Sobre todo, en un punto clave: cómo cabalgar los inevitables conflictos de la política. En particular, con jugadores pesados del Círculo Rojo. Algunos, como Arcor, que tienen amplio margen de maniobra para fijar los precios de los productos de la mesa de los argentinos, y otros, como Techint, que crecieron al amparo del Estado y usaron la obra pública como trampolín para saltar al escenario global. Justamente, el holding manejado por Paolo Rocca aparece en el mensaje de WhatsApp de la discordia, en una acusación que deja al kirchnerismo en el incómodo lugar de explicar si se amañó una licitación para favorecer al grupo ítalo-argentino con sede en Luxemburgo.
En el fondo, el problema es que ni el esquema de más palos que zanahorias del cristinismo ni la diplomacia de cuchillo y tenedor del presidente y Martín Guzmán lograron soluciones de fondo para dos problemas cíclicos de la Argentina: la escalada de los precios y la escasez de dólares. Con un agravante: la invasión de Rusia a Ucrania abre una gran ventana de oportunidad para ensanchar el caudal de exportaciones en un mundo sediento de energía.
Más allá de las ya sobreinterpretadas caras y frases del presidente y la vice en el predio de Villa Martelli, la pregunta al terminar el viernes era si la movida por los 100 años de YPF marcaba un punto de inflexión o, por el contrario, el Frente de Todos continuaba su larga agonía.
“Las grandes peleas que tenemos que dar, como contra la inflación, están muy relacionadas con las expectativas. Eso requiere autoridad, que no es gritar y pegarle a la mesa, es generar confianza, mostrar cohesión y unidad”, dijo después del acto un dirigente de una tribu cercana al presidente.
Ni el esquema de más palos que zanahorias de Cristina ni la diplomacia de cuchillo y tenedor de Alberto solucionan los problemas cíclicos del país Ni el esquema de más palos que zanahorias de Cristina ni la diplomacia de cuchillo y tenedor de Alberto solucionan los problemas cíclicos del país
Es justamente lo opuesto a lo que mostró el Frente de Todos en la mañana del sábado. En un momento de extrema debilidad, donde hasta ministros del riñón albertista van a golpear la puerta de la presidencia del Senado, en una nueva concesión hacia Cristina Alberto entregó rápido la cabeza de Kulfas, requerida hace tiempo por el kirchnerismo.
Como signo de los tiempos, Fernández no nombró en su lugar ni a un albertista paladar negro ni a un cristinista, sino a Daniel Scioli. Un pragmático, con vínculos fluidos con el mundo empresario y que al igual que él conoce hace tiempo a la actual vicepresidenta. Eterno optimista, si el viento sopla a su favor el embajador en Brasil puede buscar revancha de la final perdida en el alargue contra Mauricio Macri.
El organigrama empezó a completarse más temprano. Fernández repatrió a Agustín Rossi como jefe de los espías, un cargo reservado para personas de extrema confianza del presidente pero que impone un bajo perfil político. Pese a las heridas que dejó la interna del año pasado en Santa Fe, y teniendo en cuenta el rol que tuvo la AFI en el gobierno de Mauricio Macri, en el entorno del gobernador Omar Perotti no creen que el nombramiento del ex ministro de Defensa impacte en la provincia. “Son andariveles diferentes”, dicen.
https://twitter.com/alferdez/status/1533168345930924032
En el área económica el foco se concentra ahora en Guzmán que, al igual que Kulfas, cosecha más apoyo entre el empresariado que dentro del gobierno. Empoderado y a la vez responsabilizado por el presidente, el ministro de Economía debe lograr resultados, sobre todo en la carrera entre precios y salarios. Justo cuando el trayecto se hace más angosto.
Titulado “Estamos bien pero vamos mal”, el último informe de la consultora M&R, dirigida por Gustavo Marangoni y Fabio Rodríguez, muestra que Guzmán está más que complicado para cumplir en los próximos meses con varios objetivos comprometidos con el FMI en cuanto al ajuste del déficit fiscal (por el crecimiento de los subsidios a la energía y al transporte), el financiamiento del Tesoro y la acumulación de reservas.
Así, Fernández y Guzmán enfrentan varios escenarios que, ya sea porque el ajuste es exitoso en los términos del Fondo, o bien se queda demasiado corto, pueden terminar con una aceleración de los precios y el estallido tan temido. Un detalle: las protestas de los últimos años en la región fueron gatilladas por aumentos de los servicios públicos.
El eyectado Matías Kulfas y el sobreviviente Martín Guzmán, dos de los blancos predilectos del kirchnerismo
Sin querer actuar el papel de Carlos Chacho Alvarez, pero a la vez sin margen para despegarse del presidente que ungió con un tuit en el lejano mayo de 2019, Cristina gasta sus últimos cartuchos ante un final que parece ya escrito.
La pulseada a cielo abierto en el peronismo es también sobre los tiempos: mientras Cristina ve que el capital político se licúa y los meses se agotan para recuperar el poder adquisitivo de los salarios, Alberto sólo trata de aguantar en su maratón personal. Al igual que en mensajes anteriores, en Tecnópolis ambos Fernández ya abrieron el paraguas ante el regreso al poder de la “derecha maldita”. Para ella, será porque faltó coraje; para él, porque faltó unidad.
La disputa en el peronismo disimula las tensiones en Juntos por el Cambio, donde ganan los partidarios del shock, y los derrapes de Milei La disputa en el peronismo disimula las tensiones en Juntos por el Cambio, donde ganan los partidarios del shock, y los derrapes de Milei
Sin embargo, como sugiere Pablo Touzon en una nota publicada en el sitio Panamá, el peronismo atraviesa una crisis más profunda. “La obsolescencia del peronismo actual se basa en que no constituye ni el partido de la justicia social -visto y considerando los resultados empíricos en la sociedad argentina en los últimos 20 años- ni el partido del orden. Es un peronismo que pasó de resolver las crisis a producirlas, destructor de la gobernabilidad, ya no de la oposición sino de la propia. Hoy el peronismo al que ‘no deja gobernar’ es a sí mismo”, advierte el politólogo, que encuentra en la crisis de la cosmovisión kirchnerista una de las principales explicaciones.
En este marco, la interna del Frente de Todos disimula las tensiones en Juntos por el Cambio, donde hoy los defensores del shock le ganan cómodos a los gradualistas, y las continuas mordidas de banquina del talibán de mercado Javier Milei en temas sensibles como la proliferación de las armas y el transplante de órganos.
https://twitter.com/omarperotti/status/1532448420274884608
Con el 2023 todavía lejano, con escasa claridad sobre cuál será el contorno de las coaliciones, y con poco para ganar en la escena nacional, la mayoría de los actores se enfoca en el territorio. Por ejemplo, legisladores nacionales de todos los espacios políticos se reunirán mañana en Santa Fe con los intendentes Pablo Javkin y Emilio Jatón para reclamar en el Congreso un reparto más equitativo de los subsidios al transporte.
Otros desfilaron esta semana por AgroActiva. Peronistas, radicales, socialistas y macristas peregrinaron hasta Armstrong para tejer relaciones con un sector económico clave en el humor social, la generación de empleo y, cuestión no menor, el ingreso de dólares.
En la Casa Gris también siguen de lejos el proyecto de un grupo de gobernadores peronistas para ampliar la Corte Suprema de Justicia de la Nación a 25 integrantes. “Estamos viendo cómo escala, pero estamos enfocados en las cuestiones fundamentales para la provincia”, aseguran.