Llega la noche y con ella la hora de la lectura. En la casa de Sofía ya terminaron de cenar y entonces hay que ir a la cama. Pero para Sofía Casoli el que llega a esa hora no es el sueño, sino el tiempo de la lectura. Abre en su celular la página del desafío Leer 20-20 de la Fundación Leer y elige junto a su mamá el cuento de la noche. Que a veces es en un clásico infantil y otras veces de narradores contemporáneos. Sofía y su mamá Carina leen, cambian la entonación y hasta les ponen voces a los personajes. A veces el cuento dura 5 minutos, entonces empieza y termina antes de dormirse. Pero otros están estipulados para ser leídos en 90 minutos y lo hacen en tres o cuatro días. "Al principio era yo la que le leía siempre, y ahora a veces me quedo dormida y ella sigue leyendo", confiesa la mamá de la nena de 8 años, que en poco más de un año leyó más de 200 libros a través de la plataforma digital de la Fundación Leer. Y agrega: "Ella no era lectora, para nada, pero ahora lee un montón, en casa y en la escuela. Y esto ya le queda para siempre".
Cuando en septiembre pasado se realizó en todo el país la Maratón Nacional de Lectura, Sofía Casoli fue seleccionada como lectora destacada de Santa Fe en el concurso Leer 20-20. Eligieron a 24 chicas y chicos, uno por cada provincia. Y ella, con más de 200 libros leídos, fue la más lectora de toda Santa Fe.
Fue su mamá la que se enteró en Facebook de la existencia de esta oportunidad para formar lectores desde pequeños y sin necesidad de comprar los libros. "Antes, cuando estábamos un poco mejor, la llevaba a las librerías del centro, tomábamos la leche y después elegíamos un libro. Pero se fue complicando y esto me permite gratuitamente tener un montón de libros todo el tiempo, porque donde estemos y haya un poquito de internet tenemos el libro para leer", cuenta Carina Luna, quien vive junto a su marido y a Sofía en un departamento del barrio Latinoamérica, el Fonavi ubicado en la zona de Ovidio Lagos y Rueda.
sofia1.jpg
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
El desafío de Leer 20-20 es una campaña de la Fundación Leer (desafio.leer.org) que busca apoyar a las familias para que las chicas y chicos "lean cada vez más libros y así se conviertan en lectores para toda la vida". La campaña está pensada para que empiecen a disfrutar de la lectura todos los días en casa. Los libros están clasificados por edades y los títulos se renuevan cada quince días, con textos de la literatura infantil universal y de autores argentinos como Ana María Shua, Adela Basch, Laura Devetach, Gustavo Roldán y María Teresa Andruetto, entre otros. Además, ilustradores como Agustín Grassi, Agustín Paillet, Andrea Cingolani y Julieta Vitali ilustraron cuentos clásicos como El Mago Merlín, Pinocho, Los tres chanchitos y El traje nuevo del emperador.
Pero también está el incentivo de las medallas. Es que por cada libro leído los chicos tienen que responder una trivia de tres preguntas sobre el cuento. Por cada trivia correcta ganan una medalla. Así, por cada libro leído los chicos reciben una medalla de cobre, cada cinco una de plata y cada 10 una de oro. Sofía, con 235 libros leídos hasta el mes de noviembre, ya cosechó 23 medallas de oro. Y va por más.
"Como todo chico —cuenta Carina— ella empezó incentivada porque quería juntar las medallas. Pero esto ya se le hizo un hábito y ahora lee todas las noches antes de acostarse. Lo incorporó como el cepillarse los dientes ¡Y aparte cómo mejoró! Ella no era lectora y esto la cambió. Cuando empezó leía despacio y ahora lo hace con entonación y al mismo ritmo que yo. Es impresionante".
Para Carina, este tipo de iniciativas además pone en valor y reconoce el trabajo que se realiza en las escuelas, ya que además de las familias pueden participar las docentes con sus alumnos: "Cuando la distinguieron, logramos que la escuela vuelva a participar de la Maratón y ella lo siente como un logro, porque lo importante es que puedan acceder todos a los libros".
