La incomodidad que presenta Mérida en lo que respecta a la logística para llegar a esta ciudad se contrarresta con la jerarquía que impone el estadio Metropolitano. Una elección para nada caprichosa por parte de la Federación Venezolana de Fútbol. ¿Razones? Unas cuantas. La identidad con el fútbol que tiene Mérida es una de ellas, tal vez la principal. Pero otra razón que no es menor por cierto. De todos los estadios que fueron remozados o construidos desde cero para la Copa América de 2007, el Metropolitano es el que mejor estructura conserva. Porque pintorescos son (o fueron) todos, pero el de esta ciudad entrega todavía comodidades edilicias cómodas, propias de lo que se requiere para un partido de eliminatorias. Hoy, ese coqueto escenario, enclavado al pie del cerro de Zumba contempló a la Argentina de Bauza, aunque sin Messi.
Quienes conocen mejor que nadie la realidad futbolística de Venezuela, que son precisamente los periodistas caribeños, coinciden en que hoy su país carece de estadios capaces de entregar muchas de las comodidades requeridas. Hay un convencimiento supremo de que varias de aquellas sedes no recibieron el mantenimiento correspondiente y que el deterioro edilicio hizo de las suyas. Hoy sufren ese olvido el Olímpico de Caracas, el homónimo de Barinas, más los de Barquisimeto y Maracaibo.
Distinta es la situación con el Metropolitano de Mérida, que aguardó expectante y en buenas condiciones el partido de ayer. Como se trata de un estadio nuevo, tiene la particularidad de que todos los concurrentes tienen su butaca. Alberga a 42.684 personas. Para la prensa también ofrece lugares acordes, al menos en cuanto a número. Un total de 400 trabajadores de medios escritos, sobre el codo de la tribuna oeste. Cuenta con 12 cabinas para televisión y 34 para radio. Todo sobre la misma tribuna.
Aquí, a 1.630 metros sobre el nivel del mar (una altura irrelevante para el fútbol), luce el Metropolitano. Desde donde uno se puede deleitar con una vista decididamente pintoresca. El hecho de estar tan cerca del cerro de Zumba es un atractivo por sí mismo. Igualmente debieron llevarse a cabo unas cuantas refacciones para que el acondicionamiento fuera completo, como un tratamiento especial sobre el césped, como también pintura, recuperación de muchas butacas de mayor costo (las conocidas como sector VIP).
Pero que lo hayan mantenido más que a otros tiene su explicación. Es que Mérida es la ciudad por excelencia de Venezuela que más respira fútbol. Es la más pasional. Con un Estudiantes vanguardista en ese sentido.
Y la elección como sede no es casualidad, más aún sabiendo que Rafael Dudamel es el entrenador de la vinotinto. El ex arquero de la selección caribeña e muy querido en Estudiantes, donde no sólo jugó, sino que también fue técnico. Fue él mismo uno de los impulsores de esta movida.
Tiene la particularidad de contar con una estatua, justamente de un argentino. Se trata de Juan José Scarpeccio, quien fue jugador de Estudiantes durante una década. Es uno de los mayores ídolos de los hinchas merideños, que le rinden honor a su vida como futbolista en esta ciudad a quien muriera en un accidente de tránsito en 2006, cuando regresaba de Maracaibo, donde había ido a ver jugar a su hijo.
Ese detalle también forma parte del Coloso del Zumba, como aquí también se conoce al Metropolitano. Un estadio coqueto en el que el fútbol de alto nivel volvió a decir presente anoche.
Dos partidos más en esta cancha
El estadio Metropolitano de Mérida no sólo fue sede del partido de ayer ante Argentina, sino que la Federación Venezolana de Fútbol ya informó que en esta ciudad el seleccionado vinotinto jugará los dos partidos que le restan en eliminatorias en 2016: Brasil en octubre y Bolivia en noviembre.