No hay reparación posible cuando nos asesinan a un ser amado. Creo que eso nos encuentra moralmente en un acuerdo. Pero el caso Báez Sosa, que por cierto no fue ni es el único en su tipo, pero sí el mas mediático de los últimos años, abre aguas en lo jurídico, lo periodístico y lo social. Y este último espacio es el que me preocupa hoy, me dispara más preguntas y contradicciones y me lleva a Juvenal, el poeta de la Antigua Roma, la de los circos romanos.
Ya sabemos de las cinco prisiones perpetuas, el desmayo y los insultos en el final del juicio por el caso del homicidio de Fernando Báez Sosa, porque grandes mayorías vimos todo por televisión, leímos diarios y redes y lo seguimos escuchando en todas las radios que prendemos desde muy temprano hoy, a horas de esa condena.
Sabemos también que no todos los juristas opinan que la sentencia que se leyó ayer en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Dolores fue justa. Algunos dicen que sí, otros que no.
También se discutió mucho antes y durante el juicio sobre cómo estos jóvenes rugbiers, con familias, recursos económicos, educativos y deportivos a la mano, como muchos hijos del vecino, se convirtieron en sujetos indolentes y perversos. Algunos y algunas relacionamos eso con discriminación y poder de clase, un patriarcado o machismo que se apoderó hace tiempo de la sociedad hasta llegar a crímenes aberrantes, y otras tantas aristas espantosas.
Y se habló mucho de la morbosidad de los medios: los gritos, los debates, la proyección insaciable del momento en que lo golpean a Fernando antes de matarlo, la imagen de uno de los acusados pegándole a una bolsa de box como causa evidente de su "monstruosidad" y la foto de los acusados sentados en el tribunal con la mirada perdida una y otra vez.
Pero falta, para mí, el análisis sobre lo que hicimos todos nosotros y nosotras como televidentes, usuarios de plataformas y aplicaciones y escuchas.
Cuando se oye que se pide a los gritos una "condena ejemplar", o se que "se mueran en la cárcel" o una variante peor "que se pudran en la cárcel", me pregunto varias cosas.
¿No es eso prácticamente pedir la pena de muerte? Sé que la prisión perpetua está en el Código Penal, pero en lo íntimo, en lo personal, estas personas que claman venganza ¿no se parecen bastante al legislador del PRO Francisco Sánchez quien elaboró un proyecto para tipificar la pena de muerte en el código?
¿Será que adoran que se actúe como algunos estados de Estados Unidos donde hay muertes ejemplares que el cine retrata con un realismo magnífico? ¿O quieren vivir como en algunos países de oriente donde se sigue aplicando la ley del Talión o el Ojo por Ojo?
¿Estamos realmente convencidos de que un crimen se repara con otro crimen?
¿Cómo alguien puede alegrase de esto que vimos y escuchamos ayer?
¿Cómo pueden pedirse por más rating o clicks notas donde ex convictos relatan qué les pasará a estos condenados en la cárcel? ¿Cómo pueden interesar esas notas? (tal vez responder a esto sea hablar de la historia del género policial o de la salud mental).
¿Realmente alguien cree que los padres de Fernando o de los de miles de víctimas reparan así su dolor?
Se escuchó la palabra "alivio", pero ¿reparación? No puedo imaginar ese dolor inmenso de los padres a quienes les asesinan o desaparecen a sus hijos ( Y ojo que acá, la Justicia sí comprobó que existió plan previo por parte de un gobierno de facto).
Solo en Rosario en este 2023 y hasta este momento se produjeron 33 crímenes. Un espanto.
Entonces, ¿perseguimos a los criminales y los matamos para hacer Justicia?
¿Y si mejor los torturamos un poco antes así aprenden?
¿Y si llenamos las cárceles de sospechosos y nos convertimos en una sociedad donde "valga la pena vivir entre todos los que piden que se pudran" en el encierro eterno, o mejor, en el infierno?
¿No basta el juicio justo, no bastan años de encierro sin esperanza de salir antes de ser viejos?
No, no basta, y esa saña me recordó a Juvenal, un poeta activo a finales del siglo I y comienzos del siglo II en la Roma Antigua. Algunos lo consideran el creador de las sátiras (escribió 16). Y no pocos y pocas lo han criticado desde el feminismo y otros espacios al entender que sus irónicas palabras son máscaras de su elitismo y su xenofobia. Esa es y será materia de historiadores, literatos y semiólogos.
Acá solo me detengo en una de sus muchas de sus frases célebres porque tras varis centurias la leo y le doy la razón al poeta. "Nadie se hizo perverso súbitamente".
Después de semanas de oír y leer sobre el horrible caso Báez Sosa, una cae en la cuenta de que la perversidad se cultiva lenta como en un un huerto y la cosecha, lamentablemente, será buena para gran parte y celebración de quienes piden más y más cárcel como salida a la criminalidad.