La jueza indicó que, según los testimonios, el chofer, identificado como Julio César Jofré, de 29 años, se "habría bajado del transporte y dejado sus pasajeros adentro. Salvó su vida, no se expuso al peligro y abandonó al pasaje" antes de que el ferrocarril lo embistiera.
Las primeras pericias determinaron que las vías del ferrocarril estaban en buen estado y el lugar señalizado, aunque no había barreras, lo cual es habitual en los cruces de carreteras, dijo Esley.
Por esa razón, aún no puede ser indagado por la magistrada, lo que podría ocurrir recién la próxima semana, cuando también estén terminadas otras pericias recogidas por la policía en el lugar del hecho, y al colectivo, para recién determinar su situación procesal.
El personal policial de la subcomisaría tercera de Beazley, que instruye las actuaciones sumariales, caratuló preventivamente el hecho como "averiguación de homicidio múltiple en accidente de tránsito", pero ello puede ser modificado luego de las pericias y de los testimonios aportados por testigos de la tragedia.
La jueza dijo que de acuerdo a los testimonios recogidos por la policía de testigos que viajaban en otros vehículos y los dichos de algunos pasajeros, el conductor del colectivo "tenía auriculares puestos, probablemente escuchando música" y no escuchó las advertencias que sobre la cercanía del tren le hicieron a los gritos las niñas.
La policía tomó declaraciones informativas a los maquinistas de América Latina Logística, identificados como Alberto Fabio Fernández, de 50 años, y Juan José Urrutia, de 51, ambos con domicilio en la ciudad de Justo Daract, provincia de San Luis, quienes manifestaron que aplicaron los frenos del convoy ante la aparición del colectivo, pero fue imposible detenerlo.
Esley enfatizó que este accidente "fue más grave, debido a que el tren enganchó al colectivo y lo arrastró unos 300 metros, en cuyo trayecto empieza a dar tumbos sobre las vías, hasta quedar en posición invertida".
Agregó que el colectivo de la empresa Polo, contratado por el instituto Santa María y en el que viajaban 49 personas, iba a baja velocidad por la ruta 3 y al llegar al paso a nivel donde fue el accidente, "el motor hace primero un ruido ascendente y luego descendente, se ahoga y queda anclado en medio de las vías y no pudo salir de allí".
El tren, que era tirado por una locomotora, tenía 44 vagones cargados y otra locomotora empujando el convoy, "impactó al colectivo en el medio a 18 kilómetros por hora".
Un punto significativo que marcó la jueza es que "llama mucha la atención que las ropas del chofer estén prácticamente limpias, sin rastros del accidente. Hay una rotura del parabrisas del micro, y tenemos testimonios que dicen que el chofer no estaba al momento del impacto, por lo que bien pudo haber bajado o saltado".
De acuerdo a declaraciones de María Lucero, y de Roberto Lencina, padres de dos de las niñas heridas, que se recuperaban en hospitales de la capital puntana, las niñas les contaron que "el chofer del colectivo iba con auriculares puestos".
"Ellas al ver el tren, le gritaron avisándole, pero no las escuchó, y de pronto, saltó del colectivo, instantes antes que fueran embestidos", destacaron.
"El chofer nos abandonó", dijo a un tío Camila, una de las niñas sobrevivientes que se recupera con lesiones severas en sus pies en el Complejo Sanitario de San Luis.
Asimismo, otros testimonios de religiosos, que iban en automóviles particulares adelante del colectivo, señalaron que el mismo se detuvo momentáneamente en medio del paso a nivel y allí fue atropellado por el tren, por lo que la jueza estimó que "hubo una vacilación total del chofer en esos momentos".
La magistrada que en la inspección realizada ayer mañana, vio "un panorama devastador, muy fuerte e impactante, ya que se trataba de niñas pequeñas que habitualmente hacían esas excursiones solidarias".
Añadió que se encontró aún con "cosas desparramadas por toda la zona, juguetes, restos de comidas, tarjetas, ropa, y hasta las tortas que las niñas habían hecho para compartir con los chicos a los que iban a visitar". l (AP y DyN)
Inhumaron a las víctimas fatales
Una multitud, sacudida por el dolor y la congoja, despidió ayer los restos de seis niñas y las dos docentes fallecidas en el accidente. En la catedral sanluiseña fueron velados los restos de Julieta Sánchez, Paula Quiroga, Daiara Rocío Mariani Machuca, Iara Medero y Luz María Bianciotti, alumnas de quinto grado del instituto Santa María. En tanto, el velatorio de la alumna Ana Paula Garro Salomé y de la vicerrectora Virginia Farías se realizaron en casas de sepelios de la ciudad de San Luis, mientras que la docente Jessica Broncal fue trasladada a su pueblo natal, Quines, donde será sepultada. El obispo Pedro Martínez, que presidió la misa de cuerpo presente, dijo que “el dolor se ha puesto de manifiesto como si todos fueramos una gran familia.
El templo estuvo atestado de personas en el atrio, la explanada de ingreso y la muchedumbre ocupó la calle y la plaza principal de la ciudad.
El gobierno provincial decretó un asueto educativo de dos días y banderas a media asta en los organismos públicos. También muchos comercios no abrieron sus puertas en señal de respeto.
Heridos
Once de las 24 niñas hospitalizadas desde anteayer en el Complejo Sanitario San Luis por la tragedia del ómnibus escolar recibieron ayer el alta médica, según informó el director del establecimiento, Roberto Swartz. En tanto, sigue internada en estado crítico la catequista María Correa, con descompensación hemodinámica y respiración asistida, hay tres niñas en terapia intensiva que evolucionan favorablemente (una de ellas sufrió la amputación de un brazo y otra perdió una pierna), once más en sala pediátrica común y un hombre con un traumatismo de cráneo leve y una fractura.