El gobierno nacional celebró con todo los cien años de YPF. Fue una gran convocatoria en Tecnópolis en la que el matrimonio presidencial volvió a mostrarse en escena luego de casi tres meses de no hablarse públicamente e, incluso, de reprocharse actitudes. Esta vez hubo palabras mutuas de afecto y la amistad persiste, a la vez que perduran las diferencias ya insalvables en el temperamento político de ambos. “Te pido Alberto que uses la lapicera”, le dijo Cristina Kirchner, cara a cara, a Fernández, retomando una definición que había tenido la propia vice en el sentido de que el poder presidencial, “la lapicera” para firmar, en la Argentina es un atributo clave.
Tanto la vice como el presidente destacaron el centenario de la compañía petrolera nacional. Alberto señaló la gran oportunidad presente y futura de YPF y que hoy “tiene récord de producción de gas y petróleo como hacía años no tenía”.
Ambos, a su vez, celebraron el retorno de YPF a manos del Estado, que concretó la entonces presidenta en 2012, luego de la extranjerización de 1998, a manos Repsol, grupo español.
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En su racconto histórico, CFK recordó que el presidente que creó YPF hace cien años, Hipólito Yrigoyen, “lo hizo por decreto porque en el Senado de entonces no tenia los votos”. Y destacó: “Hoy tenemos YPF y nadie se acuerda que había sectores que se oponían a su creación”.
Punzante, CFK enfatizó en la necesidad del pragmatismo en política y de que siempre prevalezcan los hechos por sobre las palabras. En ese tramo, dijo: “Gobernar no es sacarse selfies ni crear eslóganes”.
Fue otra de las definiciones en las que pareció referirse de manera crítica al nuevo concepto que lanzó la Casa Rosada, “Primero la gente”, que hoy domina la publicidad estatal.
Cristina y Alberto se aplaudieron mutuamente en distintos momentos de sus discursos (33 minutos CFK y 19 el presidente). Y se tomaron de la mano cálidamente al final del discurso de la vicepresidenta.
Alberto, quien como máxima autoridad se encargó del cierre del evento, fustigó en varios tramos a la oposición política y mediática: “Hay que recordarles a los argentinos que quienes machacan con su desánimo son los mismos que cuando gobernaron hicieron caer la inversión (de YPF) a la mitad en exploración y explotación de los yacimientos”.
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Siempre según las palabras del presidente, las posibilidades futuras del país son inmejorables: “Contamos con la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo (Vaca Muerta) y también con la segunda reserva de litio de todo el planeta”.
Fernández contó que en su reciente gira por Europa todos los mandatarios que visitó le hablaron de Vaca Muerta, del hidrógeno verde argentino y del litio”.
En tanto, en las primeras filas de una platea compuesta por al menos tres centenares de invitados, se destacó todo el elenco gubernamental de ministros.
También hubo gobernadores de varias provincias (Axel Kicillof, Alicia Kirchner y Mariano Arcioni, entre otros) y senadores y diputados nacionales y provinciales e intendentes de todo el país.
El acto lo abrió el titular de YPF, Pablo González, quien hizo un rápido repaso de la historia de compañía vinculando sus mejores momentos, de mayor producción y bajo endeudamiento, a los gobiernos de matriz nacionales y populares, y contrario, la producción y la actividad de YPF cayó (y aumentó su endeudamiento) cuando dominaron las experiencias políticas de liberales. Con especial énfasis en los últimos cuatro años de gobierno de Cambiemos.
Señales
Al cabo, el aniversario redondo de YPF fue un primer gesto importante para la reunificación del gobierno nacional. La nueva foto de Alberto y Cristina no resuelve las diferencias de manera definitiva en el Frente de Todos (FdT), pero al menos abre un punto de partida hacia un juego político más coordinado en el presente y hacia el futuro inmediato.
Si Fernández usará o no la lapicera con mayor pragmatismo y contundencia, como le sugiere su vice y mentora, está por verse. La evocación “al primer presidente nacional y popular votado en las primeras elecciones libres de la historia nacional”, como le prodigó Alberto a Yrigoyen, y el uso del recurso del decreto presidencial (lo contó Cristina) para crear —nada menos— que la empresa más importante del país, dejaron la tensión en el aire de la gran nave de Tecnópolis. El final de la historia, como tantas veces, quedó abierto.