Abigail, la niña de Santiago del Estero que se hizo conocida en todo el país en noviembre pasado, cuando su padre la tomó en brazos y cruzó un puesto policial que no los dejaba pasar, falleció el domingo a la noche en su casa. Abigail sufría un cuadro incurable de cáncer. “Abi se murió en paz, durmiendo, no sufrió ese momento”, dijo la mamá, Carmen, a un diario de Buenos Aires. El domingo, fue despedida por su familia y toda la población de la ciudad de Río Hondo.
El caso se había conocido en todo el país cuando, en noviembre, no le permitieron ingresar a Santiago del Estero cuando viajaba en auto desde Tucumán. Entonces, y bajo un sol abrasador, su padre la cargó en brazos y cruzó con ella el retén policial. La patética imagen se conoció en todo el país y generó indignación y conmoción a nivel nacional. Fue una muestra de la crueldad a la que llega el Estado cuando abusa de los poderes que se arroga por la pandemia.
Abigail se ganó un lugar en el corazón y en el recuerdo de la gente en su provincia. Fue velada en su casa, en la ciudad de Termas de Río Hondo, a 67 kilómetros de la capital provincial. Ella misma pidió estar en su casa, luego de varias recaídas y de traslados constantes a la capital santiagueña. “La llevamos a casa, a que pase ahí sus últimos días, ella quiere estar ahí”, había dicho su padre a mediados de diciembre.
El domingo, Abigail pidió dar un paseo en auto. Su mamá Carmen le contó al diario La Nación: “Abi nos pidió dar una vuelta en auto, porque estaba lindo, fresquito, nublado y fuimos a pasear por la ciudad, por la costanera, yo la tenía y ella sacaba la cabeza por la ventana y le daba el viento. Sonreía, cerraba los ojos y el viento le hacía el pelito para atrás. Cuando la vi así sentí algo raro, una mezcla de alegría, tristeza, ella me miró y me agarró bien fuerte la mano”. Luego volvieron a su casa y la niña se acostó en su cama. Su dormitorio se había convertido en una pequeña sala de terapia intensiva, incluido un respirador y una enfermera. Se durmió y poco antes de las 20 del domingo tuvo un paro cardiorrespiratorio que terminó con su vida.
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El velorio, iniciado el domingo a la noche en la casa de la familia, se debió extender hasta las 17 de este lunes, porque si bien los protocolos de Covid solo permiten la presencia de familiares directos, se hizo una excepción y se permitió el ingreso de vecinos y habitantes de Río Hondo. Luego, fue llevada al cementerio local. La llevaron en un autobomba de los Bomberos Voluntarios, otro gesto del cariño popular que Abigail despierta entre los santiagueños. El vehículo recorrió las calles de Río Hondo para que la gente se despidiera de la querida niña.
El gobernador santiagueño, Gerardo Zamora, quien en su momento pidió disculpas públicas a la niña y su familia reconociendo que “el estado ha fallado y yo soy responsable”, tenía contacto casi diario con Abigail y sus padres y seguía de cerca los pormenores de su salud. El ordenó que se equipara el dormitorio de la niña con equipos de terapia intensiva y se le dieran todas las atenciones terapéuticas posibles.
El triste episodio que hizo conocer el drama de Abigail al país ocurrió el 16 de noviembre pasado. Había viajado a Tucumán con su padre para una consulta urgente por fuertes dolores en su pierna, producto del avanzado cáncer que la aquejaba en esa zona. Al llegar al puesto policial del lado santiagueño, un oficial les pidió los papeles y los permisos correspondientes y los retuvo allí. El intenso calor puso muy nerviosa a la niña, por lo que su padre la tomó en brazos y decidió ingresar a pie a Santiago del Estero. Las penosas imágenes recorrieron las redes, lo que obligó al gobernador Zamora a pedir disculpas públicas a Abigail y a su familia.