¿Estás ligado al fútbol?
No. Estoy trabajando hace rato en el tribunal de cuentas de acá (Catamarca). Salgo de comisión en servicio de lunes a viernes por toda la provincia o incluso a otras, por lo que me imposibilita estar conectado con un club. Me encantaría entrenar a los más chicos, pero la actividad me condiciona. Sin embargo, dentro uno o dos años me dedicaré a la formación de juveniles.
¿Y qué recordás de tu paso por Central?
Guardo los mejores recuerdos porque fui a los 15 años a Central. Me acuerdo que un día vinieron a ver jugadores Pancho Erausquin con Landucci y terminaron llevándose cinco pibes, entre ellos estaba yo. Los otros eran el Monito Gordillo, Cristian González, Andrada y Villafañe. Una vez que llegué tuve que subir 12 kilos para poder jugar. Era muy flaquito y al tercer choque ya estaba fusilado, ja. Hice un plan alimentario y de entrenamiento que me ayudaron mucho. Luego debuté y se vino el Mundial el Sub 20 en Qatar.
¿Y qué pasó después de algunos partidos y ser campeón mundial, porque es como que te hicieron desaparecer del radar?
Uff, es como que quedé en el medio de todo cuando don Pedro había acordado ser técnico de Racing. En realidad, fuimos dos. El otro que quedó como yo fue Andrés Garrone, con quien fuimos a Qatar y logramos el título para la selección Sub 20. Volvimos y empezamos a tener inconvenientes.
¿Cómo cuáles o en qué sentido?
A esa altura la reserva era dirigida por Bauza. Y al Patón parecía que no le gustaba que le bajaran los jugadores de la primera, algo entendible porque no los entrenaba en la semana. Y fue así que fuimos perdiendo terreno. Quedé en el medio y me mandaron a la Rosarina, donde iba los domingos y hacía lo mejor posible.
De campeón mundial a la Primera local, qué lujo para la Rosarina y para Central.
Parece, ja. Sin embargo, luego pude volver a la primera y jugué con Ferro, Platense y ante San Lorenzo fui titular ese domingo que salió campeón. Después asumió Angel Zof, con quien hice la pretemporada, pero no era muy tenido en cuenta. Fui a reserva, pero seguía sin mucha actividad?
¿No tenías representante para que te pudiera orientar, pese a que en esa época había uno que tenía a casi todos los de primera y reserva?
Sí, al final firmé con Palito Socca. Tal vez uno de los errores fue no haber firmado antes?pero bueno, ya pasó todo.
¿Luego Central te dejó libre?
Claro. Pero ahí se abrió otro problema porque por contrato debía volver al club de origen, es decir, acá en Catamarca. El drama es que Marchetta me quería para Racing. Me dijo que arreglara mi tema y se hacía el pase. Incluso él confiaba en cerrarlo porque Central estaba interesado en Michelini, entonces era más sencillo. Pero mi club, Defensores del Norte, no quería saber nada con darme la libertad de acción. Me pedía en ese entonces como 40 mil dólares. Les dije que no tenía ese dinero. Que me dejaran libre y luego les pagaba con lo que iba a ganar en primera. No quisieron saber nada y tuve un año jugando en la liga regional de mi provincia para no estar parado.
¿Ahí es donde sufriste una seria lesión cuando tenías casi todo para jugar en primera de nuevo?
Así es. Me salvé en realidad gracias al milagro que hizo la Virgen del Valle. Si no, no la contaba. Me golpearon la cabeza en diciembre de 1996 en una jugada donde el árbitro había cobrado, pero el rival siguió y me pateó con todo y me provocó una fisura de cráneo, en el parietal izquierdo. Es como que me dolió más porque estaba por firmar prácticamente al otro día con Gimnasia y Tiro de Salta, que estaba en primera. Despeté tres días después. Me lesioné un sábado y abrí los ojos el martes. Estaba todo entubado. No entendía nada. Luego estuve como un año para volver a jugar, pese a que muchos me decían que no podría hacerlo nunca más por ese golpe en la cabeza. Pero volví.
¿Tuviste miedo cuando volviste?
Al principio sí. Pero gracias a Central Norte de Salta regresé a las canchas en 1998. Igual cuando cabeceaba lo hacía con la mollera, ja. Luego me compró el pase un empresario de ahí, de Rosario y fui a Chile. Pero me volví porque no me iban a cumplir con lo acordado.
¿Quién era el empresario?
Néstor Rozín
¿Entonces te llevó a O?Higginis?
