Clementina Battcock es argentina pero hace veinte años vive en México y ha contribuido desde un rol protagónico en los desarrollos históricos de ese país. Su exitosa carrera profesional la llevó liderar diversos proyectos de investigación nacionales e internacionales. También es autora de numerosos textos y una incansable promotora de la difusión y divulgación de la historia mediante la organización de eventos académicos y de actividades que promueven la socialización del conocimiento contenido en importantes corpus documentales. En sintonía con ese espíritu, Battcock viene colaborando de manera constante en los ciclos conmemorativos por los quinientos años del complejo proceso conocido como “la Conquista de México”. En este marco, ha participado en numerosos eventos académicos y coordina proyectos como Textos, voces e imágenes de la conquista, presentado el 13 de agosto bajo el formato de una exposición digital localizada en la plataforma mexicana Memórica, auspiciada por la Presidencia de la Nación.
Clementina nació junto al mar, en Necochea, y vivió largo tiempo en Rosario, donde estudió en la Escuela Normal N° 2 y en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, lugar del que egresó como profesora y licenciada en Historia. Viajó a México a realizar estudios de posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras y en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Unam, donde obtuvo sus títulos de posgrado y fijó residencia. Su último libro condensa las investigaciones que reparan en el destacado rol de las mujeres en la antigüedad mexicana. En estos momentos forma parte del equipo ítalo-mexicano que está filmando una película que tiene al maíz y al caco como protagonistas. Producida junto a la universidad IULM de Milán, está recorriendo diferentes regiones mexicanas y, desde Tabasco, se comunicó con Cultura y Libros.
—En segundo año de la carrera de Historia cursaba varias materias del mundo antiguo y me di cuenta de que quería dedicarme a trabajar con esas sociedades de Perú o México y, luego de graduarme, viajé a México a realizar una maestría y luego el doctorado. El choque fue muy fuerte porque el sistema del posgrado de historia en la Unam es escolarizado y tuve que tomar cursos obligatorios y otros más para poder entender y acercarme a examinar la documentación con la que tenía que trabajar, que estaba toda en lengua náhuatl. La inserción en el ámbito académico fue fluida porque reconocieron mi licenciatura sin tener que cursar el año obligatorio que exige la universidad a otros extranjeros. La Unam fue un mundo nuevo para mí, desde la relación con mis compañeros de diferentes partes del mundo hasta el shock de tener profesores que hoy son amigos y que había leído cuando estudiaba en la Facultad de Humanidades en Rosario.
—Entre todos los reconocimientos que tuviste estos años, ¿cuáles destacás y por qué?
—Hoy, del que me siento más orgullosa es ser la coordinadora general del proyecto Textos, voces e imágenes de la Conquista porque es la voz oficial del Estado mexicano. Me honra mucho que me hayan elegido entre tantos mexicanos y consideraran que fuera la indicada para liderar esta propuesta. Otro proyecto que me emociona es Crónica mexicana, donde fui coordinadora de una plataforma electrónica de documentación, un trabajo de alta tecnología nunca visto y de gran impacto internacional en el que trabajaron conjuntamente México y Japón.
Imagen 4.- Batalla en Tenochtitlan, los mexicas toman el pendón de Cortés, Códice Azcatitlan, lám. 23b.png
Batalla en Tenochtitlán, los mexicas toman el pendón de Cortés, Códice Azcatitlan, lám. 23b.
—¿Por qué es tan importante como fecha el 13 de agosto de 1521 y qué actividades se realizaron al cumplirse, hace poco, doscientos años de esa fecha?
—El 13 de agosto es significativo porque ese día se conmemora la caída de México Tenochtitlán, es decir, la victoria de los españoles sobre la sociedad tenochca. Entre las diversas actividades que se llevaron a cabo, ese mismo día se abrió el sitio electrónico Memórica, auspiciado por la presidencia de México. Al mismo tiempo, se realizó una serie de conferencias académicas y de divulgación sobre este aniversario tan importante que se pueden encontrar en su sitio web y en las redes (https://memoricamexico.gob.mx/es/memorica/home#landing / https://www.facebook.com/MemoricaMexico/)
—¿Con qué archivos trabajás habitualmente y qué te sucede al abordar esas piezas documentales cargadas de información pero también de esteticidad?
—Trabajo con diferentes documentos éditos e inéditos que están dentro del Archivo General de la Nación, del Instituto Nacional de Antropología y con códices publicados. Ese cruce de información es importante ya que al traducir el náhuatl del siglo XVI tenemos algunos rastros de ese pasado mesoamericano pero solo rastros, porque es imposible acceder al pasado mesoamericano. Por ejemplo, cuando uno trabaja con el Códice Florentino surge el nombre de fray Bernardino de Sahagún, un franciscano evangelizador del siglo XVI. A partir de los nuevos estudios y del análisis de este documento se ha descubierto que hay láminas pintadas con material europeo mientras que otras, que poseen un simbolismo más “sincrético”, fueron pintadas con elementos mesoamericanos. Es decir, a partir de viejas tradiciones llevadas a cabo por los tlacuilos, que serían los pintores en la traducción indígena.
Imagen 4.- Enfermos de viruela, Códice Florentino, Lib XII, fol. 53v.png
Enfermos de viruela, Códice Florentino, Lib XII, fol. 53v.
—¿Hay alguna estrategia en juego?
