Sebastián Méndez suspendió la conferencia de prensa pos-clásico. Su silencio privó a los hinchas de Newell’s de conocer lo que pensaba y de alguna manera entender, aunque les hubiera servido de poco para calmar el dolor, los motivos de la derrota.
El entrenador falló en las resoluciones adoptadas antes y durante el clásico. No hizo una lectura correcta y lo pagó con la derrota en el Gigante.
Por Rodolfo Parody
Leo Vincenti / La Capital
Los futbolistas del equipo de Sebastián Méndez se retiran del Gigante tratando de asimilar el traspié frente a Central.
Sebastián Méndez suspendió la conferencia de prensa pos-clásico. Su silencio privó a los hinchas de Newell’s de conocer lo que pensaba y de alguna manera entender, aunque les hubiera servido de poco para calmar el dolor, los motivos de la derrota.
El DT lo habrá discutido en su círculo íntimo, repasando las fallas en el Gigante. Asimilando la caída que sacudió su ciclo, que empezó apenas un mes y medio atrás.
Es común que un resultado negativo en el clásico rosarino impacte de lleno en el entrenador perdedor. Más en Newell’s, por la racha desfavorable que atraviesa ante Central.
El Gallego Méndez lo vive en carne propia y la adhesión a su figura se redujo al mínimo. Por un traspié que lo tiene entre los responsables, más allá de no poder obviarse el desacierto de Macagno en el gol canalla y la expulsión de Ángelo Martino.
Lucas Besozzi apareció en el clásico de titular, siendo que llegó al club hace una semana y media, y solo entró un rato en el segundo tiempo contra Estudiantes.
El entrenador lo incluyó entre los once, dejando afuera a otro de los extremos que se incorporó en el último mercado de pases, Fernando Cardozo.
El saldo fue negativo. La actuación de Besozzi fue de las más flojas del equipo y lo terminaron reemplazando
En tanto, el DT mandó a Ever Banega a jugar demasiado atrás en la cancha, a una gran distancia del arco de Fatu Broun.
La posición condicionó al mediocampista para meter pases filtrados en zona de peligro, habilitaciones y para rematar al arco.
Además, Méndez optó porque la última línea se preocupe exclusivamente por defender. Así fue que Ángelo Martino se proyectó muy poco, siendo que esa es su virtud.
Newell’s sostenía el clásico, sin que Central lo preocupe. Pero mientras Matías Lequi fue reemplazando a sus futbolistas en busca de un crecimiento, Méndez no lo intentó hasta recién el último cuarto.
Y eso que había jugadores que estaban rindiendo muy poco, como Besozzi, el Colo Ramírez, Francisco González y Juan Ignacio Méndez.
Más allá de no contar con suplentes en condiciones de mejorar a los que estaban jugando, le faltó reacción al entrenador para modificar algo.
El primero que entró desde el banco fue Mateo Silvetti. En un partido emocionalmente difícil, el atacante de 18 años, con apenas un cuarto de hora en primera (ingresó contra Barracas Central y San Lorenzo), debió bancarse la parada.
Al mismo tiempo, el entrenador lo metió a Juanchón García, que entresemana regresó al club del Parque.
Casi sin conocer a los compañeros, el centrodelantero entró como el salvador. Casi ni la tocó.
Lo único que exonera al DT es que García era el único relevo con el cuenta para la función de nueve.
Otra modificación, en los últimos minutos del partido, fue el ingreso de Matko Miljevic, hasta el momento sin rendimientos para destacar.
El DT priorizó a un futbolista que ya estaba en el club por otro que avaló su incorporación, Gabriel Carabajal, sentado en el banco hasta el final del clásico.
Con excepción de Saúl Salcedo, aunque sin hacer nada del otro mundo, no existió ningún contribución de los refuerzos que pidió el Gallego Méndez.
Besozzi y Juan Ignacio Méndez jugaron mal. Fernando Cardozo fue suplente, entró y no modificó nada. Y Carabajal siguió el partido desde el banco.
Newell’s salió a jugar en el Gigante desde el inicio con un solo futbolista de las inferiores: Francisco González.
Es el único que se formó en el club, quien durante años fue conociendo y asimilando lo que represente el partido de la ciudad.
Es que Ever Banega, más allá de ser hincha de Newell’s, cumplió su etapa de inferiores en Boca.
Y otro que transitó las inferiores rojinegras, Leonel Vangioni, se quedó en el banco de suplentes.
Nunca había sucedido que la Lepra disputara un clásico apenas con un jugador del semillero rojinegro.
La diferencia con Central, encima, quedó de manifiesto en que dos de referentes, Jorge Broun y Marco Ruben, de las entrañas del club de Arroyito, estuvieron entre los titulares.