Acrecentar la cantidad de dólares en la reservas Banco Central es, fue y será uno de los objetivos primordiales de la coalición gobernante. En momentos de tanta escasez de dólares, es plausible lucubrar que el Ministerio de Economía seguirá utilizando su mix herramental. Aplicando por un lado, el ajuste fiscal ortodoxo que el FMI recomienda y devaluando al peso a un ritmo que acompaña los márgenes de las valuaciones inflacionarias.
Viendo las cotizaciones del dólar ilegal o llamado paralelo a lo largo del año, resulta evidente el compromiso del gobierno de no dar un salto devaluatorio grande que agrave los problemas económicos del ciudadano de a pie. El valor del dólar ilegal se ubicó a inicios del 2022 en los 208 pesos y a final del año arribó los 350 pesos. Es decir, que el costo de adquirir la moneda estadounidense creció un 68 por ciento mientras que el costo de vida se acrecentó en torno al 90 por ciento.
Por otro lado, seguiremos siendo testigos de la recurrencia al instrumental heterodoxo para administrar la escasez de dólares acompañado de acciones políticas concretas. El acuerdo sobre la información financiera, para facilitar la implementación de la Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras, alcanzada entre el ministro Sergio Massa y el gobierno de los Estados Unidos navega por aquellos canales.
El Programa de Incremento Exportador (PIE), padre del dólar soja, es otra consecuencia de la escasez crónica de divisas que el país enfrenta. En su primera edición, el programa fue catalogado de exitoso por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo. El triunfalismo del Secretario se debe a que se logró destrabar los granos retenidos, en forma de chantaje, por el sector.
El dólar soja consiguió así exportaciones récord por 8.123 millones de dólares. El gobierno espera que en esta segunda edición, con fecha de cierre en los últimos días de diciembre, las liquidaciones se encuentren un escalón por debajo de su antecesora, se aguardan negocios por alrededor de los 3.000 millones dólares.
Pese a ellos, la sequía preocupa. La Bolsa de Comercio de Rosario estima para el periodo enero-diciembre del próximo año una fuerte caída en la liquidación de divisas con tres escenarios posibles, en el mejor de los supuestos expuestos la pérdidas sería de 9.570 millones de dólares.
La falta de divisas pone en peligro el crecimiento económico, o al menos tiende a desacelerarlo. El desarrollo productivo consume divisas, y tarde o temprano la restricción externa volverá a decir “presente.
Hasta hoy, la poca disponibilidad de divisas pudo ser un obstáculo peligroso pero no definitivo para el crecimiento económico, según datos del Banco Mundial, la actividad económica argentina se ha recuperado más rápido de lo esperado tras el traspié de la pandemia, en 2021 el país se sobrepuso con un incremento del 10,4 por ciento del PIB, luego de una caída de 9,9 por ciento en 2020. Para el mes de octubre de 2022, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una variación de 4,5 por ciento respecto al mismo mes de 2021.
Argentina atraviesa una senda de crecimiento económico de dos años completos. La Invasión de Rusia a Ucrania, sumaron baches al desenvolvimiento internacional de la política Argentina, pero también lastimaron las cuentas y proyecciones públicas del gobierno. El efecto de la guerra se hizo sentir por mayores gastos de gas, fertilizantes, logística y fletes. Obstáculos que restaron unos 5.000 millones de dólares a las reservas del Banco Central.
Amén de todos los escollos, la creación de empleo en el sector privado reflejó el incremento productivo de la post pandemia. De acuerdo al análisis sobre la situación del empleo registrado privado realizado por CEPA, en los últimos meses de este año se ha recuperado gran parte de los puestos de empleos destruidos en la crisis del gobierno de Cambiemos. De los 292 mil puestos eliminados a febrero de 2020 se lograron recomponer 245 mil. Resta, aún, recuperar 47 mil puestos para alcanzar los niveles de empleo previos al desastre cambiemita.
En cuanto al salario, el “combate” a la inflación parece ser la principal política de ingresos encarada por el ministro. El ministro dejó atrás el dogma de no intervención en el mercado de productos de consumo masivo y al programa de Precios Justos. El 4,9 por ciento de inflación en noviembre pareciera avalar esta decisión.
En términos de distribución las prenociones mainstream aún pesan fuerte en el equipo ministerial. Se desoyeron las propuestas abiertas por el kirchnerismo de subir el piso de ingresos a través de una suma fija y se relegó la suerte del aumento salariar a inconexas paritarias sectoriales. Los últimos meses de elevada inflación pegaron en todos los segmentos del mercado laboral, pero su impacto en los no registrados fue, como siempre, el más significativo. Estos perdieron un 15 por ciento desde marzo del 2021.
Asegurar dólares para aceitar el crecimiento, es sin duda la tarea principal del gobierno si intenta llegar ordenado a fines de año próximo. Pero si se quiere que un miembro de la coalición tenga chances electorales, reponer salarios deberá ocupar el primer lugar en el ranking de los objetivos a alcanzar.