En las últimas horas otro agente de la Policía de Santa Fe fue detenido en el marco de la investigación por defraudación al Estado y falsedad ideológica, una causa que ya tenía 16 personas, entre uniformados y civiles, en prisión. El gobierno provincial calcula que perdió unos 45 mil millones de pesos.
El fiscal José Luis Caterina ordenó la detención de Juan H. subinspector de la Policía de Santa Fe por sus vínculos con la investigación por Malversación de caudales públicos, Defraudación a la administración pública, y Sustracción de caudales, una causa más conocida por el desmanejo de dinero destinado al pago de combustible de vehículos de la fuerza policial de la Unidad Regional II.
El subinpescto, que prestaba servicios en el Escuadrón de Caballería y Sección Perros de Rosario, será llevado a audiencia imputativa, que se desarrollará en los próximos días en el Centro de Justicia Penal de Rosario.
Con la detención de Juan H. ya son 17 los detenidos por esta causa. Son catorce policías y tres civiles. El último aprehendido aún no fue imputado, mientras que el resto ya pasó por ese proceso y cumplen una prisión preventiva de seis meses. Además, hay una imputada María Fernanda D.F. que recibió reglas de conducta como una firma quincenal en sede judicial, prohibición de acercamiento y contacto por cualquier medio con los demás imputados en la presente causa, constitución de domicilio el cual no podrá variar sin previa autorización judicial por el plazo de ley.
La causa
La primera audiencia imputativa se dio a mediados de mayo. En su exposición ante el juez Gustavo Pérez de Urrechu el fiscal Caterina explicó cómo se originó la investigación hace diez meses. Un anónimo enviado por correo postal ofrecía apenas una muestra del negocio que luego se detectó en la pesquisa, con seguimientos a patrulleros, informes de Asuntos Internos e intervenciones telefónicas. También dio cuenta de los roles y delitos que se les imputan a cada uno de los acusados así como de las maniobras, de las que participaban empleados de la estación de servicios Puma de Ovidio Lagos al 3900, cercaba a la Jefatura.
Caterina planteó que se detectaron tanto actividades de sobrefacturación como el cobro de cargas de combustible inexistentes: más de ochenta patrulleros que no estaban circulando cargaban nafta a razón de unos 20 mil a 30 mil pesos casi a diario. Estas prácticas, estimó el gobierno provincial, habrían causado un perjuicio económico de alrededor de 45 millones de pesos mensuales.
Los policías fueron imputados por delitos que incluyen cohecho, peculado de caudales público y defraudación agravada por afectar a una administración pública, en algunos casos como coautores y en otros como partícipes primarios, según las atribuciones específicas. Pertenecen a distintas áreas de la fuerza, lo que da cuenta de un armado transversal de las maniobras.
Quienes son los imputados
Entre los acusados se encuentran el subcomisario de Garage de la Unidad Regional II, Gerardo Ramírez; el jefe de la Secretaría Privada de la Jefatura, comisario superior Rodrigo Domínguez; el jefe de la sección Caballería y Perros, Fabián Darío Fantín; su subjefe Mario Brest, y el jefe de la Brigada de Orden Urbano, Juan Pablo Pigozzi.
Por debajo fueron implicados los inspectores Juan Alberto Villordo, responsable del combustible para Brigada Motorizada, y Nancy Plomer, jefa de la sección Ficheros al interior División Personal. Se suman los subinspectores Franco Cuesta, encargado del combustible de la Policía de Investigaciones; Sergio Darío López del Comando Radioeléctrico; Javier Arce del Cuerpo Guardia de Infantería; Jorge Delgado, encargado de combustible de la División Logística; Fernando Ceballos del Grupo Táctico Multipropósito y Gustavo Bazán de Garage Oficial.
