Dos jubilados de la provincia de Corrientes sufrieron un robo particular: desconocidos se llevaron una imagen de la Virgen de Itatí que tenían en el patio su casa. Pero lo más insólito fue lo que ocurrió poco después. Es que los delincuentes regresaron a la escena del crimen con un mensaje extorsivo y pidieron dinero a cambio de devolver la estatua consagrada.
Según detalla el diario Época, de Corrientes, el episodio ocurrió el domingo 13 de julio a la madrugada, en el Barrio San Roque Oeste de la ciudad de Itatí. Según los reportes, la pareja de jubilados dormía cuando dos desconocidos ingresaron a su propiedad y se llevaron del patio una vitrina que tenía en su interior la sagrada imagen de la Virgen de Itatí. Una cámara de seguridad registró el momento en que los delincuentes forzaron las rejas del hogar ubicado en Los Puelches casi Tafí del Valle y se llevaron la imagen.
Unas horas después del robo, los criminales regresaron al lugar con un pedido de rescate. Sí, les exigieron a los dueños de la imagen de la Virgen de Itatí dinero a cambio de su devolución.
No se trataba de ladrones tan desconocidos. Según el medio correntino, los vecinos identificaron a los malhechores, quienes serían viejos conocidos en la zona. Si bien los jubilados habrían entregado dinero para recuperar la preciada imagen, aún no lograron recuperar la vitrina con la estatua.
La historia de la Virgen de Itatí
La Virgen de Itatí es una advocación mariana venerada en la ciudad de Itatí, provincia de Corrientes, Argentina.
La historia de la virgen es bastante particular. Hay relatos sobre la figura religiosa que se remontan al siglo XVI, cuando un grupo franciscano arribó a las costas de tierra que eran posesión del cacique Yaguarón. Los visitantes trajeron consigo una imagen de la Inmaculada Concepción que fue ubicada en el que sería el primer oratorio construido a mano, lugar al que acudían a venerarla los indios guaraníes.
Tiempo después, cuenta la leyenda, una tribu atacó la zona y la estatuilla desapareció. Pero días más tarde la encontraron sobre unas rocas blancas en la costa del río, cerca de la pequeña capilla que le habían construido. Acto seguido, los guaraníes la devolvieron a su lugar original, pero no tardó en volver a abandonar el sitio. Los lugareños consideraron que estos movimientos eran un mensaje divino. Por ese motivo, los franciscanos resolvieron dejarla en el lugar que la habían encontrado, debido a que "era una elección de María".
Aseguran que en una de las oportunidades que la imagen desapareció, la encontraron posada sobre una piedra que irradiaba luz y una música de procedencia desconocida acompañaba esa postal. Se dice que aquellas rocas eran piedras calizas o blancas, que en guaraní se traduce a itá morotí, dando su abreviación el origen al nombre de la Virgen de Itatí, “punta de piedra”.
Un siglo después de los franciscanos, Fray Luis de Gamarra -que era un sacerdote del lugar- presenció la primera transfiguración de la Virgen. Sobre el hecho, expresó: “Se produjo una extraordinaria mudanza del rostro y estaba tan linda y hermosa que jamás tal la había visto”.
Hoy en día, la Basílica de Itatí es una de las más importantes de la región, y la Virgen de Itatí una de las figuras que más devotos reúne a lo largo del territorio nacional. Paraguayos, uruguayos y brasileros rezan a la Inmaculada.
¿Cómo se le reza a la Virgen de Itatí?
Considerada como reina del Paraná y reina del amor, la Virgen de Itatí se proclamó 23 de abril de 1918 como patrona y protectora de las provincia de Corrientes y Misiones.
En realidad conmemora su fiesta religiosa el 9 de julio. Fue coronada por la máxima figura de la Iglesia Católica, en aquel entonces el Papa León XIII.
A la Virgen de Itatí le reza quien quiere bendiciones para el agua pero también en sus vínculos.
Según la Conferencia Episcopal Argentina, así se le reza:
Oración a la Virgen de Itatí
Tiernísima Madre de Dios y de los hombres
que bajo la advocación de la pura y limpia
Concepción de Nuestra Señora de Itatí
miraste con ojos de misericordia
por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado,
no deseches ahora las suplicas de este tu hijo,
que humildemente recurre a ti…
Atiende mis necesidades, que tu mejor que yo las conoces.
Y, sobre todo, Madre mía,
concédeme un gran amor a tu divino Hijo Jesús y un corazón puro,
humilde y prudente, paciencia en la vida,
fortalece en las tentaciones y consuelo en la muerte.
Así sea.
Amén.