Los precios al consumidor aumentaron 2,8% en abril de 2025 respecto de marzo y 47,3% interanual. Acumularon un alza de 11,6% en el primer cuatrimestre. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La inflación del mes pasado estuvo influenciada por la modificación del régimen cambiario, que pasó de un esquema de dólar casi fijo a una banda de flotación.
Si bien el IPC subió menos que el 3,7% de marzo, la medición del organismo nacional estuvo por encima del 2,3% que arrojó ese mismo cálculo para la ciudad de Buenos Aires (Caba). De hecho, si se exceptúa el tercer mes del año, la inflación de abril fue la más alta desde octubre del año pasado.
Rubro por rubro
La división de mayor aumento en el mes fue restaurantes y hoteles (4,1%), por subas en los alimentos y bebidas consumidos fuera del hogar. Le siguió recreación y cultura (4,0%), principalmente por incrementos en Servicios recreativos y culturales. Prendas de vestir y calzado registró subas de 3,8%, mientras que alimentos y bebidas no alcohólicas, se ubicó en cuarto lugar, con un incremento de 2,9%. Apenas un escalón más abajo, se relevaron aumentos de 2,8% en bebidas alcohólicas y comunicaciones.
Por debajo del índice general evolucionaron bienes y servicios varios (2,5%), salud (2,5%), educación (2,5%), vivienda (1,9%), transporte (1,7%) y equipamiento y mantenimiento del hogar (0,9%). A nivel de las categorías, los bienes y servicios en el IPC Núcleo (3,2%) lideraron el incremento, seguidos de los precios Estacionales (1,9%) y los Regulados (1,8%).
Las regiones de noroeste y Cuyo experimentaron los mayores aumentos, del 2,9% mensual, mientras que la pampeana y Gran Buenos Aires se ubicaron en el 2,8% y Nordeste y Patagonia en el 2,7%.
En la región pampeana, el rubro con mayor aumento fue el de servicios culturales (10%), seguido de alquileres (6,1%). En este último segmento, es notable la diferencia de crecimiento que experimentó respecto de otros aglomerados, como el de Gran Buenos (3,6%). En sentido inverso, también contrastó la evolución del precio de las prendas de vestir: 3,2% contra 5,1%.
Dentro de la dvisión de alimentos y bebidas, las carnes picaron en punta (4,9%), seguidas de aceites, grasas y mantecas (3,7%) y leche, lácteos y huevos (3,2%)
Tras la aceleración inflacionaria del primer trimestre del año y la modificación del régimen cambiario hacia un esquema de flotación entre bandas, el equipo económico se mostró muy activo en el control de precios. El propio ministro de Economía, Luis Caputo, encabezó reuniones con empresarios supermercadistas para que rechacen las listas que llegaron con aumento de parte de los proveedores de alimentos. El gobierno también moderó aumentos tarifarios y, sobre todo, intervino de diferentes maneras para planchar el dólar y poner tope a las negociaciones salariales.
Ancla salarial
“La desinflación tiene como condición básica que los salarios sean el ancla nominal y sacrifiquen toda chance de recuperación real en el altar de una estabilidad, que termina pareciéndose mucho a la paz de los cementerios”, destacó el director ejecutivo del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD), Nicolás Trotta.
El ex ministro de Educación analizó los resultados de la medición inflacionaria que realiza el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) y del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD). Ese índice desaceleró al 2,3% en abril, aunque para el 30% más pobre fue de 2,4% y para el 10% más rico fue del 2,05%.
Por su parte, el coordinador del IET, Fabián Amico, resaltó que “el nuevo esquema del gobierno, tras el mega préstamo del FMI, permitió estabilizar el tipo de cambio y llevó al cuasi colapso de la brecha cambiaria, induciendo una nueva baja de la inflación, en particular de alimentos, sumado a una pausa en el ajuste de los precios regulados (tarifas). El ancla cambiaria tiene como condición que el BCRA no acumule reservas, ya que, si la autoridad monetaria compara divisas a efectos de cumplir las metas pactadas con el FMI, la demanda resultante llevaría el tipo de cambio por encima de la mitad de la banda y podría inducir mayores expectativas de devaluación y poner en riesgo el incentivo al carry trade. De modo que el gobierno aspira a mantener bajo el tipo de cambio, no cumular reservas y pagar los próximos vencimientos de deuda con más deuda”.