No me gustó el proceso, fue muy discutido, muy duro, pero lo importante es que finalmente se construyó una unidad y que si bien hay muchas discusiones que están ahí de por medio, comparativamente con nuestros rivales, como se está viendo en estos días con la situación de La Libertad Avanza (LLA) y el PRO, que es mucho más caótica. Con discusiones, acusaciones de todo tipo entre los principales actores de gobierno. Estamos discutiendo entre el sector de la hermana del presidente (Karina Milei) y su principal asesor (Santiago Caputo). Lo que estamos viendo es la crisis del sistema partidario argentino, que es lo que explotó en la elección de 2023, cuando ese bicoalicionismo polarizado que se mantuvo con fórceps terminó de estallar y ahora estamos en pleno proceso de qué va a salir después de ese estallido.
Un sistema que estalló
¿Es un estallido de representación ya consolidado o en proceso?
Nadie sabe cómo va a terminar. Explotó eso que se había armado entre Juntos por el Cambio (JxC) y el Frente de Todos (FdT), que fueron las dos grandes coaliciones que estuvieron manejando la Argentina y lo hicieron mal, generando mucha bronca y terminó explotando en 2023. Ahora estamos viendo las consecuencias de ese estallido. Por eso es todo novedoso.
¿Tiene que ver esto con la baja participación electoral que se viene observando desde año desde que se abrió el calendario de votaciones?
Sí, sin dudas. Hay votantes de Milei desencantados y también votantes nuestros desencantados, y con razón, por el pésimo gobierno de Alberto Fernández. Y están los que votaron al gobierno, que creyeron realmente que venían, como decía Milei, contra la casta y no están viendo ese cambio y ahora están sufriendo las consecuencias.
Aún así el oficialismo sigue manteniendo apoyos de un núcleo de votantes consolidados...
Sí, claro, sigue manteniendo un núcleo duro porque finalmente su principal promesa, más allá de que la hizo de una manera que me parece desastrosa, que era bajar la inflación, lo está logrando. Por otro lado, la gente se acuerda de los pésimos gobiernos de Mauricio Macri y el nuestro, con lo cual es lógico que Milei siga manteniendo un nivel de adhesión importante. No me sorprende para nada.
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Foto: Leonardo Vincenti/ La Capital.
¿Cuál debe ser la estrategia del peronismo para volver a atraer esa masa de votantes desencantados?
En primer lugar, como vengo diciendo hace tiempo, hacernos cargo de los errores. Si seguimos diciendo que hicimos todo bien y que lo que pasó fue por alguna otra razón que nadie entiende, la gente no nos va a volver a creer. Creo que una autocrítica pública es necesaria.
¿No observa que haya habido un autocrítica?
No mucha. Entre nosotros hablamos y sí se reconocen muchas cosas, pero me parece que todavía hay más asombro por la derrota y, sobre todo, por la victoria de Milei que hacernos cargo de lo que hicimos mal. Es importante rediscutir muchas cosas. Básicamente, lo que vengo sosteniendo es que el peronismo tiene que interpretar el mundo actual, la Argentina de 2025 y, muchas veces, seguimos usando el cassette o recetas de hace 20 años.
¿Qué es interpretar la Argentina actual?
Hablar de lo que no hablamos. Por ejemplo, del trabajador de plataforma digitales, de los pibes o los tipos que laburan en Uber, Rapi, no querer encuadrarlos, pensar que la Argentina puede volver a ser una sociedad de pleno empleo formal. Tenemos que pensar los desafíos de la inteligencia artificial, tenemos que pensar que, más que discutir un Estado más grande, tenemos que discutir un Estado más fuerte, más capaz.
Cristina habló de adecuar legislaciones sobre los nuevos empleos informales y muchos pensaron que proponía una reforma laboral, que para el PJ es un tema tabú...
Las palabras están cargadas y sí, es medio tabú hablar de reforma laboral en la Argentina porque es sinónimo de quitar derechos. Creo que lo hay que hacer es una reforma laboral en sentido contrario, una modernización para darles más derechos a los que no tienen ninguno, que son justamente esos trabajadores que no tienen nada, y no sacar los que ya lo tienen. Me parece que es el cambio que tenemos que hacer. También tenemos que hacernos cargo, por ejemplo, de que haya orden macroeconómico. Es importante que haya inflación baja y que no haya déficit. Lo que pasa es que tenemos que criticar de la manera en que lo está haciendo Milei, que está destruyendo a la Argentina, pero no por eso no hacernos cargo de que de alguna manera nuestro último gobierno fue demasiado flexible en eso y dejamos generar las condiciones para que apareciera Milei.
¿La unidad del PJ que se se armó para competir en Buenos Aires tiene base sólida, duradera, o es un Frente de Todos capítulo dos?
Espero que sea una unidad duradera, porque el desafío que tenemos en esa elección, y sobre todo en los comicios nacionales de octubre, es intentar que haya la mayor cantidad de diputados, diputadas, senadores y senadoras en el Congreso para pelear contra el proyecto de Milei. Me parece que no es un momento de divisiones, para exacerbar las rivalidades internas. Para eso habrá tiempo. Es un momento de estar unidos frente a un gobierno que quiere arrasar con todo lo que significa el peronismo. Frente a eso, tenemos que estar más firmes que nunca.
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Foto: Leonardo Vincenti/ La Capital.
¿Qué posibilidad tiene el PJ de poder concretar un frente más amplio que contenga a otros sectores no peronistas?
Eso nos va a costar ahora porque el gobierno todavía sigue jugando fuertemente con la discusión kirchnerismo-antikirchnerismo, pero tiene que ser el desafío nuestro hacia adelante. Porque dentro de poco quedará más claro que el que gobierna es Milei, entonces la discusión tiene que ser Milei-antiMilei. Tenemos que construir para la elección presidencial de 2027 un frente que exprese la contracara de Milei, y ahí sí creo que podemos jugar con muchos actores que ahora parecen no querer estar con nosotros, pero con una gran Paso abierta podrían ser parte de ese frente.
Para enfrentar a Milei
¿Qué sectores y qué actores imagina en ese gran frente para el futuro?
Todos los que se sienten incómodos con lo que Milei representa. Los candidatos del radicalismo, del socialismo, incluso algunos que estuvieron cerca del PRO y que no quisieron ser parte de lo que se armó con La Libertad Avanza, que de alguna manera se dan cuenta que los han apoyado solo por el odio a nosotros más que por amor a ellos.
¿Qué cambió, no solo en el peronismo sino para el sistema político, la detención de Cristina?
Lamentablemente, es la continuidad de una política de persecución hacia el peronismo que inició fuertemente el gobierno de Macri, forzando al sistema judicial a tomar actitudes de doble vara. Alguna acusación a un peronista termina rápidamente en procesamiento y los macristas ni siquiera son citados indagatoria. Por qué digo eso, porque me parece que el gobierno de Macri fue el primero que hizo eso. Este (por el de Milei), por ahora, es mejor porque no usó y no presionó a la Justicia para encarcelar a opositores.
Así como en su momento no se entendió la interna en el Frente de Todos, ahora pasa lo mismo con la disputa entre Cristina, La Cámpora y Axel Kicillof.
Son cuestiones que tendremos que poder dirimir de formas más civilizadas y no a cielo abierto. No estamos discutiendo el proyecto de país, es una discusión básicamente de liderazgo y hay que darla con otros modos. Dentro de la dificultad de la crisis que tenemos en el peronismo, me parece también que esta unidad es un paso positivo y no es algo menor.