Hace cuarenta años, Sergio Apolo Robles se convertía en el último futbolista que pasaba directamente desde uno de los clubes grandes de Rosario a su clásico rival. “Hoy no sería posible pasar de un club al otro”, planteó el exdelantero salteño acerca de ese traspaso de Central a Newell’s, que se concretó en 1983. Robles se encuentra por estos días en su Salta natal, con el deseo de seguir su carrera de entrenador en el sur santafesino, tras haber estado al frente de Belgrano de Santa Isabel (2018), Piamonte (2019), Mitre de Landetta 2020-2023. Desde el norte, charló con Ovación sobre su carrera ligada al fútbol rosarino y a los clásicos, en la previa de uno nuevo. Si bien se identifica con Newell’s, Central forma parte de su vida, entre otras cosas porque sus tres hijos, el nieto y el yerno son “canallones”.
Robles anotó 6 goles en los clásicos, todos con Newell’s (1974-1978 y 1983). Fue campeón del Metropolitano 1974, y el día de la consagración, en cancha de Central, lo siguió desde la tribuna. Por tratarse de “un tipo de palabra”, respetó el compromiso asumido con Don Angel Zof de vestir la camiseta auriazul en 1982, pese a que Juan Carlos Montes, que lo quería llevar nuevamente a Newell’s, le dijo que “estaba loco”. Su etapa en el club de Arroyito fue breve. Llegó a estar en el banco en un clásico, ahora del otro lado, hasta que retornó al Parque en 1983.
Me inicié en Salta, en Argentinos del Norte, donde debuté a los 14 años en primera división. A los 17, en 1972, me compró Juventud Antoniana. En el 73 ya jugué un Nacional. Tenía de técnico al Gitano Juárez. Mi apodo de Gitanito es por él. Un día me preguntó qué hacía en Salta, que yo tenía que estar jugando en el fútbol profesional. Si yo llegué a Newell’s fue por el Gitano. Hizo la gestión en silencio. Ni sabía que estaba hablando con Newell’s. De pronto el Gitano se fue, sin decirme nada, y a principios de 1974 apareció un dirigente de Newell’s y me dio la noticia de que me habían comprado.
¿Cuánto cambió su vida el paso de Antoniana a Newell’s?
No mucho. Tenía la meta de ser futbolista. Desde los 13 años se lo dije a mi viejo. Por supuesto que llegar a los 19 años al fútbol profesional era un logro.
¿Tampoco cuando le tocó jugar su primer clásico?
No. Siempre tuve una misma forma de pensar, y yo creía mucho en mí. No me fijaba si tenía enfrente un marcador bueno o malo. Siempre creí en mis condiciones, y esa fue una de las causas por las que llegué.
¿La rivalidad entre Newell’s y Central era más tranquila?
Afuera de la cancha, no sé si los jugadores éramos amigos pero teníamos una buena relación. Hoy también debe pasar eso. La relación de bronca y odio es más que nada de los hinchas. Lo que sí, no creo que hoy sería posible un caso como el mío, de pasar de un club al otro. Pero en ese momento, no hubo problemas. Para mí, jugar un clásico era esperar ese momento. Por suerte me fue muy bien. Tuve la posibilidad de convertir 6 goles en los clásicos.
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Sergio Apolo Robles jugó en Newell's entre 1978-1978 y 1983.
Archivo La Capital
¿Destaca alguno de esos goles?
Sí, el primero, que fue de penal (2-2, Ronda Final del Nacional 74). Los compañeros no querían agarrar la pelota para patearlo. Y la agarré yo. El arquero era Biasutto. Después del partido, la señora de la pensión donde yo estaba, la vieja Pepa, que era una segunda madre, me comentó que lo veía a Biasutto tan grande y a mí tan chiquito frente a la pelota... Nunca en los penales tomé carrera. Miraba a los arqueros, porque siempre se tiran antes. Es una virtud que tenía. A partir de ese momento los penales los pateé yo.
Formó parte del Newell’s campeón de 1974, pero no estuvo contra Central el día de la consagración.
Jugué la mayoría de los partidos. Era titular pero me lesioné contra Huracán (primer partido del cuadrangular final). Tuve un esguince de tobillo y me enyesaron. En la cancha de Central estuve en la tribuna. Juan Ramón Rocha jugó en mi lugar. Luego del partido fuimos a la cancha de Newell’s a festejar y me acuerdo que el Mono Obberti me llevó en andas y me dijo: “Esto también es tuyo”.
¿Cuáles eran sus características?