Además de esta propuesta, la Fundación Leer lanzó la campaña “Un cuento cada noche”, que invita a las familias a invertir al menos 20 minutos cada noche y leer con los chicos un cuento antes de irse a dormir. “Leé 20 minutos cada noche con tus chicos. Viví una experiencia única de amor y aprendizaje. Ayudalos a convertirse en lectores para toda la vida”, señalan desde el sitio uncuentocadanoche.leer.org
sofia0
Cada noche la alumna de la Escuela Florentino Ameghino lee una nueva historia en papel o a través del celular.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
El mundo de Sofía
El cuarto de Sofía es pequeño, pero en él habitan muchos mundos. Cerquita de la puerta, en una casita amarilla de juguete de dos plantas una muñequita de Peppa Pig convive con una Lol y una Pinypon. La pared pintada de fucsia detrás de su cama marinera y un cuadrito con su nombre marcan su territorio. Allí ella pasa horas leyendo, dibujando o hasta tocando el órgano que reposa sobre el escritorio. Es que en la Escuela Nº 96 Florentino Ameghino a donde asiste todas las tardes tienen un taller de piano que Sofía empezó este año y disfruta al máximo.
Mientras habla con La Capital, Sofía toca las teclas del órgano. En las hojas apoyadas en un rincón cerquita del instrumento está la partitura de Estrellita dónde estás. ”Igual esa la saco de memoria, no lo leo”, aclara la nena. En un momento corta la charla y pregunta: “¿Querés que toque la canción de Dragón Ball?”. Y su cuarto se llena otra vez de música.
Después, Sofía muestra los libros en papel que guarda en su pieza y habla de sus favoritos como El principito (de Antoine de Saint-Exupéry) y Marisa que borra, de Canela. “De El Principito me gustó la parte donde aparece el zorro. Y Marisa que borra se trata de una niña que la llamaban de todos lados para que borre las cosas que les salían mal a los compañeros en los cuadernos”, resume.
Sofía revisa los estantes de su biblioteca, saca los libros y habla de cada uno. Los que más le gustaron y los que “no tanto”. Muestra El príncipe encantado, El flautista de Hamelín, Cuentos con plumas y sin plumas (Gustavo Roldán) y La chocolatería de la bruja, una adaptación de Hansel & Gretel de María Laura Dedé y dibujos de Rodrigo Folgueira. Dice que “por igual” le gusta leer tanto en papel como en pantalla. Incluso hace poco leyó en su celu El ratón, el pájaro y la salchicha (de los hermanos Grimm) y como era corto, lo transcribió en una hoja de papel y al otro día se lo leyó a sus compañeros de la escuela. Su preferido, el que le “encanta”, es Cuero negro, vaca blanca, de Pablo Bernasconi. Dice que practicar lectura todas las noches le ayudó “a leer mejor los puntos y las comas, que no me salían mucho”.
“También escribí un cuento”, dice la nena con orgullo. Revuelve, va y viene por su casa hasta que lo encuentra. El librito tiene tapas de cartón y una fecha: 14 de febrero de 2019. “Es muy cortito”, aclara antes de empezar a leer la historia de una princesa, un anillo perdido y un príncipe convertido en sapo.
sofia5.jpg
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
En el escritorio de su pieza también están sus dibujos. En un lugar destacado y visible, uno donde se dibujó a ella, sentada en la silla del escritorio y una leyenda: “Leer 20-20 ¡Gracias!”. En su escuela también tienen taller de vóley y uno de pintura, al que Sofía sueña con ir “cuando sea más grande”.
—Me gustaría ser escritora y pintora. Bueno, escritora no tanto pero me gustaría pintar como Benito Quinquela Martín. En la escuela, en plástica, hablamos de Salvador Dalí y de Benito Quinquela. Y me gustó.
La noche anterior a la vista de La Capital, Sofía y su mamá leyeron Maus y el ratón tigre (de Cecilia Pisos). Pero aún no sabe qué historia les tocará ese día. La nena sonríe. Disfruta de ese misterio. Y dice: “No sabemos todavía, esta noche, después de comer, decidimos que cuento nos toca”.