Para este Central de Miguel Angel Russo, la historia de siempre en esta Copa de la Liga: la necesidad de lograr un buen resultado que le permita dar un salto pronunciado en busca de los objetivos trazados, por eso los tres puntos de este domingo ante Argentinos Juniors, en el Gigante, tendrán un valor superlativo en pos de acercarse al lote de los cuatro primeros de la zona A y, por supuesto, para acentuar el lugar entre los clasificados a la Copa Sudamericana. Logrando un triunfo se meterá (provisoriamente) en zona de Copa Libertadores, pero como alguna vez dijo Mostaza Merlo, “paso a paso”.
Central tiene la ventaja de que los puntos que lo separan de los primeros cuatro de la tabla son apenas dos (dependerá de los resultados de los demás equipos), pero también tiene una contra y es que cada vez son menos los partidos que quedan para esa escalada que todos en Arroyito tienen entre ceja y ceja.
Imposible soslayar otro de los puntos que, a priori, juega a favor del canalla. Es que el choque contra el bicho de La Paternal será en el Gigante, donde Central ya dio sobradas muestras de sentirse a gusto. Mantener el invicto implicará cuanto menos sumar, pero en esta ocasión más que nunca se topará con la obligación de hacer pesar la localía, para poder meterse en el bolsillo el premio completo, es decir, los tres puntos.
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El último partido de Central en el Gigante fue empate, frente a Vélez. Esta vez va por los tres puntos.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
El torneo está entrando en un terreno en el que a todos los equipos se les presenta la necesidad de empezar a hacer cuentas y Central no es la excepción a la regla. No hay una matemática que resulte implacable, pero sí indicios respecto a una cantidad mínima de unidades que deberá lograr.
Por eso, la apuesta que deberá hacer no contempla ir por la vía de una chance, sino que la misma debiera contemplar meter el pleno que le significaría hacer valer los números por encima de todo, pero también fortalecer el ánimo para esa recta final de tres encuentros que le quedarán por delante.
El antecedente que acarrea no es el más esperanzador de todos. Es que los 90 minutos que protagonizó en cancha de Instituto sólo le sirvieron para mantener la expectativa, que no fue poco, pero sí insuficiente en relación a lo que se imaginaba en la previa.
Y ese no haber colmado todas las expectativas en el último partido encierra también el aspecto lúdico, porque el juego estuvo lejos de lo esperado y partiendo desde esa base está claro que deberá meterle una marcha más.
Pero en esa rueda que gira sin parar entre la fortaleza de local y la endeblez de visitante, Central vuelve a jugar donde viene de sacar siete de los últimos nueve puntos (triunfos ante Newell’s y Huracán y empate contra Vélez), alcanzando ese mínimo de rendimiento que al menos le alcanzó para que la cosecha fuera fructífera.
A este Central le es imposible separar la paja del trigo respecto a los objetivos que tiene en la mira, porque el logro de uno lo llevará a otro. Sí podría darse que termine clasificando a la Copa Sudamericana y que los puntos no le alcancen para meterse entre los cuatro primeros de la zona A, pero al revés no hay dudas de que si accede a los cuartos de final de la Copa de la Liga, las unidades que obtenga lo pondrían en la conversación seria de la Copa Libertadores.
En otro contexto el análisis podría apuntar a la necesidad de un crecimiento en el rendimiento para que resulte más sencillo el trayecto a los puntos y pese a que restan sólo cuatro partidos igual sonaría lógico razonarlo de esa forma, pero frente a tan poquitas fechas el resultado lo será todo. No importará demasiado si gana con lo justo como lo hizo en el clásico o ante Huracán en la medida que logre sumar de a tres.
Para Russo hay una forma de jugar ya establecida de este equipo, más en condición de local, y por eso es difícil que sorprenda con algún otro formato. Y en ese contexto el canalla irá por un paso clave, antes de posar la vista en Barracas Central, River y Arsenal. Ahora es Argentinos Juniors, es la ratificación de la localía y es la necesidad de sumar de a tres.