Roberto Abbondanzieri es un hombre de fútbol. Pero ahora también de campo. Por eso una charla con el ex arquero de Central, Boca y del seleccionado impone abordar temáticas deportivas y productivas. El Pato ingresa en el túnel del tiempo a través del arco canalla para salir a la actualidad en un sembrado en la región de su pueblo, Bouquet, en el que disfruta de una actividad a la que define como "contratista rural". porque si bien tiene tierras, por ahora prefiere arrendarlas hasta que "aprenda mejor lo que consiste en ser productor agropecuario", dice. "Por eso trabajo con mis propias cosechadoras y tractores pero brindando prestaciones. Tengo un campo propio pero lo tengo alquilado", describe.
- ¿Qué es más difícil, defender el arco de Central, Boca y la selección o estar metido en el campo?
- Sin dudas que el campo. Porque en el arco podés calcular mal y no necesariamente sufrís un gol, en cambio en el campo los números son tan finitos que un error es irreversible. El fútbol te lleva mucho más tiempo, en el que sacrificás muchas cosas porque perdés un montón de vivencias de tu infancia y de tu familia, pero dentro de la cancha disfrutás los momentos. Por supuesto que algunos no son tan gratos, pero en mi recorrido disfruté y mucho.
- Dale, no hay problema.
¿Cómo ves la realidad de Central?
- Me preocupa y me apena. Es inevitable no recordar las épocas en las que uno estuvo, cuando la identidad futbolística era forjada desde las inferiores con mucha calidad y cantidad. La verdad que no está bueno lo que está pasando, porque si bien hay muchos chicos es indispensable que ellos estén sostenidos por un equipo que necesita de una columna vertebral de experiencia. Y quienes nacimos futbolísticamente en el club, obviamente que estamos pendiente y queremos lo mejor.
- ¿Y a Boca?
- A Boca no lo veo mal, por supuesto que el hecho de no volver a ganar una Copa Libertadores genera una lógica ansiedad, además es un club donde todo se amplifica de una manera permanente.
- Trabajaste con Martín Palermo y conocés muy bien a Riquelme. ¿Ves factible que puedan coincidir en Boca uno como técnico y el otro como vicepresidente?
- Por supuesto que sí, no tengo duda que lo podrían hacer. Es una cuestión de cinco minutos de charla. Si Martín comprueba que hay un gran proyecto, asume la responsabilidad. No agarraría si se trata sólo de un paso, para salir de una determinada situación.
- ¿Qué análisis hacés de la selección argentina de cara al Mundial?
- Le tengo mucha fe. Me parece muy bueno el trabajo que hizo Lionel Scaloni y creo que Lionel Messi está en un momento de plenitud. Pero me hace un poco de ruido la enorme confianza que compruebo cuando viajo por el país, me alarma un poquito, porque si bien es fundamental tener confianza, ir a un Mundial muy confiado no es conveniente. Y esto Scaloni lo sabe, los jugadores también. Sin dudas que hay aspectos que son muy positivos que llevan tranquilidad, como el presente de Leo y de varios jugadores.
- Vamos al campo, no de juego, sino al de siembra
- Bueno, cambiamos a la pelota por la cosechadora entonces.
- Sos un testigo privilegiado de la producción agropecuaria. ¿Cuál es tu mirada sobre la constante controversia con el sector?
- Lo primero que surge es que se mezclan muchas cosas cuando se refieren al campo, porque una cosa es el pequeño o mediano productor, otra cosa son los grandes, los que tienen y disponen del cereal, como ocurrió siempre. No es todo lo mismo. Pero en esa disputa que plantea el gobierno siempre pierden los más chicos, y lo sabe.
- En esa disputa económica, cuando se descuentan retenciones, costos de insumos y laborales, ¿la ganancia es tan considerable como afirman?
- Eso está vinculado a la magnitud del productor, porque insisto que no todo es lo mismo, pero vamos a la media, y ahí hay mucho de fantasía, porque en realidad es muy poco lo que se obtiene como rentabilidad en comparación a la inversión y al riesgo. Es por ello que yo por ahora consideré que no me conviene trabajarlo al campo que tengo sino arrendarlo. El costo de los insumos y del trabajo es muy elevado en comparación al porcentaje de ganancia que te queda. Pero esto es una posición personal, porque si bien es cierto que si trabajaría mi campo tendría un ingreso algo superior al alquiler, esa diferencia porcentual no me parece significativa para dejar de arrendar mi tierra. No obstante seguiré aprendiendo para cuando crea que ya estoy apto para dedicarme a sembrarlo por mi cuenta, porque es una actividad que me gusta mucho, y desde chiquito estoy vinculado al campo.
- ¿Cuándo aludís a los riesgos te referís a los vaivenes económicos?
- Sí, por supuesto, pero también a otros aspectos que hacen al trabajo en sí, porque por ejemplo en la zona en la que nosotros estamos (Bouquet) no tenemos riego, por lo que dependemos del clima, de la lluvia, y ese factor es decisivo para que el cereal alcance su desarrollo. Y si el tiempo no acompaña estás listo. Eso sucede actualmente con el trigo, que por no tener lluvias están en problemas.
- ¿Si tuvieras que establecer una escala de dificultades a debatir con el gobierno, cuál es la más importante?
- Las retenciones. Más cuando las reglas no son permanentes y el cereal se convierte en la variable de ajuste de los gobiernos. Por eso es lógico que los productores preserven sus cosechas hasta que las condiciones de comercializarlas sean más favorables. No obstante reitero, los chicos y pequeños productores no tienen mucho margen para eso porque deben reinvertir sus ingresos para poder seguir trabajando el campo.
- ¿El campo es el verdadero problema de este país como algunas posiciones políticas lo afirman?
- Para nada, no coincido con eso, sí estoy convencido que es un sector que puede seguir siendo de gran ayuda para la economía de este país. Como todos los sectores productivos y de servicios. Pero todos los actores económicos de la Argentina necesitan que los gobiernos reflejen su propio esfuerzo, que reestructuren su propio gasto, porque no pueden seguir pretendiendo aumentar impuestos para que un tercio continúe financiando los gastos del resto, los que son cada vez más y más.
- Sos amigo del ex presidente Mauricio Macri y el otro día estuviste con el gobernador Omar Perotti. ¿Cuál es tu posición política?
- No tengo una formación política partidaria. Soy pragmático en esto, me gusta ayudar con todo aquello que sea bueno para los argentinos, pero liberado de sectarismos. De Mauricio soy amigo, no hay una cuestión política, porque él fue muy importante en mi vida y en mi desarrollo. Si hoy tengo un campo fue porque él supo aconsejarme cuando yo estuve en Boca, y me hizo invertir en esto que actualmente es clave para la economía y tranquilidad familiar. Mi definición es personal, porque Mauricio es un amigo y no tengo dudas que fue un gran presidente para Boca. Y en cuanto a Perotti un día me convocó por varios temas en los que podía ayudar socialmente desde mi lugar y no tuve problemas, como así reconozco que su gestión también ayudó a muchos clubes, entre ellos el de mi pueblo, en el que somos 1.500 habitantes y realmente necesitan un respaldo provincial.