Trece años después de la caída del cielorraso del emblemático Teatro D’Annunzio de Las Rosas, la Asociación Italiana de esa ciudad —propietaria del edificio— anunció el inicio de las obras de reparación.
Tras años de gestiones frustradas, la comunidad inicia la recuperación del histórico teatro, obra del arquitecto rosarino Ángel Guido e inaugurado en 1928
El Teatro Gabriele D’Annunzio fue una de las primeras obras de Ángel Guido, desarrollada en estilo neoclásico. Sobresale por su excelente acústica, que lo convirtió en una sala ideal para óperas, conciertos y obras teatrales.
Trece años después de la caída del cielorraso del emblemático Teatro D’Annunzio de Las Rosas, la Asociación Italiana de esa ciudad —propietaria del edificio— anunció el inicio de las obras de reparación.
El teatro estuvo cerrado por más de una década, hasta que el año pasado las autoridades de la Asociación Italiana decidieron tomar cartas en el asunto, cansadas de que todas las gestiones realizadas ante gobiernos nacionales y provinciales para obtener fondos, terminaran sin resultados. Lograron que la Municipalidad habilitara parcialmente la sala, lo que permitió el regreso de funciones de cine y algunas obras teatrales a la ciudad.
“Mientras esperábamos que algún funcionario respondiera, pensamos que algo teníamos que hacer. Así que el 31 de agosto del año pasado reabrimos la sala. Todo lo que recaudamos con el alquiler, más una cuenta bancaria que abrimos para que la gente colabore, lo destinamos a la refacción del teatro”, relató Alejandra Bruera, presidenta de la Asociación Italiana.
Así volvió a cobrar vida una sala casi centenaria —inaugurada en 1928—, ícono arquitectónico e histórico de la región. Un espacio que recibió elogios por su excelente acústica y por el que pasaron los artistas más destacados de cada época.
Tras el colapso del cielorraso, Las Rosas se quedó sin un lugar adecuado para conciertos, obras teatrales o proyecciones cinematográficas. Y eso se sintió en una ciudad con una intensa vida cultural. Aunque se realizaron algunas actividades en el foyer —la antesala del teatro—, este espacio es más reducido y no se compara con la sala principal.
“Este es un patrimonio de la ciudad. Pertenece a la Sociedad Italiana, pero lo utiliza toda la comunidad. Aquí se realizaron actos escolares y actividades de diversas instituciones”, destacó Bruera.
El inicio de los trabajos está previsto para agosto y se llevará a cabo con personal de maestranza de la Asociación Italiana. Además de la colocación del cielorraso principal, se restaurarán las galerías laterales de la planta alta y se realizarán tareas de impermeabilización.
Para acceder al techo se utilizarán andamios aportados por el senador provincial Pablo Verdecchia, que permiten trabajar a casi diez metros de altura. El legislador también comprometió fondos para una segunda etapa que incluirá trabajos de pintura.
“Buscamos la forma de avanzar. Esto es solo una parte del proyecto original, que es muy ambicioso y costoso, y que no podríamos afrontar con recursos propios. Vamos a dar el puntapié inicial y queremos terminar lo más rápido posible”, manifestó el arquitecto Osvaldo Marro, expresidente de la Sociedad Italiana y actual titular de la Sociedad Española, entidades que desde hace dos décadas trabajan en conjunto en Las Rosas.
“Los trabajos siguen los lineamientos de un proyecto integral elaborado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que nos permitirá, entre otras cosas, recuperar la acústica del lugar”, agregó Marro.
La idea es no inutilizar la sala durante las obras, por lo que se trabajará por tramos. “Si hay alguna actividad, podemos correr los andamios. Tenemos que aprovechar que en esta época la sala tiene mucho uso”, explicó.
La historia reciente del Teatro D’Annunzio también retrata las promesas incumplidas de autoridades nacionales y provinciales. Apenas colapsado el cielorraso, comenzaron diversas gestiones para obtener aportes económicos que permitieran su reparación. Una carpeta con más de 300 hojas —mails, fotos, presupuestos y notas varias— da cuenta de ello. “Fueron doce años de gestiones a nivel nacional y provincial, con todos los gobiernos que pasaron. Tocamos todas las puertas posibles y nunca obtuvimos una respuesta positiva”, aseguró Bruera.
Las autoridades de la Sociedad Italiana creyeron estar cerca de una solución cuando, en 2014, el gobierno de Cristina Kirchner incluyó las obras en el Programa Igualdad Cultural del Ministerio de Planificación Federal. Un proyecto elaborado por la UNLP estimaba el costo de restauración del techo y puesta en valor del teatro en 12 millones de pesos de la época —algo más de un millón de dólares—. Se firmó el convenio para el envío de fondos, pero la derrota electoral y la llegada de Mauricio Macri al gobierno frenaron todo y el convenio quedó archivado.
A nivel provincial, el gobierno de Antonio Bonfatti entregó en 2014 un monto que permitió comprar las placas de cielorraso, que permanecen guardadas desde entonces y que ahora comenzarán a colocarse.
En los años siguientes, las gestiones continuaron sin mayor suerte. Puede decirse que todo gobernador, funcionario nacional o provincial, senador o diputado que visitó Las Rosas y el teatro conoció la situación de primera mano, aunque poco pudo hacer para reactivar el envío de fondos.
La construcción del Teatro D’Annunzio fue fruto del sueño de los inmigrantes italianos que llegaron a la zona con ansias de trabajo y una fuerte impronta cultural que deseaban transmitir en estas tierras.
La sala surgió como parte de los objetivos culturales de la Asociación Italiana de Socorros Mutuos, fundada en 1891, siendo la primera institución de Las Rosas, incluso anterior a la Sociedad de Fomento y a la Policía. En la década de 1920, cuando el pueblo crecía al ritmo que imponían el desarrollo ferroviario, la inmigración y el deseo de progreso, sus autoridades consideraron necesario contar con un espacio para actividades sociales y culturales.
Convocaron al arquitecto rosarino Ángel Guido —quien años después construiría el Monumento a la Bandera— para diseñar el teatro. El Teatro Gabriele D’Annunzio fue una de sus primeras obras, desarrollada en estilo neoclásico. Sobresale por su excelente acústica, que lo convirtió en una sala ideal para óperas, conciertos y obras teatrales.
Los trabajos fueron encomendados a la empresa Bortolussi Hermanos SRL, inmigrantes formados en albañilería y arte en el norte de Italia y Austria, reconocidos por su prestigio como constructores en la región. El teatro se inauguró en 1928, apenas un año después de iniciadas las obras, con la presentación de una ópera.
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Pablo Amadei / Especial para La Capital