Mucho se está hablando de hacer un "parate" en el desarrollo y aplicaciones de la Inteligencia artificial (IA), de detener el fuego, de los millones de puestos de trabajo que se perderían, y de que todo esto está ocurriendo muy rápidamente sin saber hacia dónde vamos. Ignorando las consecuencias.
La difusión de una foto generada por inteligencia artificial del Papa con un abrigo de una prestigiosa marca de ropa que no era de él, es un ejemplo que ya conocemos y se llama fake news. Lo hemos vivido en mensajes, en notas periodísticas, en videos y audios sacados de contexto. La diferencia es que ahora se hizo con una tecnología de inteligencia artificial que es de público uso.
La conmoción que se suscita es porque ahora la tecnología para una posible falsificación o manipulación ya no esté solo en manos de aquellos que tenían grandes equipos de programadores y computadoras, sino que cualquiera puede hacerlo.
“Humanos” hasta el último detalle creado en base a imágenes digitales y videos realizados en laboratorios, no es una tecnología nueva. El año pasado presentamos en el Congreso Internacional en Innovación Tecnológica (CIITI) qué son los metahumanos o humanos digitales de Unreal (un sistema "motor" para desarrollar videojuegos). También planteamos el debate e incentivamos a profesionales, alumnos, e investigadores, a pensar sobre el valor y la responsabilidad de la creación y uso de la tecnología desde lo ético con un impacto positivo en la sociedad.
La idea de que una vez que se soltó al genio de la botella se puede volver a guardar, resulta una ilusión. El foco no debe estar ahí. Por un lado, está el documento con las 1.300 firmas de personas relevantes que piden hacer un alto fuego de la IA hasta que se pueda evaluar su impacto. Tarea que como mínimo llevaría varios años realizar e incluso quizás se necesitaría un programa de inteligencia artificial con computadoras cuánticas para hacerlo rápidamente. Pero, no se alarmen: no existe hoy en día un programa de IA que pueda hacer de todo, ni una computadora cuántica que pueda realizarlo.
Tecnología avanzada
Es cierto que a veces hay mucha especulación y alarma en torno a ciertas tecnologías o eventos que se perciben como amenazas. Es importante que la información que se comparte con el público sea precisa y esté respaldada por evidencia científica sólida.
En el caso de las computadoras cuánticas y las redes neuronales, si bien son tecnologías muy avanzadas y complejas, todavía hay mucho que se desconoce acerca de cómo funcionan exactamente. También, es importante destacar que estas tecnologías tienen enormes posibilidades de avance en diversos campos.
Las dos preguntas claves que deberíamos realizarnos sobre el enfoque alarmista son, ¿Es posible evaluar el impacto real de una tecnología que no se creó todavía? Creo que no, y digo creo porque no tengo la certeza, pues eso solo IA da evidencia empírica. Y la otra pregunta es: ¿Es posible ponernos de acuerdo para frenar el desarrollo a nivel mundial de una tecnología como la IA? Creo que también la respuesta es no. Porque basta que un país no frene el desarrollo para sacarle ventaja a todo el resto del mundo.
Mi optimismo no está en la tecnología, sino en la sociedad, que es capaz de reaccionar ante los cambios negativos, y crear los resortes dentro de los sistemas democráticos que dan batalla contra estos cambios que pueden venir desde el uso de una tecnología. Estos resortes son las instituciones de gobierno, los sindicatos organizados, las organizaciones sin fine de lucro, las universidades y todo aquel que esté dispuesto a ver un poco más allá, a proponer ideas, realizar estudios y, sin duda, acordar para generar políticas de estado sobre los temas de fondo.
Mi preocupación es que se están haciendo las preguntas equivocadas, y el foco está en el árbol y no en el bosque. Es necesario generar acuerdos, que se creen equipos de trabajo que participen en investigaciones, en propuestas nacionales e internacionales que permitan regular y fomentar el avance tecnológico, crear leyes antes de sufrir las consecuencias.
Néstor Balich. Director del Laboratorio de Robótica Física e Inteligencia Artificial de la UAI