Esta tendencia, que nació en el ámbito de las redes como una forma creativa de anunciar el sexo de un bebé, hoy se enfrenta a un profundo cuestionamiento por su impacto en los estereotipos de género y por la peligrosidad de algunos de sus eventos más espectaculares.
La historia de estas fiestas se remonta a 2008, cuando una bloguera estadounidense llamada Jenna Karvunidis decidió celebrar el sexo de su futuro bebé pinchando un pastel con relleno de color rosa. La idea se viralizó rápidamente en las redes sociales y, con los años, se sofisticó hasta convertirse en espectáculos masivos con pirotecnia, humo de colores, aviones y hasta animales.
Sin embargo, con el tiempo, la propia Karvunidis expresó su arrepentimiento por haber iniciado la tendencia, reconociendo que refuerza la idea binaria de género y que su propia hija, a quien celebró en 2008, no es conforme con su género.
La 'inventora' de estas fiestas asegura que cuando ella lo hizo "no sabíamos lo que sabemos ahora". "Asignar un enfoque en el género al nacer deja fuera mucho de su potencial y talentos que no tienen nada que ver con lo que tienen entre las piernas".
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Y añade: "Plot twist: el primer bebé de una fiesta de revelación de género del mundo, ¡es una niña que usa trajes!". Justamente ha sido su primogénita la que le ha hecho ver que "hay muchos géneros", tal y como ella misma ha afirmado en varias entrevistas. "Ella me dice: 'Mamá, hay muchos géneros. Mamá, hay muchas sexualidades diferentes y de todos los tipos diferentes', y yo la dirijo en eso".
Ahora, Karvunidis pide a los futuros padres y madres que no se preocupen tanto por el sexo del bebé y simplemente celebren el embarazo y el nacimiento "comiendo pastel".
¿Qué es una fiesta de revelación de género?
Una "gender reveal party" es una celebración social en la que los futuros padres anuncian de una manera original y divertida el sexo de su bebé a familiares y amigos cercanos. Es una fiesta que se ha popularizado en los últimos años y que se centra en el momento sorpresa de desvelar si la criatura en camino es niño o niña, típicamente a través de los colores azul o rosa.
En muchos casos, el género del bebé es también una sorpresa para los propios padres. Para mantener el misterio, suelen pedirle al médico que no les revele la información verbalmente, sino que la anote y la guarde en un sobre sellado.
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Cómo se organiza la fiesta
La organización de la fiesta varía según si los padres conocen o no el sexo de su bebé. Si los padres ya tienen la información, son ellos quienes se encargan de planificar todo: desde la decoración hasta el método de revelación.
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Si la sorpresa es para todos, los padres eligen a un familiar o amigo de confianza, o incluso a un organizador de eventos profesional, para que reciba el sobre sellado. Esta persona es la encargada de comprar y preparar el elemento sorpresa, ya sea un pastel, globos o confeti, con el color adecuado para el gran momento de la revelación.
Estas fiestas se combinan con la "baby shower", otra celebración en la que el foco está en la llegada del bebé y en la entrega de regalos para los futuros papás.
De la alegría al debate: ¿un negocio que perpetúa estereotipos?
La popularización de estas fiestas no tardó en generar un debate profundo. Críticos de diversas áreas, incluyendo especialistas en género y activistas, señalan que estos eventos refuerzan la idea de que la identidad de una persona se limita a "niño" o "niña", asignando un conjunto de roles, colores y expectativas preconcebidas que ignoran la complejidad de la identidad de género. El uso de los colores azul y rosa como única forma de distinción es un claro ejemplo de este binarismo.
Los especialistas explican que el género es una construcción cultural y que, al dar tanta importancia a la asignación de sexo biológico antes de nacer, estas fiestas limitan el desarrollo de la identidad de la persona, imponiéndole una presión innecesaria.
Las tragedias que encendieron las alarmas
Más allá de la discusión sobre género, las "gender reveal parties" también han sido noticia por su lado más oscuro: los accidentes. La búsqueda de la originalidad y el impacto viral ha llevado a algunas celebraciones a utilizar métodos peligrosos que tuvieron consecuencias trágicas.
Uno de los casos más recordados ocurrió en 2017, cuando un artefacto pirotécnico en una de estas fiestas provocó un incendio forestal que quemó miles de hectáreas en Arizona. En 2020, otro incendio devastó el condado de San Bernardino en California, con un saldo de una persona fallecida. El más reciente, en 2023 en México, fue el colapso de un avión que hacía una maniobra para arrojar polvo de color, provocando la muerte del piloto. Estos hechos han llevado a las autoridades y a la propia creadora de la tendencia a pedir que se dejen de celebrar de forma tan peligrosa.
Embed - ¡Fiestas de revelación de género que salieron mal! Hasta accidentados hubo