“Nosotros no empezamos haciendo ropa deportiva. Hacíamos prendas de mujer”, recuerda Silvana Dal Lago, fundadora de Sonder, durante su conversación con Tomás Trapé en el ciclo In Situ. Lo dice con una mezcla de orgullo y asombro por lo que fue capaz de construir junto a su familia: una de las marcas deportivas más importantes del país, nacida en Rosario y con fuerte arraigo en el deporte argentino.
Sonder fue fundada en 1990 por Silvana y su marido, Empezaron de abajo, apenas con un pequeño local y una máquina de coser. se empezó a formar su visión”, cuenta.
Embed - Silvana Dal Lago con Tomás Trapé en #INSITU
La reconversión hacia la indumentaria deportiva fue paulatina pero estratégica. “Empezamos a vender ropa para jugadores de vóley. Era algo que no se conseguía fácilmente. Entonces nos pidieron camisetas, luego conjuntos, después buzos”, relata Dal Lago. La apuesta fue crecer de manera ordenada, respetando principios fundacionales: producir en Argentina, generar empleo local y mantener una cultura de empresa basada en el respeto, el compromiso y la cercanía.
“Una empresa es una gran familia”, afirma Silvana, y esa frase resume buena parte de su filosofía de gestión. En Sonder trabajan sus hijos, y siempre apostaron por equipos sólidos y duraderos. “En Sonder hay empleados que están desde el primer día. Y nuestros hijos crecieron con la empresa: los llevábamos de chicos, les enseñábamos desde chiquitos, y ahora ellos están en roles clave”, resalta.
Dal Lago destaca que la compañía nunca dejó de producir en Rosario, incluso cuando la tendencia global era tercerizar en Asia. “Para nosotros era fundamental sostener la producción acá. Tiene un valor simbólico, pero también es una decisión estratégica: sabemos lo que hacemos, lo controlamos, lo podemos mejorar constantemente”, explica.
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En tiempos donde muchas marcas se construyen a fuerza de marketing, Sonder sigue apostando al boca a boca, el vínculo real y la coherencia. “No queremos ser una marca de moda. Queremos ser una marca que represente valores. Que cuando alguien vea una prenda diga: esto es Sonder, esto es confianza”, explica.
Hacia el final de la charla, Dal Lago reflexiona sobre el lugar de las mujeres en el mundo empresario. “No fue fácil. Hace 30 años, una mujer dirigiendo una empresa era algo raro. Pero nunca me dejé llevar por eso. Hice lo que tenía que hacer, como sabía hacerlo”, afirma. Hoy es una referente no solo del sector textil sino del emprendedurismo rosarino.
“Nos costó mucho llegar hasta acá. Y sabemos que puede costar mantenerlo. Pero cuando uno trabaja con convicción, todo se puede”, concluye.