En abril la inflación de los trabajadores se desaceleró al 2,3%: pero para el 30% más pobre fue de 2,4% y para el 10% más rico fue del 2,05%, según la medición del Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet) y del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD).
Si bien el índice registró una baja de 0,8 puntos porcentuales respecto a marzo, el rubro bebidas alcohólicas y tabaco lideró las subas con un alza del 4,1%.
En los deciles 1 a 3, correspondientes al 30% más pobre, la suba fue del 2,4%, mientras que en el decil 10, que agrupa al 10% más rico, fue del 2,05%. Los hogares con jefe desocupado fueron los más afectados, con una inflación del 2,48%, seguidos por aquellos con jefes asalariados no registrados (2,47%).
“La desinflación tiene como condición básica que los salarios sean el ancla nominal y sacrifiquen toda chance de recuperación real en el altar de una estabilidad, que termina pareciéndose mucho a la paz de los cementerios”, destacó el director ejecutivo del CCD y ex ministro de Educación, Nicolás Trotta.
En términos interanuales, la inflación se ubicó en 47,8%, el menor nivel desde junio de 2021. A las 16 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicará el nuevo informe del Indice de Precios al Consumidor (IPC) de abril.
Trotta explicó que “la baja de la inflación, gracias a la continuidad del ancla cambiaria bajo un régimen algo diferente, se produce en un contexto donde el gobierno parece tener éxito en que las paritarias ajusten salarios bien por debajo de la inflación mensual esperada. Esto establece una caída permanente del salario real y lleva al hundimiento del consumo masivo, ahogando toda posibilidad de recuperación de la actividad y el empleo. Así, la desinflación tiene como condición básica que los salarios tomen el papel de ancla nominal y sacrifiquen toda chance de recuperación real en el altar de una estabilidad que termina pareciéndose mucho a la paz de los cementerios”.
Las subas segmento por segmento
De acuerdo el informe del IET “el aumento de precios estuvo encabezado por la división de bebidas alcohólicas y tabaco, que subió 4,1%, impulsada por los aumentos en cigarrillos y cervezas. Le siguieron prendas de vestir y calzado (3,6%), y bienes y servicios varios (3,3%).
El rubro de mayor peso de todos, alimentos y bebidas no alcohólicas, aumentó al mismo ritmo que el índice general (2,3%), aunque con dinámicas internas dispares: mientras frutas y verduras registraron bajas que aliviaron el índice, proteínas animales como pescados (7,8%) y carnes (5%) presionaron al alza. El rubro de menor inflación fue recreación y cultura (1,2%), lo que en parte se explica por la caída del 14,7% en paquetes turísticos”.
Por su parte, el coordinador del IET, Fabián Amico, resaltó que “el nuevo esquema del gobierno, tras el mega préstamo del FMI, permitió estabilizar el tipo de cambio y llevó al cuasi colapso de la brecha cambiaria, induciendo una nueva baja de la inflación, en particular de alimentos, sumado a una pausa en el ajuste de los precios regulados (tarifas). El ancla cambiaria tiene como condición que el BCRA no acumule reservas, ya que, si la autoridad monetaria compara divisas a efectos de cumplir las metas pactadas con el FMI, la demanda resultante llevaría el tipo de cambio por encima de la mitad de la banda y podría inducir mayores expectativas de devaluación y poner en riesgo el incentivo al carry trade. De modo que el gobierno aspira a mantener bajo el tipo de cambio, no cumular reservas y pagar los próximos vencimientos de deuda con más deuda”.
Los más pobres, los más perjudicados
La inflación de abril volvió a castigar con mayor dureza a los sectores más vulnerables. Los especialistas del IET identificaron que “los hogares con jefe desocupado fueron los más afectados, con una inflación del 2,48%, seguidos por aquellos con jefes asalariados no registrados (2,47%)”. Esto se explica por el mayor peso del consumo de tabaco y bebidas alcohólicas en sus canastas. “Los asalariados registrados (2,31%) y los no asalariados (2,19%) registraron menores aumentos.
Asimismo, los hogares con jefe inquilino (2,45%) sufrieron más inflación que los de jefe propietario (2,24%), debido a un alza en alquileres superior al promedio general”, destacaron. Por su parte, también refirieron que “los hogares con jefe jubilado mostraron una inflación menor al promedio (2,19%), ya que rubros como medicamentos, electricidad y gas –que tienen fuerte peso en su canasta– aumentaron menos que el resto”.
Desde el punto de vista del ingreso, la inflación de abril fue más elevada en los hogares de menores recursos. “En los deciles 1 a 3, correspondientes al 30% más pobre, la suba fue del 2,4%, mientras que en el decil 10, que agrupa al 10% más rico, fue del 2,05%”, destaca el informe. “Esta diferencia se explica por la baja en los paquetes turísticos, que tienen mayor peso en las canastas de los hogares de mayores ingresos”, señalan desde el IET.
También se observan diferencias según la rama de ocupación del jefe del hogar. “Los mayores aumentos en abril se registraron entre trabajadores de ramas de bajos ingresos, como la construcción (2,46%) y el servicio doméstico (2,45%). En cambio, la inflación fue menor en ocupaciones mejor remuneradas, como finanzas (1,89%), servicios profesionales (2,16%) y petróleo y minería (2,23%)”, indican los datos. “Esta disparidad se vincula a la incidencia del turismo en las canastas: la caída en paquetes turísticos benefició más a quienes tienen ingresos altos”, explicaron los especialistas.