Ernesto de Jesús Trinidad Domínguez era de nacionalidad paraguaya, tenía 21 años y su cuerpo fue encontrado poco antes de la medianoche del lunes a un costado de las vías que corren paralelas a calle Felipe Moré, a la altura del cruce con Rueda, en el corazón de Villa Banana.
Aunque en las primeras horas posteriores al crimen su identidad no había sido confirmada, exámenes dactiloscópicos realizados en el Instituto Médico Legal (IML) durante la autopsia permitieron saber de quién se trataba y así echar un poco de luz sobre la investigación que tendrá por delante la fiscal Georgina Pairola y los pesquisas de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
De acuerdo a la información oficial, un llamado al 911 alertó de la presencia del cuerpo en el lugar y una comisión policial se dirigió hacia allí confirmando lo dicho en la denuncia. Poco más tarde una unidad del Sistema de Emergencia (Sies) se sumó a la comitiva y los paramédicos comprobaron que la víctima se trataba de un muchacho joven que presentaba varias heridas provocadas por balazos.
De acuerdo a algunas entrevistas realizadas entre vecinos de la zona, los pesquisas supieron que el muchacho no era habitante del lugar, tal es así que su último domicilio registrado es Garzón al 1300 bis, en una humilde sector de Empalme Graneros.
También los vecinos refirieron, quizás por temor o por ocultar lo ocurrido, que no conocían cómo había sucedido el homicidio y mucho menos que escucharon discusión o tiros. Sí pudieron establecer los peritos del Gabinete Criminalístico que trabajaron en el lugar que junto al cuerpo había seis vainas servidas calibre 9 milímetros y una bala de plomo encamisada y deformada.
En ese marco el cadáver fue derivado al IML para su autopsia donde se detectó que presentaba diez orificios de proyectiles, aunque no se especificó cuántos eran de entrada y de salida. Además la fiscal a cargo de la investigación pidió que se realice la pericia de dermotest para saber si la víctima usó o disparó algún arma de fuego, que se preserve la vestimenta que usaba al ser asesinado y que se rastreen cámaras de videovigilancia públicas o privadas que pueda haber en la zona a fin de esclarecer lo ocurrido.
Respecto a las hipótesis que manejan los investigadores policiales, anoche no se descartaba que el muchacho haya estado vinculado a alguna de las bandas que disputan el negocio del narcomenudeo en la zona donde ocurrió el crimen.
En ese sentido mencionaron apellidos ligados a clanes como los Sanabria, apostados en el barrio Triángulo, o las huestes del “Gordo Brian”, que son de Empalme Graneros (donde residía la víctima) quienes estarían haciendo “negocios”.