La vuelta de la discoteca Space es un hecho que revoluciona tanto a Echesortu -donde funcionaba la disco, en el corazón del centro comercial de calle Mendoza- como a la ciudad en general. Luego de que se anunciara el homenaje, que es organizado por el municipio y se desarrollará este sábado en la puerta de lo que fue el boliche, comenzaron a aparecer anécdotas, recuerdos y hasta objetos atesorados por quienes vivieron de primera mano la "experiencia Space". En este marco, surgieron los nostálgicos que confesaron sus indescriptibles sensaciones hacia un lugar que consideran de culto, que recordaron la emoción del cierre y que conservan decenas de recuerdos físicos del boliche: es el caso de Oscar Militello, el "coleccionista no oficial de Space" que tiene tarjetas, invitaciones, afiches, llaveros, vasos, remeras, gorros y calcomanías. Todo para ver.
“Lo viví todo a Space, vivía a una cuadra y media. Era como mi segunda casa”, recuerda Oscar, hoy a cargo de shows y eventos, quien asegura que “fue el mejor boliche de Rosario, el primer láser en América Latina. Para mí, Space es un sentimiento inexplicable. El que lo vivió, lo sabe”. Y no duda en tildar de “sacrilegio” la posibilidad de que la bola de espejos de su adorado boliche pudo haber terminado en la basura, como contó La Capital este miércoles.
Incluso, recuerda que se encontró con la bola de espejos en pleno trabajo: “Me contrataron para hacer un show en un salón de fiestas infantiles y cuando entro, lo primero que veo es un cartel de pana que dice Space, que era el que estaba arriba de una de las barras de tragos. Y, colgadas, las bochas (bolas de espejos) que decían Space. Pregunté si las habían pintado y me dijeron que las habían traído del boliche. No podía creer que habían terminado ahí”.
Oscar fue DJ y ponía música en el boliche La Fontana di Trevi (en el segundo piso de la galería Mendoza), pero cuenta que cuando llegó Space todo el barrio cambió por completo, incluso las rutinas con sus amigos: “Ponía música los domingos en la matiné y abajo estaban los juegos electrónicos. Nos juntábamos ahí los días de semana y después, los findes, tocaba boliche. Cuando llegó Space, cambió todo”. Al punto que La Fontana tuvo que cerrar.
De todas las veces que asistió, Oscar fue juntando los elementos que repartían en la disco durante más de diez años: “En cada fiesta regalaban vasos, llaveros, calcomanías, remeras, gorras; siempre había algo. Las fui juntando por juntar y algunas cosas las perdí entre mudanzas”, admitió.
Soda Stereo y el último baile
Oscar tiene grabada dos noches en su memoria de todas las veces que fue a Space: la presentación que hizo Soda Stereo ("ese día, explotó", dice) y la última noche de la discoteca antes de pasar a llamarse El Templo.
“En Space te conocías con todos. El último baile, en noviembre de 1998, pasó algo espontáneo que marca cómo era el lugar: toda la gente se agarró de las manos y lloró en la pista. No creo que haya habido un boliche así, la gente pasa por ahí y no se olvida”, recuerda, y agrega: “Puse música en muchos lugares, fui a muchos boliches, pero nunca viví algo como lo que viví en Space. Tengo 58 años y no se olvida más”.
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Oscar confiesa que muere de ganas por ir el sábado a rememorar la época de Space, aunque está viendo si puede acercarse un rato porque tiene mucho trabajo por delante: es representante de shows en vivo y la reciente reapertura de discotecas motivó la reactivación de su trabajo. “Tengo unas ganas bárbaras de ir, pero tuve una catarata de llamados para trabajar. Hay que recuperarse después de 19 meses”, manifiesta.
Como él, muchos están esperando al sábado a la tardecita para volver a vivir, aunque sea por tres horas, la magia y las sensaciones que Space les dejó impregnados de por vida.