Los cuatro civiles sospechados pertenecen la empresa Gas Auto Tiferno S.A., que gestionaba la estación Puma Son la presidenta del directorio, Mónica Bianconi, el director suplente Oscar Coullery, el encargado Daniel Reynoso y la empleada administrativa María Fernanda De Franco, la única entre los 17 imputados para quien el fiscal no solicitó una medida de prisión preventiva.
Caterina considera a este grupo como presuntos partícipes de los delitos de peculado, defraudación agravada y cohecho activo. Cada quince días, planteó, entregaban dinero en sobres de papel madera a distintos jefes de la fuerza que pasaban a retirar las dádivas por la estación de servicios Puma —ahora cerrada— de Ovidio Lagos al 3900. Era el dinero que recaudaba la estación por esta maniobra.
Cómo se gestó la investigación
En su planteo, el fiscal explicó que el punto de partida de la investigación fue un anónimo que llegó a su oficina el 10 de julio de 2024 a través de correo postal donde se manifestaba que varios empleados policiales estaban realizando negocios y enriqueciendo su patrimonio con el combustible de los móviles. Por fraudes similares en el pasado, la recarga se realizaba mediante el sistema Visa Flota.
En septiembre del año pasado, indicó el fiscal, la unidad de Asuntos Internos presentó informes sobre verificaciones en la sección Garage Oficial, a cargo de Ramírez, en la cual se detectaron inconsistencias en carga de combustible en móviles del Comando Radioeléctrico. Además se realizó un seguimiento aleatorio por GPS de los patrulleros. Se descubrió que solían posicionarse en la estación de servicios Puma, pero en horarios distintos a los que se consignaban en las facturaciones.
Las unidades relevadas cargaban más nafta de la que gastaban, unos 14 litros por cada cien kilómetros, cuando deberían haber gastado, en promedio, unos 8 litros por esa distancia. El seguimiento a un auto Fiat Cronos elegido como patrullero testigo arrojó un desfasaje entre el kilometraje y el consumo: había facturado 170 litros por encima de lo necesario para cubrir su recorrido. Además, se descubrió que algunos vehículos en desuso aparecían en las listas de carga de combustible.
En un paso siguiente de la pesquisa se constató que varios funcionarios de distintas áreas de Jefatura iban con frecuencia a la estación de servicios Puma, pero esas visitas no se correlacionaban con las cargas mediante la tarjeta Visa Flota.
Se dispusieron entonces escuchas telefónicas. Del comisario Ramírez, jefe Garage y por lo tanto encargado de recibir y administrar el dinero de la provincia para la carga de combustible; de Sergio López, a cargo del abastecimiento de los móviles del Comando Radioeléctrico, y de su pareja Nancy Plomer, cuya área de trabajo no estaba vinculada a los vehículos. Surgió así que López —según la pesquisa— confeccionaba y rendía planillas de combustible a la estación “manipulando tickets”. Frases como “¿cuánto le juntaste?”, “terminé de firmar los papelitos” o “hay que meterle ganas” son algunas de las detectadas en conversaciones que aluden al negocio de manera explícita.
También se dispusieron intervenciones, con resultado positivo, entre los civiles ligados a Gas Auto Tiferno. En un seguimiento en terreno fueron fotografiados distintos jefes que entraban a las oficinas de la estación Puma y salían con sobres de papel madera o pequeñas cajas en la mano. Fue el caso, según el fiscal, de Ramírez, Villordo, Arce, Ceballos, Delgado, Cuesta, Fantín, Brest y Pigozzi. Este último no fue visto retirando sobres, dijo, pero sí con un vehículo oficial por el que se llegaron a facturar dos tanques por día y además se encontró un postnet en su casa.
El fiscal consideró que, por el volumen de la maniobra y cantidad de actores involucrados, era un “secreto a voces” dentro de la policía. No descartó que la entrega de dinero se haya realizado además en otros lugares dado que Reynoso, el encargado de la estación, contaba con una autorización de ingreso a la Unidad Regional II secuestrada en los allanamientos.