La habilidad. Era muy técnico. Quería tener la pelota. En el fútbol no solo se juega con los pies sino con la cabeza. Pero en Newell’s tuve que cambiar mi forma de juego. Me acuerdo que cuando llegué yo gambeteaba y al otro día de un partido el comentario del diario La Capital fue que jugaba bien pero que tenía que empezar a tocar un poco más. A partir de ese momento pensé que si no cambiaba no iba a jugar. Y así lo hice. Era un buen definidor, tranquilo frente al arquero. Tengo casi 70 goles, a pesar que en mi carrera tuve cuatro operaciones y una fractura.
Cuando surgió lo de Central, ¿dudó en algún momento por el hecho de haber jugado en Newell’s?
No. Estaba con el pase libre de Sarmiento (antes jugó en Boca, entre 1979 y 1980) y el primero que se acercó a hablarme fue Don Angel Zof. Todavía no había arreglado en Central y vino Juan Carlos Montes a decirme que estaba loco, que como iba a ir ahí. Le dije que le di la palabra a Don Angel, sin pensar lo que podía a pasar. Siempre fui un tipo de palabra. Hoy no lo pensaría. Directamente no iría.
¿Por qué?
Por la rivalidad que hay. Hay otra forma de ver las cosas. Los mismos hinchas no dejarían que pase eso.
Pero en esos momentos el hincha no se lo reprochó.
No, para nada. El 2 de junio se hace la fiesta en el club por el campeonato del 74, fui a la mayoría y nunca tuve un reproche de nada. Igual hay gente que ni sabe que estuve en Central. Fueron cinco meses. Muy poco tiempo. Por ahí les digo a los hinchas de Newell’s que jugué en Central y no me creen.
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Sergio Apolo Robles pasó por Central en la segunda mitad de 1982.
Archivo La Capital
En esos meses en Central, ¿llegó a enfrentar a Newell’s?
Estuve en el banco en un clásico en cancha de Newell’s (terminó 1 a 1). No tuve la oportunidad de entrar.
¿Hubo alguna sensación en particular estando del otro lado?
Para nada. El fútbol siempre lo tomé como un trabajo, una profesión y en donde me tocó jugar lo hice de la mejor manera, sin pensar quién estaba adelante.
Inmediatamente después se fue a Newell’s.
Sí. Fui el último que pasó directo de uno de los clubes de Rosario al de su clásico rival. En el 83 pasé a Newell’s, donde seguía Montes. Me había lesionado en Central, del tendón rotuliano, a mediados de diciembre de 1982. Me operaron y me dejaron libre. Por eso tuve un agarrada con el club, y con Agremiados que decía que podían dejarme libre. A partir de mi lío, se puso un artículo que dice que ningún club puede dejar libre a un jugador lesionado. A mí me jodieron, pero para algo sirvió.
¿Sigue mirando fútbol?
No soy de ir a la cancha, pero lo miro por televisión. Me gustan los equipos que juegan bien. Miro a Newell’s, porque jugué muchos años allá. Pero no me gusta como juega. Y Central está en la misma condición. Creo que el clásico será un partido clave y que, según el resultado, uno de los técnicos se irá.
En su familia, ¿el corazón está dividido con los colores de clubes de la ciudad?
Mis tres hijos, mi nieto y mi yerno son todos canallones. Yo les digo, “no todos somos perfectos” (se ríe).
Todos sus clásicos
Sergio Apolo Robles jugó 14 clásicos, 13 con Newell's (2 victorias, 8 empates y 3 derrotas) y uno con Central (empate), permaneciendo en este último en el banco de suplentes. Señaló 6 goles, todos jugando para el club del Parque
El primer gol del salteño en un clásico fue de penal, en el 2 a 2 de la Ronda Final del Nacional 1974, en cancha neutral (Newell's). Volvió a festejar en el 1 a 1, de visitante, en el Metro 1975, y en el 1-1 , de local, en el Nacional del mismo año.
Sus siguientes goles también fueron otros dos empates 1-1, ambos de visitante: Metro 1976 y Nacional de 1977. Y su última conquista en un clásico la consiguió en la caída por 3 a 1 en el Metro 1978, en cancha de Newell's, donde Central hizo de local porque su estadio se estaba remodelando para el Mundial.
En el Metro de 1982 estuvo en el banco de Central, en cancha de Newell's. El partido finalizó 1 a 1, con goles de Víctor Ramos para la lepra y Edgardo Bauza para el canalla.
Su último clásico fue en Newell's, en el Metropolitano de 1983. El partido culminó 3 a 3.