Brian Ojeda, el ahijado rosarino de Néstor Kirchner, tiene hoy 9 años y luego de un accidente ocurrido en agosto perdió parte de la pierna derecha. Sin embargo, la dificultad motriz no le impide competir en carreras de natación con chicos sin discapacidad, se las arregla para jugar al fútbol y al vóley y sueña con que lo lleven “algún día” a cruzar a nado el Paraná. Vive en una humilde casa de la zona sur junto a sus padres, cobra una beca escolar y en enero Presidencia le giró dinero que la familia usó para “ampliar el bañito y hacer otras cosas”.
El encuentro con La Capital se dio en medio de la fuerte polémica por un proyecto de la agrupación kirchnerista La Cámpora que pretende designar con el nombre del ex presidente a calle Córdoba entre Avellaneda y el río.
“Sería un recuerdo más, no me molestaría que lo hagan; como tampoco si nombran a una calle Balbín o Alfonsín”, dice Abel Ojeda, el papá de Brian. Para Rosana, la mamá, “sería bueno que hagan la calle, pero también que lo recuerden más a menudo con una misa, por ejemplo”.
Apenas a unos metros de la esquina de Presidente Quintana y Grandoli asoma la sonrisa de Brian, vestido con camiseta, pantalón y medias de Newell’s Old Boys; el club de sus amores.
El 20 de junio de 2005, el séptimo hijo varón de la familia constituida por Abel y Rosana Ojeda se subió al palco presidencial y estuvo a upa de Néstor Kirchner, finalmente su padrino tras la renuncia de Fernando De la Rúa. La experiencia se reeditó en 2007, también para el Día de la Bandera, donde el ex presidente también se hizo presente junto a su esposa Cristina.
Entre aquel bebé y el niño con cara de travieso que juega en la cama de sus padres han pasado casi seis años, en los que un accidente lo dejó sin parte de la pierna derecha. Fue en agosto pasado en la zona del bajo Ayolas cuando Brian correteaba junto a unos amigos y fue arrollado por un tren.
Desde entonces, la familia tuvo que lidiar con la rehabilitación, los gastos, la reinserción y la ayuda para que Brian no perdiera el año escolar que le dieron en el Hospital de Niños Vilela.
Los momentos más traumáticos parecen haber quedado en el pasado. Se desplaza por toda la casa a los saltos y hace piruetas en la cama de sus padres. Juega al fútbol y al vóley a punto tal que sus amigos le traen las muletas, que dejó en el campito a pocas cuadras de allí.
Es alumno de 4º grado de la Escuela Nº 114 y tiene buenas calificaciones, y si bien le apasiona el fútbol, se enganchó con las clases de natación y hasta se ganó una beca que le otorgó el municipio. El próximo 14 de mayo competirá por Tiro Suizo en una carrera con otros chicos de su edad. “A los otros pibes no les falta una pierna como a mí”, aclara Brian, que asistió a la colonia de vacaciones durante el verano pasado.