River Plate terminó de cargar la piedra al cuello que portaba hace un año en el ascenso al conseguir la vuelta a primera división con un 2 a 0 sobre Almirante Brown gracias a dos conquistas de David Trezeguet en el Monumental. Esos dos goles le pusieron fin a la pesadilla del último año y que tuvo al sufrimiento como el protagonista de su campaña, de principio a fin. La primera celebracion de un ascenso y no el título de campeón de un torneo de primera, como era costumbre.
En el partido decisivo, River, después de un muy flojo primer tiempo, cambió la cara en el complemento y así, al igual que sus hinchas, pudo desahogarse después del durísimo golpe que significó perder la categoría.
El Monumental estuvo inmerso en una cápsula de nervios y dramatismo, y con ese ambiente River salió a jugarse el ascenso ante Almirante Brown.
River intentó tomar el control del partido, pero al igual que en sus últimas presentaciones, le faltó ideas para crear y tampoco tuvo el ímpetu para llevar al rival contra su arco.
Sin participación de los volantes, en especial de César González, quien era el jugador más dúctil con el balón en sus pies, el equipo estuvo partido y el tridente ofensivo desconectado del resto. River fue un manojo de imprecisiones frente a Almirante, que se tiró atrás y complicó de contra.
En su única jugada colectiva positiva, River estuvo a punto de abrir el marcador. Fue a los 25’, cuando González remató mordido y luego, entre el arquero Monasterio y Ortiz le ahogaron el grito a Trezeguet. Así llegó a su fin la etapa inicial, con el rostro de los hinchas de River llenos de incertidumbre, pero con la ilusión de revertir la imagen. Los ingresos de Ocampos y Rogelio Funes Mori por González y Cavenaghi mejoraron el rendimiento porque el equipo tuvo más profundidad.
Además, Trezeguet se sintió cómodo con Funes Mori para descargar y generar opciones. Así llegó el primer gol. Cuando el franco-argentino le bajó la pelota al mellizo, quien estaba en posición adelantada, omitida por el juez de línea, y éste se la devolvió para que el atacante metiera un zurdazo al lado del poste izquierdo. Un golazo del ex Juventus, entre otros.
A partir de ahí, River justificó la victoria y manejó el balón.
En los minutos finales quedaba algo más, ya que primero Trezeguet desperdició un penal, atajado por Monasterio, y luego, a los 88’, el experimentado delantero no perdonó dentro del área y con un toque sutil selló el resultado final.
River le puso así punto final a la página más negativa de su historia, y a partir de ahora deberá aprender de los errores cometidos para no volver a transitar por este sinuoso camino.