El nieto nació el 17 de abril de 1977 en “La Escuelita” de Bahía Blanca, según pudieron reconstruir los organismos de derechos humanos a partir del testimonio de sobrevivientes. Su hermana Adriana lo buscó incansablemente desde que tenía memoria. Primero acompañó a sus abuelos, Oscar Metz y Elisa Kaiser, y luego, tras la muerte de ellos, continuó la búsqueda por su cuenta. En 2009 incluso abrió un blog titulado "Poncho de lana", donde año tras año saludaba a su hermano en su cumpleaños, aunque no supiera aún su nombre ni su paradero.
Este nuevo caso de restitución fue posible gracias al trabajo articulado entre Abuelas, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), la Unidad Fiscal especializada (UFICANTE) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Según detalló Abuelas en su comunicado, fue una denuncia anónima la que permitió iniciar la investigación, que culminó con la prueba de ADN y la confirmación de su identidad.
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Una historia familiar atravesada por la militancia y la represión
Graciela Romero y Raúl Metz nacieron en Bahía Blanca y compartieron su compromiso militante. Raúl, ferroviario como su padre, fue detenido junto a su hermano gemelo durante la dictadura de Onganía. Fue precisamente en una campaña por su liberación que conoció a Graciela. Se casaron, tuvieron una hija –Adriana– y se sumaron al PRT-ERP. En 1976, ya perseguidos, se mudaron a Cutral-Có, Neuquén, pero el 16 de diciembre fueron secuestrados.
Graciela estaba embarazada de cinco meses. Luego de pasar por “La Escuelita” de Neuquén, fue trasladada a Bahía Blanca, donde dio a luz en condiciones infrahumanas. Desde entonces, tanto ella como Raúl permanecen desaparecidos.
Su hija Adriana fue criada por sus abuelos paternos tras ser rescatada por vecinos del barrio. Desde muy joven se sumó activamente a la búsqueda de su hermano. El blog, las cartas públicas, la participación en actividades de Abuelas: todo formó parte de una lucha sostenida durante décadas.
La importancia del Estado en la búsqueda de la identidad
El hallazgo del nieto 140 no solo trae alivio y justicia a una familia, sino que también pone en valor las herramientas construidas a lo largo de estos 47 años de lucha: el rol de las Abuelas, el acompañamiento social, el trabajo profesional de los equipos del Estado, como el BNDG y la CoNaDI, que en la actualidad atraviesan momentos críticos por los recortes presupuestarios.
Abuelas advirtió que este tipo de políticas públicas deben sostenerse para garantizar que las búsquedas continúen y que la verdad no quede en el olvido. En ese sentido, exigieron la derogación del decreto 351/2025, que pone en riesgo el funcionamiento del BNDG.
“El Estado restituye un derecho fundamental: el derecho a la identidad”, señalaron desde Abuelas, al tiempo que recordaron que aún quedan por encontrar más de 300 nietos y nietas apropiados durante el terrorismo de Estado.
Esta restitución, señalaron, confirma una vez más que la dictadura planificó un sistema de secuestro, tortura, desaparición de personas y apropiación sistemática de bebés nacidos en cautiverio. Pero también confirma algo más poderoso: que la verdad puede más que el olvido, que la memoria persiste y que, gracias a una red tejida por el amor y la constancia, los nietos siguen apareciendo.
Hace seis meses, la nieta 139
La más reciente restitución de identidad se registró hace ses meses, cuando llegó la nieta 139. En aquel momento, la presidenta de la asociación civil, Estela de Carlotto, contó que se trataba de la hija de Noemí Macedo y Daniel Inama, secuestrados en noviembre de 1977, cuando ella cursaba el séptimo mes de embarazo.
"Abuelas de Plaza de Mayo comunica con enorme felicidad la restitución de otra nieta apropiada durante la ultima dictadura cívico militar. ¡Bienvenida a la verdad!", dijo Estela entre aplausos y lágrimas de emoción, en la ya clásica conferencia de prensa que realiza la asociación siempre que se restituye una nueva identidad.
La mujer que conoció su verdadera historia nació entre enero y febrero de 1978. "Inexorablemente, la verdad sobre los crímenes de la dictadura sigue saliendo a la luz", sentenció de Carlotto.
Según señalaron, Noemí nació el 8 de febrero de 1955 en Mar del Plata y Daniel el 12 de nov de 1951 en la ciudad de La Plata. Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista-Leninista. "A el sus compañeros lo llamaban Pablo y sus amigos El Pelado o El Loco. A ella su familia le decía Noe y sus compañeras Negrita", contó la presidente de Abuelas.
>>Leer más: "¡Bienvenido, nieto 138!": la historia detrás de la nueva restitución de Abuelas de Plaza de Mayo
La pareja fue secuestrada el 2 de noviembre de 1977 y todavía no está claro si ella fue secuestrada en La Plata o en el mismo operativo en el que se llevaron a Daniel, en Buenos Aires, en barrio norte. La joven de 22 años estaba embaraza de 6 o 7 meses y los dos fueron vistos por sobrevivientes en el centro clandestino Club Atlético.
La familia de Noemí fue diezmada por el terrorismo de Estado. Su padre, Laudelino Macedo, su hermana, Gloria Nelly, con su compañero Rubén Justo García y la hija de ambos, Miriam Viviana García, y otro cuñado, Oscar López Lamela, fueron secuestrados y todos continúan desaparecidos.
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Noemí tenía 22 años cuando fue secuestrada y desaparecida durante la última dictadura cívico militar
La nieta restituida tiene además dos hermanos por parte del padre de dos relaciones anteriores, Ramón y Paula, que la buscaban incansablemente hace años.
Entre lágrimas y emoción, Ramón Imana habló en la conferencia de este martes. "Es un momento difícil y lindo a la vez. Gracias Estela, gracias Abuelas. En la Plata buscamos a esta hermana muchísimo. Pensamos que habíamos agotado todas las instancias y que era un caso cerrado. Y sin embargo, las Abuelas nos demuestran que nunca es el último paso, la última esperanza. Esto es una reparación, una certeza que nunca mas va a ser incertidumbre", dijo emocionado.
El hermano de la nieta restituida relató que en el 2019, tras una jornada con Abuelas, le escribió una carta a su hermana. "Tus abuelas se fueron sin conocerte. De más chico me preguntaba más seguido por vos. Me daba miedo tal vez haberte cruzado la mirada o haber intercambiado una palabra sin saber. Pasar de largo y seguir un camino distinto. ¿Tenes el pelo largo, la piel oscura como yo, tenes hijos?. Me pregunto algunas noches si tenes nombre, que ahora lo se. Si estas segura cada día de quien sos, hoy sabemos que sí. Y si tenes dudas lo único que me sale decir es que sigamos buscando hasta encontrarte, encontrarnos. Y te encontramos", fueron algunas palabras de aquella carta que hoy pudo decir en voz alta.
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Daniel tuvo tres hijos que finalmente se encontraron