"Son un método sistémico y fenomenológico que tiene la capacidad de explicar y mostrar con mucha claridad las razones por las cuales somos como somos y nos relacionamos como lo hacemos. Sin dudas abre una nueva mirada y nos brindan la posibilidad inmediata y certera de llegar a un lugar en el que se puede ver de otra manera, sortear la naturaleza dual de la mente y acelerar el camino hacia la solución. Además, nos invitan a mirarnos como parte de una memoria que se conserva en nuestra alma de experiencias que han pasado de generación en generación". Así se refiere la licenciada en psicología Sara Levita a las constelaciones familiares, una temática de la que es una referente en la Argentina. Levita estará en Rosario el viernes ofreciendo un taller en el Espacio Abre.
En una charla con Más expresó que los seres humanos "somos resultado de cientos, de miles de historias y destinos que llegaron antes que nosotros a través de nuestra madre y nuestro padre. Así como nuestro cuerpo es resultado de una información genética y hereditaria también lo es el alma. La diferencia es que lo primero es visible pero en el alma esa herencia es invisible".
El método, que gestó Bert Hellinger, fue cambiando con los años. "El abordaje también ha sido atravesado por nuevos alcances y comprensiones que nos llevaron a dar saltos cualitativos tan importantes hasta tener que nombrarlas como nuevas Constelaciones", relata la psicóloga.
Para muchas personas, señala Levita, "una vez que se conoce este camino y se aplica se convierte en una filosofía de vida".
—¿Cuáles son los beneficios de esta práctica?
—Si bien las Constelaciones tienen un contenido terapéutico no pueden considerarse una terapia en sentido estricto ya que no se crea una relación terapéutica con el consultante ni tampoco hay un seguimiento personalizado de los casos individuales, salvo cuando quien consulta así lo requiera. Es una herramienta compatible y complementaria con la terapia psicológica: no la reemplaza. De hecho, muchas personas asisten a los talleres y la información que toman y el reconocimiento que alcanzan lo vuelcan en sus procesos terapéuticos personales, y en otros casos, vienen acompañados por sus respectivos terapeutas. Sucede que a veces la información que está en el origen del conflicto, del obstáculo, de aquello que no fluye en la vida, está simplemente en otro lugar, donde la conciencia no puede llegar; porque no se trata de un contenido que se ha vivido y fue reprimido —el cual se puede recordar o asociar— sino que frecuentemente se trata de una información transgeneracional: es decir, relacionadas con experiencias, con destinos, con dolores, con exclusiones que han vivido nuestros ancestros, absolutamente desconocida en la mayoría de los casos, con los cuales, aún sin saberlo, estamos implicados. Y ahí es donde resulta efectiva esta herramienta que hace trascender estos límites que el yo impone y que sólo el alma sabe y contiene, ya que sucedieron en otro tiempo. De esa manera se acelera la solución. Las comprensiones alcanzadas contribuyen al proceso terapéutico en aquel que lo está realizando.
—¿Qué formación se necesita para utilizar esta herramienta?
—La formación en Constelaciones Familiares y Nuevas Constelaciones es un proceso de dos años, en el que se ofrece una integración del aspecto académico-teórico-conceptual, y de transformación personal. En este sentido, el proceso personal es fundamental a la hora de poder dar luego lo que desde este marco se posibilita. La aplicación que se realiza desde las Constelaciones es múltiple: algunas personas se forman para aplicarlas a su vida, tomando la formación como parte de un proceso de transformación personal y otros deciden hacerlo para aplicarla a sus ámbitos laborales y/o profesionales, y otras personas para ser facilitadores.
—¿Qué diferencia hay entre constelar en grupo y hacerlo individualmente?
—Las constelaciones propiamente dichas son grupales. A nivel individual se ofrecen entrevistas individuales donde se las abordan desde la mirada sistémica y fenomenológica a la cual responden, utilizando además de este enfoque, herramientas sistémicas muy valiosas y reveladoras.
—¿Cuántas veces se puede constelar? ¿Hay una rutina?
—En los talleres las constelaciones invitan a un proceso de orden en el alma que puede ser logrado ya sea abriendo el propio sistema a partir de un tema puntual, participando y/o representando; en cualquiera de sus posibilidades resulta transformador. Por eso, se puede asistir todas las veces que la persona así lo considere o una vez por mes o una sola vez en la vida.
—Hay quienes rechazan o le temen a esta experiencia, ¿qué les diría?
—El temor o el rechazo surgen frecuentemente ante lo nuevo y lo desconocido. Pero tener la experiencia es la única forma que existe para reconocer lo que es y de esta manera poder evaluar, ya no a partir de una idea, sino de la vivencia misma. Allí todo sale a luz y surgen nuevos movimientos que estarán siempre al servicio de la vida.