El principal líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, quien cayó gravemente enfermo luego de beber un té en el bar de un aeoropuerto del interior del país, será trasladado hoy a Alemania para recibir tratamiento por la intoxicación que lo ha dejado en coma. El caso, ocurrido el jueves, ha conmocionado a la opinión pública de Rusia, que ve la mano del presidente Vladimir Putin detrás del crimen. Navalny ha sufrido numerosas persecuciones penales y físicas de parte del régimen que ha creado Putin, en el poder desde hace más de 20 años en Rusia.
Los médicos que tratan a Navalny en la ciudad siberiana de Omsk permitieron que fuera dado de alta tras un tenso enfrentamiento de 12 horas con su familia y sus ayudantes, quienes dijeron que la vida de Navalny estaba en peligro en Rusia. "El paciente está en condiciones estables... no nos oponemos a su traslado a otro hospital, como lo indicarán sus familiares", dijo el médico jefe adjunto Anatoly Kalinichenko, revirtiendo una decisión temprana de mantener a Navalny en el hospital por presuntas razones médicas.
La esposa de Navalny había apelado directamente a Vladimir Putin para que permitiera la evacuación. La gobernante de Alemania, Angela Merkel, se había mostrado dispuesta a recibirlo desde el mismo jueves, cuando sufrió el atentado. Un avión médico fletado por una ONG alemana ha estado esperando en el aeropuerto de Omsk desde ayer por la mañana para llevarlo al hospital Charité de Berlín.
La ayudante de Navalny y su secretaria de prensa, Kira Yarmysh, dijo que los funcionarios del hospital habían cambiado repentinamente su posición ayer por la tarde. "Es una lástima que los médicos hayan tardado tanto en tomar esta decisión. El avión ha estado esperando desde esta mañana, los documentos también estaban listos desde entonces". Médicos alemanes que visitaron Navalny ayer aprobaron su transporte a bordo de un vuelo especialmente equipado al hospital Charité de Berlín, dijo Yarmysh.
En una carta dirigida a la administración del presidente ruso Putin, Yulia Navalnaya escribió que su esposo "necesita asistencia médica calificada" y pidió permiso para transportar a Navalny a Alemania.
Navalny, un implacable crítico del régimen de Putin, ha estado en el hospital en coma y con un respirador desde que "se enfermó" repentinamente durante la escala de un vuelo por Siberia. En el bar del aeropuerto, Navalny tomó un té solo. Poco después de subir al avión junto con los demás viajeros, tuvo brutales dolores y se descompuso. El piloto debió aterrizar de emergencia en Omsk, donde fue llevado al hospital local.
El llamamiento a Putin siguió a un día de dramáticos acontecimientos en el hospital de emergencia No 1 de Omsk, donde el médico jefe, Alexander Murakhovsky, dijo que Navalny no había sido envenenado pero que se le había diagnosticado una enfermedad metabólica causada por un bajo nivel de azúcar en la sangre. Dijo que eso pudo haber causado el colapso del líder de la oposición, aunque no explicaría por qué no ha recuperado la conciencia más de un día después. La secretaia de Navalny y otros testigos presentes en el avión y en el bar del aeropuerto tampoco creen esta versión. Un nivel bajo de azúcar en sangre no causa dolores agudos como los que sufrió Navalny, sino desvanecimiento. Según la secretaria Yarmysh, los médicos inicialmente admitieron la hipótesis del envenenamiento, pero cuando la polícía rusa copó el hospital cambiaron totalmente de tono y no hablaron más de intoxicación. Los partidarios del líder opositor creen el hospital está bajo presión para retrasar su traslado y así frustrar una investigación adecuada sobre lo que causó su repentina enfermedad. Cuantas más horas pasen, meno indicios quedarán en el organismo de Navalny del tóxico que habría ingerido con el té. "Tienen la orden: no lo dejen ir para que sea imposible que un laboratorio independiente confirme el veneno", escribió Leonid Volkov, un aliado de Navalny. Este ha sufrido, ademas de prisión y bloqueo de fondos de parte de la Justicia rusa, otros atentados. En abril de 2017 fue atacado con un químico, que le dejó la cara manchada de verde. Finalmente se trataba de una antiséptico y no de un veneno, pero se trató claramente de una advertencia.