Un poderoso terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter sacudió ayer el Himalaya y dejó más de 1.500 muertos en varios países, sobre todo en Nepal, el más afectado. El ministro de Información nepalí, Minendra Rijal, dijo que en su país murieron al menos 1.457 personas. La cifra definitiva posiblemente triplique, añadió, porque no había noticias de vastas regiones del interior. También los heridos suman miles. En la capital de Nepal, Katmandú, fueron destruidos numerosos edificios y templos, entre ellos algunos declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco. En la vecina India, en la región china del Tíbet y en Bangladesh murieron decenas de personas.
Por el momento no hay registro que haya argentinos entre las víctimas fatales y los compatriotas que viven en Katmandú "están bien", informó el jefe de administración de la embajada argentina en la India, Fernando Toledo.
El funcionario de guardia en la sede diplomática, que tiene representación en el país vecino afectado por el sismo, indicó que hay cinco argentinos que viven en la capital nepalí que fueron contactados personalmente por la cónsul Lucila Caviglia y "están bien". Aclaró que "las comunicaciones son complicadas y hay una terrible conmoción".
En Katmandú, ciudad de unos 700.000 habitantes, las personas salieron a la calle, donde esperaron durante horas por temor a las réplicas. El tráfico en la ciudad se paralizó porque muchas calles quedaron destruidas.
El epicentro del sismo se situó a sólo 80 kilómetros de Katmandú, a unos 18 kilómetros de profundidad, según el Centro de Información Geológica Alemán (GFZ) con sede en Potsdam.
Mientras aumentaban los temores a un desastre humanitario en la empobrecida nación de los Himalayas de 28 millones de habitantes, el gobierno pidió ayuda extranjera. India fue el primero en responder al enviar un avión militar con equipamiento médico y expertos en asistencia en desastres.
El sismo tuvo poca profundidad, lo que intensificó su fuerza destructiva, y derribó edificios, abrió grietas en las calles y llevó a muchas personas a salir al exterior mientras las réplicas sacudían sus dañadas casas.
Temor en el Everest. Un equipo de montañismo del Ejército indio encontró 18 cuerpos en el monte Everest, donde una avalancha desatada por el terremoto arrasó un campamento base. Más de 1.000 escaladores estaban congregados ayer para el comienzo de la temporada anual de subida de la montaña más alta del mundo.
Se estima que unos 300.000 turistas extranjeros están en Nepal para la temporada de "trekking" y escalada de la primavera boreal. Los funcionarios estaban superados por las llamadas de familiares y amigos preocupados por sus seres queridos.
"Estamos enfrentando una crisis tremenda aquí y es incluso difícil evaluar cuál puede ser la cifra de muertos y la extensión del daño", dijo Mohan Krishna Sapkota, otro funcionario de turismo.
Nepal, un país ubicado entre India y China, popular para los turistas aventureros, ha tenido desastres naturales en el pasado. El peor terremoto en 1934 dejó más de 8.500 muertos.
Las avalanchas del Everest, reportadas primero por alpinistas, desataron preocupación por quienes están en el pico más alto del mundo, un año después de que una avalancha masiva dejó 16 guías nepalíes muertos justo sobre el campamento base.
El escalador rumano Alex Gavan dijo ayer en Twitter que había habido una "enorme avalancha" en el campamento base, lo que lo forzó a huir para salvar su vida.
En un tweet posterior, Gavan hizo un pedido desesperado de un helicóptero para que evacue a escaladores heridos. "Muchos muertos. Muchos más gravemente heridos. Muchos morirán si no mandan heli (helicóptero) pronto", dijo.
Otro alpinista, Daniel Mazur, dijo que el campamento base del Everest había quedo "severamente dañado" y que su equipo estaba atrapado. "Por favor recen por todos", agregó en su página de Twitter.
La venerada torre Dharara colapsó en Katmandú cuando el terremoto sacudió la ciudad poco antes del mediodía local. Un policía dijo que hasta 200 personas habían quedado atrapadas en la estructura.
Construida en 1832 para la reina de Nepal, la torre de 60 metros de altura era un punto emblemático que ha estado abierto a los visitantes desde hace 10 años.
En el principal hospital de Katmandú, personas con piernas y brazos rotos estaban siendo tratados de urgencia. Una multitud de voluntarios formó cadenas humanas para despejar el camino a las ambulancias para que puedan trasladar a los heridos.
En distintos puntos de la ciudad, rescatistas buscaban entre los escombros de edificios destruidos, entre ellos templos de madera hindúes.
"Puedo ver tres cuerpos de monjes atrapados entre los escombros de un edificio colapsado cerca de un monasterio", dijo Pant, la turista. "Estamos tratando de retirar los cuerpos y buscar a los que estén atrapados", agregó.
Las réplicas, que continuaban durante la tarde, impulsaron a muchos residentes a quedarse afuera en las calles.
La inestabilidad política debilita la habilidad del gobierno para manejar una crisis.
En 2001, Nepal ocupó los titulares mundiales cuando el entonces príncipe de la corona Dipendra baleó a 10 miembros de su familia, incluido su padre, el rey Birendra Shah, antes de suicidarse.
Una rebelión maoísta posterior tomó el poder, transformó el reino en una república democrática y abolió la monarquía en 2008. Sin embargo, Nepal aún debe acordar una nueva Constitución.