El día que fue asesinado a puñaladas “Don Juan”, como conocían a Carlos Luciano González en barrio Bella Vista, una mujer había golpeado con insistencia la puerta de la marmolería abandonada donde vivía el hombre de 78 años. Eran las 8.30 de la mañana. La situación no sólo quedó filmada sino que fue advertida por policías que pasaron por el lugar en un patrullero, a quienes el propio Don Juan tranquilizó diciendo que conocía a esa chica y que no había ningún problema. Tres días después los vecinos lo encontraron muerto con 28 puñaladas.
Por ese crimen del 11 de mayo de 2022, este lunes comenzó a ser juzgada Maite Anabel Fernández, una mujer de 31 años detenida tres meses después del crimen. El fiscal Lisandro Artacho la acusó como autora de un homicidio en ocasión de robo ya que al hombre le faltaron algunas pertenencias, entre ellas un celular que fue vendido a una vecina de Maite en un local de apuestas. Pidió que sea condenada a 20 años de prisión.
El debate comenzó en el Centro de Justicia Penal ante los jueces Carlos Leiva, Gonzalo López Quintana e Ismael Manfrín. Filmaciones, testimonios e informes telefónicos componen la prueba que citó el fiscal en sus alegatos de apertura. “El hecho no fue un accidente ni un exceso. Fue un homicidio con arma blanca y valiéndose de la ocasión comete también el robo del teléfono. Todo ello aprovechando la vulnerabilidad de la víctima a quien Fernández frecuentaba y conocía”, consideró.
Hallazgo en barrio Bella Vista
En el ataque se usaron dos armas blancas: un cuchillo tipo tramontina y otro de carnicero. El hombre murió por la graves lesiones torácicas que le causaron una gran pérdida de sangre. El ataque ocurrió aquel día alrededor de las 8.30 en el predio de Castellanos al 2300 donde vivía Don Juan, quien había trabajado gran parte de su vida en una histórica marmolería del barrio hasta que el negocio cerró luego del homicidio de quien fuera su dueño, Gabriel Ramón Capella. Un hombre de 50 años asesinado a puñaladas cuyo cuerpo apareció flotando en aguas del río Paraná el 1º de junio de 2013.
Desde entonces el lugar quedó abandonado y González se quedó a vivir en una precaria construcción donde en algún momento hubo oficinas. Al lado había un portón —una de las tres entradas al predio— que al momento del crimen estaba pintado con los colores rojo y negro y un gran escudo de Newell’s.
El viernes 13 de mayo de 2022 una vecina que guardaba el auto en ese lugar se encontró con el portón cerrado con llave desde adentro. Del lugar salía un olor nauseabundo y los vecinos llamaron a la policía. Al llegar los efectivos se encontraron con el cuerpo de Don Juan junto a los cuchillos manchados con sangre. Había un gran desorden y muchas cosas que el hombre acumulaba compulsivamente dentro del terreno.
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“Salía poco de allí y cuando lo hacía era para hacer alguna compra o se iba para el lado de villa Banana, donde él decía que tenía unos amigos y una ahijada”, comentó entonces un vecino a La Capital.
Una mujer en las filmaciones
En la recorrida los policías observaron que otro portón, que da a calle Viamonte, estaba entreabierto y tenía manchas de sangre. Levantaron huellas y se llevaron un picaporte. “Por lo que sé el hombre solía traer amigos y algunas mujeres ciertas noches. Pero parece que el miércoles una de esas mujeres se enojó por cuestiones de plata y se fue enojada. Entonces después volvió con dos o tres muchachos que entraron por Viamonte y llegaron hasta la casa de don Juan”, contó otro vecino a este diario.
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En el relevamiento de cámaras de la zona se descubrió que, tres días antes del hallazgo, dos hombres y una mujer habían llegado hasta donde vivía González. Los hombres se escondieron mientras la mujer golpeaba la puerta con insistencia y miraba por la cerradura. En un momento pasó un móvil policial y se detuvo. A los policías la escena les pareció sospechosa y requisaron a las tres personas, sin encontrar armas. Cuando los citaron a declarar en la causa por el homicidio dijeron que no habían dejado registro de su actuación. Explicaron que había salido el dueño de casa y les había dicho que conocía a la chica porque solía ir a lavarle la ropa.
Pruebas y planteos en el juicio
Cuando los policías se fueron, González volvió a entrar y cerró el portón. En las imágenes se aprecia que los dos hombres se fueron. Unos cinco minutos se ve a la víctima y discutir con la muer ante la puerta entreabierta. Luego forcejaron y la puerta se cerró de golpe. Llamados al 911 dieron cuenta de gritos y situaciones de violencia.
Entre las pruebas, Artacho citó informes que vinculan el celular robado a Fernández con Maite. Una vecina de la mujer contó que el día del hecho a las 15 estaba con su hija jugando en un casino clandestino de la zona oeste y allí se encontraron con su vecina Maite, quien se quedó sin plata y ofreció venderles un celular por 1.500 pesos. Les mostró la foto del dueño anterior y les dijo que era su papá. Las mujeres hicieron unas llamadas para comprobar que funcionara y se quedaron con el aparato.
Sobre esa base, el fiscal fundó el pedido de pena en “la gravedad de los hechos, la situación de vulnerabilidad de la víctima, el uso de dos armas blancas y el desapoderamiento de bienes en un contexto de violencia”.