Pino (Giuseppe) Puglisi, un sacerdote siciliano conocido por su lucha contra el crimen organizado y asesinado por la mafia en 1993, fue beatificado ayer durante una ceremonia en Palermo (Sicilia) en presencia de decenas de miles de personas.
Pino (Giuseppe) Puglisi, un sacerdote siciliano conocido por su lucha contra el crimen organizado y asesinado por la mafia en 1993, fue beatificado ayer durante una ceremonia en Palermo (Sicilia) en presencia de decenas de miles de personas.
El cardenal emérito de Palermo, monseñor Salvatore De Giorgi, representó al Papa Francisco durante el acto, al que asistieron 40 obispos y 750 sacerdotes. Acto simbólico para toda Italia, que contó con la presencia de los ministros del Interior, Angolino Alfano, y de Justicia, Anna Maria Cancellieri.
La ceremonia de beatificación había sido prevista inicialmente en un campo de fútbol pero fue trasladada a una explanada junto al mar, para dar cabida a los miles y miles de personas.
"La beatificación de Don Puglisi es el regalo de Dios más esperado por toda la Sicilia. Al cumplirse 20 años de su asesinato, Don Puglisi sigue hablando. Habla aún más fuerte", afirmó el ex arzobispo de Palermo, citado por el Osservatore Romano.
Sin embargo, Gaetano, el hermano de la víctima, dijo en un libro reciente que hubiera preferido verlo vivo en lugar de verlo beatificado. "La Iglesia lo beatificó hoy pero cuando necesitaba ayuda, no había nadie".
El centro comunitario creado por Puglisi sigue siendo objeto de ataques. El mes pasado, el área donde será construida una iglesia en su honor fue quemada.
"Don Pino", sacerdote de San Gaetano en el barrio Brancaccio de Palermo, muy popular entre los jóvenes por su lenguaje directo, fue asesinado el 15 de septiembre de 1993, el día que cumplía 56 años, de un tiro en la nuca.
"Los esperaba". "Los estaba esperando", les dijo el sacerdote, con dulzura, a quienes fueron a ejecutarlo, antes de morir en el umbral de su casa. Así consta en el testimonio de los asesinos en el juicio.
La Cosa Nostra que controla Brancaccio lo había amenazado de muerte porque el nuevo párroco no sólo quería romper el ciclo de opresión y asesinatos sino, sobre todo, porque dificultaba la captación de jóvenes "soldados". Lo asesinaron delante de su casa, al estilo mafioso, como "lección" para quienes se resistiesen al clan. La gente pasaba a su lado mientras se desangraba, sin atreverse a ayudarlo, pues la Cosa Nostra lo ve todo. Ninguna autoridad civil asistió a sus funerales.
El padre Pino Puglisi había explicado su lucha en nombre de la "verdad" del Evangelio: "Si Dios está de nuestro lado, ¿quién podrá estar en contra nuestro? No tengo miedo de morir, si lo que digo es la verdad".
Dos padrinos de la mafia, Filippo y Giuseppe Graviano, autores intelectuales del crimen, fueron condenados a cadena perpetua en 2001 y 1999, al igual que los autores materiales.
La lucha del cura de Brancaccio, apoyada por el arzobispo Salvatore Pappalardo, sirvió de ejemplo a otros sacerdotes de Calabria, en la región de Nápoles.
"Hubo clérigos que se comprometieron con la mafia pero hay otros, como Puglisi, que la combatieron", declaró este sábado el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando.
Para el obispo Vincenzo Bertolone, quien propuso la beatificación del sacerdote siciliano, "la mafia es una religión y no sólo un fenómeno criminal. No autoriza ninguna otra fe. Su mártir fue la señal de una ruptura definitiva entre el Biblia y el crimen organizado".
Unos meses antes de su muerte, Juan Pablo II, de visita a Agrigento (Sicilia), se había levantado contra el poder de la Cosa Nostra, llamando a la mafia a arrepentirse y a los católicos a resistir. Benedicto XVI alentó esta lucha en 2010.
Por su parte, el Papa Francisco, que recibió recientemente a los obispos de Sicilia, afirmó que los mafiosos están fuera de la Iglesia.
Don Pino había tenido su primer encargo sacerdotal en el minúsculo pueblecito de Godrano, a 40 kilómetros de Palermo. Al llegar a Palermo para hacerse cargo de la parroquia de San Cayetano, don Pino se dio cuenta de que buena parte de los adultos eran casos perdidos.
Para dar testimonio, rechazó los donativos de los "capos" de la Cosa Nostra a la parroquia, y les prohibió ocupar lugares destacados en las procesiones, cortando así dos mecanismos de legitimación que la Cosa Nostra utiliza.
Pero lo que provocó su sentencia de muerte fue la puesta en marcha de un centro juvenil que protegiera a los chiquillos del riesgo de caer en manos mafiosas. La mafia capta su "mano de obra" ya desde pequeñitos. Encarga a los niños recoger las pequeñas extorsiones en los comercios, les hace participar en pequeñas distribuciones de drogas, después en actos controlados de violencia como romper las vidreras o quemar coches. Así seleccionan los que luego serán asesinos.
Un llamado a los católicos a abrir las puertas y el corazón
El Papa Francisco llamó ayer a la Iglesia a tener sus "puertas abiertas" y a no actuar como "una aduana", citando el ejemplo de curas que se niegan a bautizar a hijos de parejas que no están casadas.
A menudo nos comportamos como "controladores de fe" y no como "facilitadores", se lamentó el Papa durante su misa diaria en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano.
El Pontífice censuró a aquellos que alejan a quienes buscan a Jesús apartándolos porque cometieron algún error. "Los controladores de la fe no son del agrado de Jesús", que quiere en su Iglesia a todos los que buscan amor, señaló.
"Somos tantas veces controladores de la fe —comentó el Papa— en vez de convertirnos en facilitadores de la fe, de la gente. Es una tentación que existe desde siempre, la de empadronarnos, apropiarnos un poco del Señor".
En su homilía, transmitida por Radio Vaticano, el Papa argentino citó el ejemplo de un cura que se negó a bautizar al hijo de una madre soltera.
"Esta mujer tuvo la valentía de proseguir su embarazo (...) ¿y qué es lo que encuentra? Una puerta cerrada", lanzó el Papa.
"Cuando escogemos este camino no estamos ayudando al pueblo de Dios", dijo, añadiendo que "Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral!"
El Papa denunció que el "desempleo" está aumentando de modo exponencial y se está "extendiendo en forma preocupante a los confines de la pobreza".
Esta "peor forma de pobreza material muestra que algo no funciona, no se refiere más solo al sur del mundo, sino al planeta entero", afirmó Francisco en la audiencia a la formación Centesimus Annus Pro Pontifice.
El Papa pidió "volver a pensar en la solidaridad no más como simple asistencia respecto a los más pobres sino como forma de repensamiento global de todo el sistema, como búsqueda de caminos para reformarlo y corregirlo con los derechos fundamentales del hombre".
"A esta palabra no bien vista en el sistema económico, como si fuese una mala palabra, hay que volver a dar su merecida ciudadanía social", subrayó el pontífice.
En septiembre 2012, Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, había criticado a los sacerdotes que se negaban a bautizar a los niños nacidos fuera del matrimonio, calificándolos de "hipócritas".
Desde su elección, el Papa Francisco ha llamado la atención por su lenguaje simple y directo, así como por su proximidad con los fieles.