Hernán Piquín es el más popular de los bailarines prestigiosos. Fue parte del Ballet Estable del Teatro Colón y recorrió el mundo como primer bailarín en el Ballet Argentino de Julio Bocca. Tras su paso por el “Bailando por un sueño” de Marcelo Tinelli, acercó la danza como lenguaje artístico a muchos rincones del país. Ahora, se encarga de visitarlos en persona con la gira despedida del show “El último tango”, donde nueve artistas de nivel internacional narran una historia de amor original a través de clásicos del género. La cita en Rosario es este sábado 14, a las 20, en el Teatro Astengo (Mitre 745).
El artista despliega su talento, en el rol protagónico de Eugenio, junto a la primera bailarina Soledad Mangia, que interpreta a María de Buenos Aires. A ellos se suman otros seis bailarines destacados (Analía Morales, Gabriel Ponce, Débora Agudo, Ale Adrián, Mora Sánchez y Nahuel Tortosa,) y el Luciano Soria. A lo largo del espectáculo, recorren juntos 21 canciones, para dar cuenta de la elegancia, la sensualidad y el virtuosismo del tango en el escenario
“El Último Tango” es un espectáculo que narra la apasionante historia de amor entre una joven bailarina de tango, enigmática y apasionada, que se cruza con un talentoso bailarín, que vuelve a Argentina después de vivir muchos años fuera del país. Ambientada en el ambiente tanguero de Buenos Aires, la trama propone un viaje por el torbellino de emociones que atraviesan María y Eugenio, que danzan entre la pasión y el desarraigo.
Dentro del repertorio hay canciones clásicas, de contundente presencia en el imaginario colectivo, como “Siempre se vuelve a Buenos Aires”, “El día que me quieras”, “Adiós Nonino”, “Balada para un loco”, “Oblivion”, “Si sos brujo”, “Sin lágrimas”, “Milonga de Buenos Aires”, “El firulete”, “La Cumparsita, y “María De Buenos Aires”, entre muchas otras.
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“Este show empezó en España. Estaba allá y mi mánager me propuso hacer un espectáculo de tango. Le dije que sí y me dijo que tenía que ponerme a escribir algo. Yo no soy dramaturgo ni escritor, pero él me insistió y me dijo que me ponga a ver qué me salía. Empecé a escribir y a los quince días tenía esta historia. Se la mandé y le encantó, y me dijo que me pusiera a pensar los tangos para el show. Son veintiún escenas y veintiún tangos”, contó Hernán Piquín en diálogo con La Capital.
Antes de volver para estrenar el show y hacer una extensa gira por distintos puntos de Argentina y Uruguay, el bailarín estaba viviendo en la localidad de Almuñécar, en Andalucía. Aunque la historia de “El último tango” es completamente ficcionada, hay algo de la impronta del artista que vuelve a su patria, clave para el personaje de Eugenio, que también está presente en Piquín.
El tango, un puente para volver
Cuesta imaginar una forma más categórica de regresar al país que con un espectáculo enteramente dedicado al tango y a su idiosincrasia. “Me puse a buscar, a escuchar las letras para ver cuál daba con cada escena que quería contar. Estuve como veinte días escuchando y pensando en tango sin parar. Me iba a dormir y sentía que tal tango no, mejor otro porque expresaba otra cosa. Así se fue armando”, detalló Hernán.
Al momento de elegir los temas que movilizarían la historia, el bailarín tuvo en cuenta la lírica pero también la potencialidad de cada melodía para expresar emociones desde la danza, el lenguaje primordial del show. En ese sentido, hay varios tangos sin letra y uno de los más excelsos representantes de esta forma expresiva es sin dudas Astor Piazzolla.
“Los tangos son muy bailables. A mí me gusta mucho Piazzolla, así que metí mucho de eso porque me parece que es super bailable, es una música que se presta a todo. Yo no podría hacerlo si no hubiera al menos uno o dos temas de Piazzolla”, aseveró Piquín.
“Las letras son también muy importantes en el show porque ayudan a contar la historia. Si bien entendemos que narramos desde el movimiento y no hace falta escuchar una letra para entender la historia, traté también de que tanto la letra como la música estén acorde a cada escena. Hay varios tangos que tienen letra como ‘Oblivion’ pero yo los incorporé al espectáculo sin letra”, adelantó el artista.
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La historia de amor entre Eugenio y María de Buenos Aires se anticipa como una que contiene toda la “pasión y fatalidad” del género. “Cuando él llega de vuelta a Argentina, caminando por las calles de Buenos Aires escucha su tango preferido y decide entrar a la tanguería para ver quién canta. Hay tres parejas bailando, María sentada en una mesa y el cantante interpretando la canción que Eugenio ama que es justamente ‘Siempre se vuelve a Buenos Aires’. Ahí empieza toda la historia de amor, desamor, encuentro, desencuentro”, narró Hernán.
“El último tango” narra, a través de solos, dúos y escenas grupales, el desarrollo del amor entre los protagonistas, que tendrá desengaños y un desenlace shakesperiano. La cercanía afectiva de las canciones, la entrega de los cuerpos y las emociones de la historia hacen que el espectáculo haya cautivado al público de manera definitiva.
Tras su estreno en abril en calle Corrientes, con cinco funciones semanales a sala llena, Piquín y compañía decidieron embarcarse en una gira que se destaca por visitar localidades que extrañamente visitan los artistas.
“Yo no lo podía creer porque llegué en un momento en el que el país estaba bastante golpeado y no pensé que la gente iba a reaccionar así. Fuimos dos veces a Uruguay porque en la primera nos pidieron volver. Estamos felices. Yo cada vez que termino el show, grabo un video con el público y lo subo a redes. La gente deja sus comentarios, sus críticas y todos terminan diciendo lo mismo: que tiene mucha emoción, que es un espectáculo hermoso, que entran de una manera y salen de otra, que supera sus expectativas. Es tan lindo recibir esa clase de mensajes”, apuntó el bailarín sobre la respuesta de la audiencia.
Para explicar el fenómeno, Hernán habló de los méritos del espectáculo pero también reconoció la enorme influencia que tuvo su paso por la televisión para entablar un vínculo entrañable con el público.
“Creo que muchísimo tiene que ver mi paso por el programa de Marcelo Tinelli, ‘Bailando por un sueño’. Ahí me conoció mucha gente, fue muy masivo, de cierta forma me metí en la casa de todos. Y la verdad es que yo soy quien vieron en ese programa, no soy ni más ni menos que nadie. Soy un privilegiado porque puedo vivir de lo que amo hacer, soy un bendecido. Creo que me mostré tal cual soy y que la gente lo vio y por eso viene a mis shows. Hay gente que todavía me sigue hablando de mi participación, que me cuentan que paraban todo para verme bailar con Noelia (Pompa), y también cuando bailé con Cecilia (Figaredo) y Macarena (Rinaldi). El programa me abrió a todo el mundo que no era habitué del ballet. Y obviamente eso tiene muchísimo que ver con esto de que la gente elija venir a mis shows”, apuntó el bailarín.
Finalmente, anticipó su desembarco en el Teatro Astengo hablando sobre su relación con la ciudad. “Rosario me fascina. Me gusta la gente, me gusta cómo es el rosarino, cómo defiende su lugar. El público en toda la Argentina es tan demostrativo conmigo, pero hay lugares donde son más reservados. En Rosario son muy generosos, y eso es algo que me une: el amor a lo que hacemos y lo que tenemos”, cerró Piquín.