientes de riesgo y pusieron en marcha nuevos canales de contacto, a través de Facebook y WhatsApp, para seguir cerca de sus pacientes.
En las últimas semanas pusieron también en marcha la confección de los llamados mapas de calor, una estrategia basada en el registro y seguimiento del número de consultas de personas con síntomas febriles. Todos los días, las autoridades de salud reciben estos datos para, de observar un aumento de más del 30 por ciento en la cantidad de pacientes, poder tomar medidas preventivas, como por ejemplo recomendar el alojamiento de los adultos mayores o población de riesgo en los centros de aislamiento para personas sanas que se habilitaron en los barrios.
"La clave de todo esto es tener mil trabajadores de salud en el territorio, los pacientes conocen a los médicos, a las enfermeras, les tienen confianza, los dejan entrar a su casa. Y los profesionales conocen a las personas y a sus redes familiares. Cuando vamos a buscar a una persona enferma o a sus contactos; no vamos a ciegas, tenemos información y conocimiento del territorio. También contamos con una dinámica de trabajo con organizaciones del barrio y una red de salud que nos respalda, como el Sies, que traslada a los pacientes, o el Hospital Carrasco, donde se los interna", destaca Vignoni y advierte que el próximo viernes la red de atención primaria de salud del municipio cumplirá 30 años.
Bloquear los casos
El primer caso de coronavirus detectado en Empalme Graneros llegó desde el centro de la ciudad. El pasado 10 de abril, el centro de salud Juana Azurduy recibió la notificación de que un paciente tenía un test de Covid-19 positivo. Era un hombre de unos 30 años que cumplía tareas de limpieza en un sanatorio y había consultado porque tenía fiebre y tos.
La confirmación del caso puso en marcha toda una serie de intervenciones que ya se habían ensayado con éxito en casos de gripe A y dengue para "bloquear los casos". Es decir, identificar personas con síntomas entre los contactos cercanos del infectado y quienes viven en un radio de dos manzanas de su hogar.
"Fue un trabajo que, en medio del feriado de Semana Santa, movilizó al barrio", recuerda la coordinadora del Centro de Salud, convencida de que los buenos resultados son inseparables "del compromiso de los equipos de salud y del conocimiento barrial".
La primera tarea fue identificar a todas las personas de más de 60 años y con factores de riesgo que viven en la zona y constatar que estuvieran vacunados. "También testeamos a los contactos cercanos de esa persona y los pusimos en aislamiento, garantizamos que voluntarios de los comedores les lleven un refuerzo alimentario y los llamamos todos los días por teléfono para ver cómo se sentían", enumera Etchart.
Rosario cuenta con una red de 80 centros de salud, de los cuales 51 son administrados por el municipio. En total asisten a un tercio de la población de la ciudad. Sólo el Juana Azurduy tiene a su cargo 10 mil historias clínicas.
Para su coordinadora, esta es la mayor fortaleza que tiene la ciudad para hacer frente al coronavirus. "Hay una política de salud sostenida desde hace años. En Rosario cualquier vecino no tiene que caminar más de 10 cuadras para llegar a un centro de salud. Eso no pasa en otras ciudades del país", remarca y concluye que "no fue suerte" que en el barrio no hayan crecido los casos de Covid-19.
Testeos
El gobierno nacional modificó ayer el protocolo para realizar los test diagnósticos que permiten confirmar nuevos casos de coronavirus. El director de centros de Salud del municipio, Fernando Vignoni, aseguró que a raíz de esto se podrán incrementar los análisis en los barrios populares de la ciudad.
Por Carina Bazzoni