El Estudio de Comedias Musicales del Teatro El Círculo lleva más de tres décadas formando generaciones de artistas en la ciudad y acompañando a generaciones de público con sus producciones. Su espectáculo “Había una vez”, en el que proponen reconectar con la imaginación a través de cuentos clásicos, vuelve con cuatro únicas funciones en las vacaciones de invierno: del martes 15 al viernes 18 de julio, a las 15.30.
“Había una vez” sigue la historia de tres niños que viven inmersos en las pantallas, siempre pegados al celular y la computadora. De manera inesperada, una noche ingresan a un mundo mágico. Durante el viaje, recorrerán cuentos clásicos, como "Cenicienta", "Heidi" o la "Bella Durmiente", con piezas originales de la escuela de teatro que dirige Nora González Pozzi, como “Salvaje” o “La princesita Sara”.
El elenco es intergeneracional y cuenta con alumnos, egresados y docentes del Estudio. “Tenemos desde abuelas hasta niños de 6 años que están dando sus primeros pasos. El escenario es nuestra casa, y el teatro es nuestro lugar de crecimiento”, aseguró González Pozzi en diálogo con La Capital.
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Este espectáculo ya se pudo ver en el invierno de 2024, en ocasión de la celebración de los treinta años de espacio de formación, con una gran respuesta del público. Por este motivo, desde el ECM decidieron reponerlo para este nuevo receso. “Es una obra que yo amo. Tiene todos los cuentos que fui presentando a través del tiempo, los cuentos que yo de chica amaba y que todavía hoy me encantan. Todos tienen una magia, un mensaje, hacen desarrollar la imaginación. Verlos en escena para mí es una satisfacción inexplicable. Es muy emocionante”, aseguró Nora.
Una invitación a la lectura
El corazón de “Había una vez” es invitar a las infancias a dejarse fascinar por los universos de estos cuentos clásicos en el teatro, pero también en la lectura, en un momento donde las pantallas tienen una presencia abrumadora.
“Queremos incentivar a los chicos a que lean. El libro se ha convertido para una generación en algo inexistente y a mí eso me preocupa hondamente. Lo veo, lo palpito en la gente que me rodea, en mis alumnos, en mis nietos incluso. Es difícil que los chicos busquen el momento para leer un libro, teniendo tanto acceso al celular o la computadora. Están como inmersos en un mundo que los aleja de la maravilla de leer, de meterse en un mundo imaginario. Por eso, ‘Había una vez’ es un poco un retorno a los clásicos, para dejarles una llamita y que se interesen en leerlos. Que sepan que también ahí hay cosas maravillosas”, compartió González Pozzi.
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En este sentido, la presencia en el teatro es un primer paso para conectar con esos mundos mágicos lejos de las pantallas y la directora del Estudio celebró lo que ocurre dentro de la sala. “Me gratifica mucho tenerlos dos horas absortos mirando un espectáculo. En el teatro hacemos un ciclo que se llama ‘Hoy tenemos función’, donde vienen escuelas de distintos barrios de Rosario y alrededores, con chiquitos de todas las edades, desde 4 años al secundario. Muchos de los que vienen nunca pisaron un teatro y mucho menos El Círculo. Verlos quietos y fascinados con las obras es una alegría enorme. Es una gran satisfacción saber que todavía podemos convocarlos a vivir un momento así. Eso se logra y es maravilloso. La magia del teatro es increíble, ojalá viva para siempre”, afirmó.
El componente universal de los cuentos clásicos, según Nora, facilita el cumplimiento de este propósito a través del tiempo. “Las historias que tienen un contenido o que llegan con un mensaje al público pasan de generación en generación, no caducan. Creo que las obras, cuando son encaradas seriamente, no tienen una fecha de vencimiento, al contrario. Y siempre hay un público que se renueva, hay nuevas generaciones de niños para ver espectáculos infantiles. Eso no se termina nunca, gracias a Dios”, contó González Pozzi.
El Estudio de Comedias Musicales, un clásico de Rosario
La permanencia sostenida del Estudio en la ciudad, y su lugar de referencia como lugar de formación artística, hace que muchas personas se acerquen a ver las producciones originales confiando en el compromiso y la dedicación de quienes las llevan adelante. “Hay madres que han venido a ver mis obras con sus hijos, y ahora son abuelas y vienen con sus nietos. Eso pasa habitualmente y es hermoso”, sumó la directora.
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De la misma manera, varias generaciones de rosarinos y rosarinas han transcurrido años claves de su vida, o incluso comenzado sus carreras profesionales, en los pasillos de El Círculo y el cobijo del ECM.
“El Estudio es como una familia. Tenemos tanta gente querida que ha pasado por la Escuela, que ha hecho de esta su casa, que ha encontrado para poder vivir una etapa feliz, haciendo algo que ama, encontrando amigos. Eso es impagable. Por eso el Estudio sigue vivo. Año a año, la gente viene. Ya ni publicidad hacemos. Se ha convertido en un clásico de Rosario”, subrayó Nora.
“Y es muy reconocido también en Buenos Aires. Tengo muchísmos ex alumnos que están trabajando como protagónicos allá y la referencia de que se han formado en el Estudio es muy importante para los directores, los coreógrafos, la gente que elige a los artistas para integrar compañías. Porque saben que los chicos van con disciplina y ética de trabajo, y eso se valora muchísimo en todas partes del mundo”, agregó.
Tras las mega producción de “El Fantasma de la Ópera” en concierto que tuvo lugar a finales de junio, y ante el inminente reestreno de “Había una vez”, González Pozzi destacó el enorme trabajo en equipo que posibilita el desarrollo de estos espectáculos en la ciudad.
“La producción es alucinante. Yo sola no puedo ni abrir la puerta del teatro. Tenemos un equipo maravilloso de gente, empezando por el staff del teatro, desde la gente que trabaja en el escenario y los administradores, hasta el presidente Guido Martínez Carbonell que siempre nos apoya”, afirmó, y sumó a “los alumnos y los padres, que colaboran trayendo a los chicos a los ensayos, en días de lluvia y días de frío”.
A su vez, habló de la participación y apoyo de sus hijas Luciana (codirectora de la obra), Mariana e Inés, y de su nieta Delfina Beltramone, quien estuvo a cargo de varias de las piezas musicales del espectáculo.
“Ahora están armando el libro gigante que es leit motiv de la obra y el escenario es un hormiguero de gente trabajando con amor y con pasión. Sin toda esa gente, no se podría hacer nada. Es un equipo y eso es algo que siempre les quiero transmitir a los chicos: todo gran emprendimiento se hace en equipo. Todos son importantísimos y nadie es más que otro. Nos sostenemos unos a otros y si alguno se cae, nos caemos todos. Por eso agradezco tanto a toda esta gente que trabaja con tanto amor”, cerró Nora.