El contraste entre el arranque del torneo anterior y este inicio de la Copa de la Liga es evidente, muy notorio. Es cierto que los contextos pueden ser distintos, incluso otros los actores, pero la firmeza que mostraba el canalla a principios de año no es la misma de ahora. Nunca es del todo correcto apoyarse en los números sin un análisis del contexto y las cuestiones futbolísticas que envuelven a un equipo, pero la diferencia es sustancial. El Central de este campeonato sumó la mitad de los puntos de los que había logrado en aquellas primeras cinco fechas de la Liga Profesional. Diez aquella vez y cinco ahora.
Es prácticamente imposible no hacer referencia al nivel futbolístico del equipo porque allí están las explicaciones a todos los problemas que hoy muestra Central. Sin dudas hay un funcionamiento que decayó, una efectividad que no es la misma (la partida de Alejo Veliz parece influir demasiado) y encima una andanada de lesionados que, se quiera o no, perturba el armado del equipo. De todas formas, los problemas no parecen ser nuevos, sino que vienen de arrastre del último tramo del campeonato anterior. Allí también los números reflejan un comportamiento claro: dos victorias en los últimos 14 partidos.
No deja de ser llamativo también el hecho de aquel buen inicio en la Liga Profesional fue en medio de un proceso que recién iniciaba, con varias caras nuevas y un cuerpo técnico renovado. Aquello fue decididamente bueno y esto que muestra ahora evidencia una merma sustancial, al menos en lo que a cosecha de puntos se refiere.
Los 10 puntos logrados en esa oportunidad (triunfos ante Argentinos Juniors, Arsenal y Godoy Cruz; empate contra Tigre y derrota frente a Lanús), se contraponen con estas cinco unidades (victoria ante Talleres; empates con Atlético Tucumán e Independiente y caídas contra Banfield y Colón).
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Ignacio Malcorra es uno de los principales generadores de juego en Central. Ante el rojo salió por una molestia.
Leonardo Vincenti / La Capital
Por supuesto el análisis va de la mano con que lo que se está transitando es la etapa final de la temporada, en la que se define la clasificación a los playoffs y también los ingresos a las copas internacionales del próximo año. Y ese bajón en la producción es lo que hace que las señales de alerta se tornen cada vez más pronunciadas.
En nombres, Central tiene prácticamente el mismo equipo que en el semestre anterior, con la particularidad de que ahora no cuenta con quien fuera su carta goleadora: Alejo Veliz. Y en cierta forma eso se ve reflejado. No sólo porque no tenga un futbolista con condiciones para asumir semejante responsabilidad, sino porque en cierta forma el juego cambió, al menos en la terminación de las jugadas.
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Esto se vio claramente evidenciado en el partido ante Independiente, donde en varias ocasiones las decisiones fueron otras. Antes, con Veliz en cancha, cuando el equipo llegaba a zona de tres cuartos era común ver el centro al corazón del área, a la cabeza del hoy jugador de Tottenham, pero hoy la cosa es diferente.
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Bogado traslada y Cervera observa. Ambos llegaron como refuerzos a Central en el último mercado de pases.
Leonardo Vincenti / La Capital
Fueron no menos de cuatro o cinco veces las que Coyote Rodríguez optó por el enganche y la continuidad de la jugada hacia el centro o para tras, en busca de alguna otra alternativa, que el envío al área. En cierta forma eso habla de un acto de inteligencia, pero indudablemente la pérdida del poder ofensivo está a la vista. No es lo mismo terminar con un centro estando Veliz en cancha que hacerlo con Tobías Cervera, quien no tiene la misma capacidad para el juego aéreo.
Encima, en este inicio de campeonato, las lesiones le están jugando una mala pasada al canalla. Es que de a poco a Russo se le fueron cayendo soldados, lo que siempre genera un dolor de cabeza. Ya venía maltrecho en ese sentido y el martes por la noche se quedó sin Ignacio Malcorra, sin dudas uno de los laderos preferidos de Jaminton Campaz a la hora del desequilibrio en los metros finales del campo de juego. Por eso fue el colombiano quien tuvo que asumir toda la responsabilidad en ataque. Frente a tanta insistencia, con errores y virtudes, tuvo la recompensa del gol.
Entre la merma en el nivel de juego, la complejidad a la hora de hallar variantes, la pérdida de peso en ofensiva y la poca capacidad de lograr solidez defensiva es lo que está llevando a Central a no poder levantar cabeza de visitante, pero también a perder consistencia en el Gigante de Arroyito. Un combo que deriva, al menos hasta aquí, en una cosecha ostensiblemente inferior a la del inicio del torneo pasado.