En un mundo marcado por la urgencia climática, las decisiones que se toman en las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático no son sólo resoluciones protocolares: son definiciones que afectan directamente a nuestros territorios, nuestras economías y nuestras generaciones presentes y futuras. En este marco, nuestra región no puede quedar al margen del camino hacia la COP30, que se celebrará en noviembre en Belém do Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña. No estar presentes, no ser parte, es dejar que otros hablen por nosotros.
Nuestra zona cuenta con potencial estratégico en energías renovables, biomasa, biocombustibles, logística sostenible y producción agroindustrial responsable. Por ejemplo, enfocándonos sólo en nuestra provincia en materia de bioenergía, Santa Fe es pionera en Argentina, con un sector de biocombustibles que no solo reduce la huella de carbono, sino que también genera empleo local. Asimismo, ha sido reconocida por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) con un fondo de 65 millones de euros para llevar adelante políticas de cuidado de la biodiversidad. Rosario, por su parte, es una ciudad que ha demostrado capacidad de innovación, redes de conocimiento y un tejido social comprometido con la acción climática, destacándose en la promoción de políticas públicas sostenibles y la articulación con universidades y organizaciones de la sociedad civil. Referencia de esto ha sido el diseño y la implementación de un Plan Local de Acción Climática, así como la obtención de fondos internacionales de organizaciones como Bloomberg Philanthropies para llevar adelante proyectos de adaptación y mitigación.
Hoy, las regiones y ciudades del mundo se organizan, dialogan entre sí, se integran en redes internacionales como ICLEI, Regions4, Under2 Coalition, y lideran compromisos más ambiciosos de forma coordinada. Firman acuerdos, movilizan fondos, y participan activamente en el diseño de una economía verde y justa. La acción climática no es patrimonio exclusivo de los gobiernos nacionales. Es en los territorios donde se gestiona el agua, el suelo, los residuos, la energía y el transporte. Es en éstos donde se producen los alimentos, donde se captura carbono, donde se sufren los impactos del cambio climático. Y es donde también se puede transformar la crisis en oportunidad, generando empleo verde, inversiones sostenibles y desarrollo con equidad social.
Por eso, la Semana del Clima de Rosario, que se llevará a cabo entre el 18 y el 24 de agosto, no es un evento más: es un acto de proyección estratégica. Es el espacio donde podemos reunir a los actores clave de nuestra región —el campo, las industrias, las cooperativas, las universidades, las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos locales, los gremios, los clubes, entre otros— para pensar juntos nuestra hoja de ruta hacia un futuro sostenible. La integración activa de estos sectores es fundamental para garantizar que las políticas climáticas sean reales, efectivas y justas, vinculando la innovación tecnológica con la experiencia territorial. Y eso es lo que busca este evento, potenciar la acción local con impacto global.
No hay transición ecológica sin incluir en las discusiones a los sectores productivos. No hay justicia climática sin participación territorial. No hay representación verdadera si quienes transforman todos los días desde el llano no tienen voz en los grandes foros internacionales. Nuestra región tiene con qué, y sobre todo, tiene un para qué.
La COP30 en Belém no debe ser un evento lejano ni abstracto. Es momento de dejar de copiar agendas ajenas y construir la propia. De asumir que el cambio climático también pasa por nuestros ríos, por nuestro campo, por nuestra biodiversidad, por nuestra gente. Urge construir una meta compartida que reúna a gobiernos, sociedad civil, sectores productivos y academia en una alianza multisectorial capaz de enfrentar los desafíos climáticos. El momento es ahora. El planeta nos exige liderazgo local con proyección global. La Semana del Clima de Rosario es una gran oportunidad para que nuestra ciudad se convierta en un referente regional en la lucha contra el cambio climático y defensa del ambiente.