¿Cuál es el límite de una fiesta que se plantea como descontrolada? Ninguno. "Proyecto X" es la historia de tres alumnos que están en el último año de la secundaria y deciden hacerse populares con una fiesta "que nadie olvidará". De los mismos productores de "Qué pasó ayer", el filme que se estrena hoy en Rosario, invita a reflexionar sobre los pro y los contra de ofrecerle libertad absoluta a los hijos.
Thomas, Costa y J.B son tres estudiantes aparentemente anónimos que están a punto de terminar la secundaria. Su idea, entre ingenua y osada, es hacer una reunión de características atípicas y registrarla con una cámara para documentarla. Pero la voz se corre rápidamente a medida de que se rompen los sueños, se manchan las reputaciones y nacen las leyendas.
Con las actuaciones de Jonathan Daniel Brown, Oliver Cooper y Thomas Mann, el director Nima Nourizadeh se reunió con los productores de "Qué pasó ayer" con la idea de poner en pantalla una comedia que pueda entretener al espectador pero también que deje una moraleja.
"Proyecto X" se dispara a partir de la convicción adolescente basada en que la admiración de los compañeros y la popularidad es lo más grande que le puede suceder a un mortal. Drogas, bebidas alcohólicas y música a alto volumen generan un cóctel explosivo que va llevando a los protagonistas a una espiral de vértigo y adrenalina.
Con la técnica de cámara en mano, Nima Nourizadeh le da más realismo a esta producción, que por momentos parece poco más que un video casero de cualquier alumno de un colegio secundario estadounidense. Pero también de cualquier lugar del planeta.
"Quería ser genial por una noche, quería que las chicas se fijaran en mí. Luego las cosas se descontrolaron un poco", dice uno de los protagonistas del filme. Y algo de eso ocurre en el largometraje de Nourizadeh, al que muchos lo pueden tomar como un llamado de advertencia para padres distraídos e incluso para la policía.
El escenario de "Proyecto X" es una casa en ruinas, tanto que se parece más a una zona de guerra que a un vecindario familiar. Es difícil saber qué causó más daños, si el fuego o los esfuerzos de los helicópteros por apagar el incendio, aunque el iracundo narcotraficante con el lanzallamas tiene gran parte de la responsabilidad.
Por supuesto, él solo quería recuperar a su gnomo de manos de los adolescentes que se lo habían robado, y ellos desconocían su valor real. Sólo querían una mascota para su fiesta, su "evento social", que los llevará desde sus anónimas existencias de escuela secundaria hasta los libros de historia. Pero, claro, todo se justifica porque sólo se cumplen 17 años una vez. Así que será difícil encontrar a un responsable por los daños valorados en un número de siete cifras.
Lo bueno es que todo esto una ilusión; aunque estas escenas fueron filmadas para que parezcan verdaderas, en base a historias de fiestas reales que se salieron de control y el alto costo implicado en solucionar el desastre.
El productor Todd Phillips, conocido por su labor en "Qué pasó ayer", dice: "Todo comenzó de forma extraña, más bien como un experimento. Varios de nosotros nos sentamos en un cuarto a compartir historias de fiestas memorables, a algunas de las cuales asistimos y otras de las que sólo oímos hablar. Fue divertido".
Por su parte, el director Nourizadeh explicó por qué considera que lo eligieron para estar al mando de este filme. "Pensaron que podría ponerle mi sello, hacer que fuera auténtica. Lo que más me entusiasmó fue hacerlo desde mi perspectiva. Querían que tuviera los pies en la tierra, que fuera realista. Pensé que si querían eso debíamos buscar actores desconocidos. Encontrar jóvenes nuevos, sin experiencia, fue una perspectiva emocionante", remató.
Muchos ojos en el rodaje
Al tratar de crear un entorno realista donde se desarrollara la fiesta, y como una forma de disminuir las restricciones implícitas en una película narrada en primera persona, Nourizadeh y el director de fotografía Ken Seng se dieron cuenta de que en el siglo XXI, cualquiera con un teléfono móvil es un director de cine, así que de inmediato, el equipo supo que “Proyecto X” no sería sólo una película encuadrada dentro del conocido marco de la mayoría de las películas de escuela secundaria, sería también una película vista por muchos ojos a la vez. La mayoría de las discusiones iniciales sobre la filmación giraron en torno al uso de formatos múltiples, capturados con una amplia variedad de cámaras. Se filmó con ocho sistemas diferentes de rodaje. Es una película contada desde el punto de vista de todos los que asisten a la fiesta. “Buscamos mostrar la dimensión de este evento y el nivel de destrucción. Por ejemplo, cómo haríamos para que algo más de 200 extras parecieran más de mil”, dijo el director.