La diferencia abismal de jerarquía de los actores políticos dentro del variopinto Frente de Todos (FdT) se pudo disimular, un tiempo, pero a la larga la verdad emerge, desnuda, irrefutable: se lleva puesto lo superfluo, y acomoda a los jugadores en su dimensión histórica real. Un (ex) ministro de un gobierno con crisis de liderazgo, Matías Kulfas, creyó que tenía margen político para operar por whatsapp una respuesta descalificadora contra Cristina Kirchner. Todo a propósito de su intervención el último viernes en Tecnópolis, por los 100 años de YPF: CFK se expresó con precisión y firmeza; aunque desafiante, fue a la vez cálida, y lo hizo de manera pública y en vivo ante millones de argentinos, sobre la presunta tibieza del presidente para tomar decisiones a favor de las mayorías. La vice quiere que Alberto use la lapicera, y firme los decretos que tenga que firmar (tal cual lo hizo Hipólito Yrigoyen cuando creó YPF en 1922, que tuvo que recurrir al decreto presidencial porque “no tenía los votos en el Senado”)
El mecanismo de distribución de declaración políticas por teléfonos celulares a un grupo de periodistas amigos (la misma declaración, y de manera simultánea), con la única precaución de colocar en la parte superior del texto la aclaración “esto es un off” desde ya no cumple con el formato de un verdadero “off de récord”, tal cual se conoce ese insumo informativo en la jerga periodística. El “off” refiere, como su nombre lo indica a “grabador apagado”, una expresión algo metafórica a través de la cual una fuente informativa relevante (no cualquier fuente) conversa personalmente con un periodista con el que construyó una confianza a lo largo del tiempo, y le brinda una información que puede publicar a condición de no citar la fuente que se la proveyó.
Desde ya, en el “off de récord”, tampoco es estricto ni necesariamente relevante que los dichos de la fuente privilegiada sean grabados o no por el periodista (grabador, teléfonos, etc) o recabados en una libreta de anotaciones, o simplemente retenidos en la memoria del que pregunta. Lo que no debe quebrarse en el pacto entre dos del off es la veracidad conceptual de los dichos, que no deben ser utilizados de un modo confuso o contrario al sentido de que fueron expresados, y debe mantenerse a raja tabla la reserva de la fuente que lo proveyó. Como resulta obvio, no existe el “off” en cadena, para muchos a la vez, mismo texto, y por una plataforma telefónica.
El “off” es artesanal y personalizado, porque justamente profundiza el detalle de la información ofrecida en función del vínculo de confianza fuente- periodista pacientemente constituido con antelación. Por lo demás, no cualquier información califica para “off”. Requiere de una debida relevancia, y concordancia entre el contenido y quien la da a conocer.
¿Puede Kulfas, un funcionario sin votos, sin construcción política propia, sin ningún vínculo con el afecto popular conocido (ni por conocer) desafiar por whatsapp, con una cuenta oficial del ministerio, los dichos de la dirigente política más relevante del país, tras su intervención junto al presidente ante la mirada de millones de argentinos? Si no fuera que sucedió realmente en la Argentina, tal vez la historia podría ser un buen chiste.
Como era de prever, a las pocas horas del pretendido “off” en cadena para un grupo de amigos que hizo circular el equipo de comunicación de fallido Kulfas, le salió a contestar el titular de la empresa “Energía Argentina” (ex Enarsa), refutando aspectos técnicos de los dichos del ahora ex ministro, y tras cartón, el twit de Cristina, un penal fuerte y al medio, y sin arquero: “Muy injusto y, sobre todo, muy doloroso que este tipo de ataques lo ejecuten funcionarios del propio gobierno del FdT. Lo peor de todo, sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas. Con errores y aciertos, siempre hablé y actué de frente. Penoso” fue el remate final de Cristina Kirchner.
Alberto Fernández desactivó en pocos minutos la bomba que no podía esperar, y separó a Kulfas. Con llegada de Daniel Scioli al ministerio de la Producción y de Agustín Rossi a la Secretaría de Inteligencia, el gobierno nacional gana musculo político y empieza a construir una oportunidad para revertir el mal momento que atraviesa.