Exacto. Pero ahí me dijeron que no me iban a pagar lo que habíamos hablado. Lo raro fue que luego me enteré que Néstor (Rozín) era como el dueño del club. Y de ahí fue que caí a Deportivo Armenio. No tenía idea de dónde estaba jugando. Incluso pensaba que era el Nacional B, y me dijeron que era la B, pero Metropolitana. Me quedé porque ya estaba jugado. Hice el esfuerzo y surgió la chance de ir a Belgrano, que estaba haciendo la pretemporada en San Jorge.
¿Y qué pasó?
Entrené, anduve bien y el entrenador me dijo que quería verme en la Copa Córdoba. Y si rendía me quedaba en Belgrano. Pero el hijo o sobrino de Néstor (Rozín), ya ni me acuerdo bien, me dijo que no podía viajar porque ellos no habían arreglado. Me dejó en claro que quería recuperar la plata que invirtieron y por eso no dejaron ir a Belgrano.
¿No trataste de hacerles entender que si firmabas podías luego hacer un acuerdo privado con ellos?
Sí, les dije que firmaba y arreglábamos. Pero no hubo caso. Les comenté que era más fácil recuperar la plata que pusieron estando en primera que jugando en la B con Armenio, pese a que era un club que nos tenía de diez dentro de sus posibilidades. Era todo a pulmón ahí. No quiso. Incluso el entrenador de Belgrano me decía que les pedía dinero para dejarme ir, y fue así que todo quedó trunco.
¿Y en Armenio qué dijeron?
Noray Nakis, el presidente, me dijo porqué no le había contado antes si los derechos federativos los tenía el club. Sin embargo, estuve un tiempo más y me volví a Catamarca.
¿Te desilusionó lo que rodea al fútbol, ya que viviste varias situaciones pocos felices?
Un poco sí. Aunque en el fútbol, como en todos los órdenes de la vida, tenés que tener una cuota de suerte. También hay que ser fuerte sobre todo cuando te tocan las adversidades. Creo que por eso me costó y considero que por ahí el chico que es de una gran ciudad logra posicionarse mejor que el resto llegado ciertos casos como me sucedió.
¿Te quedo entonces la espina de no poder demostrar quién eras en Central, pese a que si seguía Marchetta el destino podría haber sido otro?
Me hubiese gustado jugar más, claro. Quería hacerlo. Por ahí me quedó una cuenta pendiente con Edgardo (Bauza), quien me quería poner de 5. En cambio, le decía que me sentía mejor por afuera, haciendo la banda. Con el tiempo me di cuenta que de hacerlo podía tener más contacto con el juego. Afuera de eso, estoy tranquilo con lo que hice en Central. Lógico que a los chicos les diría que hay que estar preparado para jugar en varios puestos.
Más allá de que Central te dejó libre te hiciste hincha.
Por supuesto. Soy un canalla más. Estuve varios años en Rosario y me hice muy hincha. Incluso siempre cuento que lo que viví jugar en el Gigante no lo experimenté en otros lugares. Si hubiese habido tecnología como ahora la tarde que jugamos con San Lorenzo se podría haber visto como se movía todo el vestuario cuando la gente cantaba. No nos podíamos poner las vendas del movimiento que había.
¿Volviste al Gigante?
No, pero sí fui a verlo a Mendoza por Copa Argentina y a Córdoba, la noche que nos robaron el título con Boca. Nos pegamos la vuelta a Catamarca en tres horas de la calentura que teníamos. Fuera de eso, siempre lo sigo por televisión. En realidad, viví una hermosa etapa en Central.
Catamarca sin coronavirus
Catamarca registra junto a Formosa cero casos de coronavirus. Un fenómeno llamativo para el grueso de los mortales. Sin embargo, para José Luis Bayón hay un motivo. “Nos protege la virgen de Valle. Fijate que llegó gente del exterior y no pasó nada”, remarca con fe ante todo. Luego reforzó la creencia al afirmar que “nos cubre con su manto porque acá la sociedad no hace caso. Para que tengan una idea todos, en lo que va de la cuarentena fueron detenidas cuatro mil personas y hubo más de dos vehículos incautados. Y no nos pasó nada aún”.
Bayón además confesó que “otro tema que nos preocupa a los catamarqueños es el dengue. Tenemos muchos infectados en relación a la población”. Y agregó: “Por la pandemia no podrá venir el Papa Francisco para celebrar los 400 años de la virgen. Ibamos a hacer una gran fiesta, pero por el virus se complicó todo”. y luego recordó “cuando en 2004 nos agarró el terremoto con una magnitud de casi 7 en escala de Richter, no pasó a mayores en cuanto a víctimas fatales. No tuvimos una muerte, cuando en Chile y Colombia hizo mucho daño. La virgen nos protege, es así”.
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