—Lo que vemos en ese texto/soporte es un doble mensaje. Por un lado, que en determinadas temáticas los tlacuilos utilizaban pintura europea y se sabe que fueron veintidós por el tipo de pinceladas. Por otro, cuando hay temas más asociados al mundo mesoamericano como el sol, el nacimiento o los vínculos con la tierra, los materiales con que se pinta son originarios de estos pueblos. Por ejemplo, se advierte la utilización de lo que conocemos como turquesa maya, el ocre, el blanco, el color tiza, el rojo proveniente de Oaxaca. Podemos decir que se trata de otro tipo de lenguaje escondido a la censura franciscana. En este sentido, una de las cosas más valiosas es advertir el valor de pintar, especialmente algunos temas, y descubrir estas cosas me parece muy importante cuando se trabaja y aborda este tipo de documentación.
—En tus últimos trabajos te centraste en las mujeres del México antiguo. ¿Con qué sorpresas te encontraste al investigar y comprobar su papel protagónico? Señalás a Malitzin, Ilancuéitl, entre otras, como casos emblemáticos: ¿cuáles son singularidades?
—Me sorprendí cuando advertí el silencio que pesaba sobre ellas y, cuando eran mencionadas, se las trataba como traidoras o “mujeres de...”. A partir de esto, decidí hacer lo contrario y abordarlas desde la complejidad de sus propias sociedades y como agentes políticos preponderantes ya que son ellas las que permiten realizar alianzas o ubicarse en el nuevo orden imperante. El desafío y la propuesta de mi último libro responden a esta necesidad de tornar visible el rol femenino, a las mujeres. No trabajo desde el lugar del género porque no estoy formada en esa especialidad, pero eso no me impide rastrearlas en diferentes documentaciones como códices pero también historias generales donde aparecen ellas y sus nombres. Fueron registradas porque se trataba de integrantes de la nobleza, presentes a lo largo de muchas de las historias del siglo XVI y XVII. Esto me pareció muy curioso porque durante muchos años pensé que no aparecían nombradas y al volver a hacer una revisión, específicamente para el caso de Ilancuéitl advertí su importancia.
Imagen 2.- Tecuichpo, Códice Cozcatzin, fol. 1..jpg
Tecuichpo, Códice Cozcatzin, fol. 1.
—¿Por qué es tan importante?
—Ilancuéitl no solamente legitima al primer gobernante mexica tenochca sino que le va a dar una impronta única e irrepetible. Además, era una mujer que no podía tener hijos y que en muchas fuentes parece mucho mayor que Acamapixtli. Varias veces se la considera como un hombre por no poder tener hijos, sin embargo, va a tener uno a partir de llevar a cabo ritos elementales como pasar un niño entre las piernas como si fuera a dar a luz y así se convierte en madre, poniéndola en el lugar de dadora de vida. Particularmente, me interesa pensarla en el lugar de la distribución y la reproducción biológica y cómo pone esto en cuestionamiento. Las mujeres que no podían tener hijos aparecen anuladas, especialmente, a partir de la documentación que se empieza a emitir tras las diferentes conquistas de México donde los castellanos y, sobre todo los franciscanos, van a ubicarlas en un lugar negativo.
Imagen 3.- Malintzin, Lienzo de Tlaxcala, Fragmento de Texas.png
Malintzin, Lienzo de Tlaxcala, Fragmento de Texas.
—¿Hay otros casos parecidos?
—Otro ejemplo sobre cómo se anula o califica de manera negativa a una mujer de esos tiempos lo representa la figura de Malitzin, mal llamada Malinche. Un apodo que llegó a convertirse en adjetivo mexicano: el malinchismo (actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio). Eso ha hecho muy mal en diferentes vertientes de la sociedad mexicana pero, además, me parece una injusticia pensar a Malitzin de esa forma porque se trataba de una mujer política, una estratega de su época que conoce no solo el territorio sino las prácticas y, también, conoce algo importante y que maneja muy bien como la lengua: el poder de la palabra. A partir de todo esto, mi propuesta es pensarla como la ideóloga de toda la estrategia que va a llevar cabo Cortés.
1.- Mujer pintora, Códice Telleriano-Remensis, fol. 30r.jpg
Mujer pintora, Códice Telleriano-Remensis, fol. 30r.
—¿No resulta simplista el papel de traidora que se le atribuyó históricamente?
—Claro. Ni ella ni ninguna lo fue porque no hay traidores, hay contextos, hay necesidades y hay intereses. Eso de enmarcarla como mujer traidora, como la amante de Cortés, es pensarla desde el menosprecio y en cómo juega ideológicamente la Iglesia Católica y toda la ideología de los siglos XVI y XVII protagonizada por la monarquía española. Recordemos que se trataba de una monarquía católica y absolutista donde la mujer era descalificada. Mientras tanto, en los registros arqueológicos que tenemos, aparecen muchas mujeres gobernando en el área maya, en sitios como Palenque y otros. Es decir, la mujer no es invisibilizada en el mundo mesoamericano, todo lo contrario, eso se va a producir tras las conquistas y esa es la discusión que propongo.
—¿Estará disponible en Argentina tu último libro: Las mujeres en el México antiguo. Las que hilan, legitiman y renuevan?
—Lamentablemente, el libro en papel todavía no está accesible en Argentina por todas las limitaciones que ha impuesto el Covid. Sin embargo, en septiembre está pensada la presentación de manera virtual en la Feria del Estado de Nuevo León, Monterrey. También se presentará en diferentes ferias internacionales que se realizan desde el año pasado en México pero de forma virtual. Por supuesto que estamos esperando la rápida publicación de manera electrónica y una futura traducción al inglés. En el libro hay imágenes de códices e interpretaciones, es una propuesta para visibilizar a las mujeres nahuas y romper el esquema que les dieron y el lugar en que las posicionaron dentro de las crónicas, señalando que no tuvieron ese rol pasivo que les atribuyeron y ponerlas en su justo lugar. Por eso son las que hilan, legitiman y renuevan.