El mapa del delito que elaboró el Ministerio de Seguridad en base a las llamadas al 911 modificó el sistema de patrullajes policiales. A partir de las denuncias de los vecinos, se priorizan los recorridos en determinadas zonas. La otra novedad es que se resolvió reforzar esas rondas con operativos de “visibilidad”: dos o tres móviles que circulan a escasos metros, con un solo policía en su interior. También se evidenciaron cambios en las formas de venta de drogas: los puestos dejaron de ser los búnker de ladrillos, paredes anchas y ventanilla para mutar a casas usurpadas y viviendas de pasillo en barrios periféricos.
El jefe de la Unidad Regional II de Policía, Miguel Angel Oliva confirmó a La Capital que “durante las noches, en determinadas zonas de la ciudad que se definen estratégicamente, como las avenidas más concurridas, se han implementado patrullajes denominados de visibilidad”.
Según el conductor de la policía rosarina, se trata de “un procedimiento en el que participan dos o tres patrulleros que circulan en conjunto, a muy pocos metros de distancia, interconectados, con un solo agente en su interior”.
La presencia de un único policía en el patrullero generó sorpresa entre los rosarinos que visibilizaron esa situación. La regla convencional es que vaya el conductor y un acompañante.
“La idea —explicó— es que la presencia de tres móviles juntos genere un efecto de visibilidad de la fuerza policial y actué con efecto disuasorio” para evitar posibles hechos delictivos.
Para Oliva, los operativos de visibilidad “de a poco están dando resultado positivo. Incluso nos han permitido esclarecer algunas situaciones delictivas a través de un rápido accionar”.
El responsable de la UR II no descartó ampliar esta modalidad a otras zonas de la ciudad que no estén atravesadas por avenidas concurridas, de acuerdo a lo que fije la conducción política de la cartera de Seguridad.
Búnkers. Respecto a la cantidad de lugares denunciados por el tráfico de estupefacientes, la cifra sigue siendo alta: se pasó de 186 en abril de 2014 a 65 en la actualidad.
En abril, cuando llegaron a la ciudad los agentes federales, la provincia había presentado ante el Ministerio de Seguridad de la Nación y la Justicia Federal de Rosario una carpeta con cerca de 200 búnker que funcionaban en la ciudad para que fueran desbaratados por la administración central, teniendo en cuenta la competencia jurisdiccional.
En la primera jornada del megaoperativo que encabezó el secretario de Seguridad nacional, Sergio Berni, fueron allanados 89 puestos donde se vendía droga. Y quedó otro centenar pendiente de ser derribado.
Según los datos que aportaron el mes pasado desde la Unidad Regional II de Policía a la Justicia Federal local, quedan en la ciudad unos 65 lugares donde se comercializan estupefacientes en los barrios más conflictivos como Las Flores, Ludueña, Santa Lucía, La Cerámica y parte de Villa Gobernador Gálvez.
La novedad es que se observó en los últimos meses un cambio significativo en la lógica de la comercialización. Ya casi no hay en la ciudad estructuras como la de los búnker, con ladrillos, paredes anchas y ventanillas, visibles para todo el entorno barrial, que las autoridades apelaron a derrumbar para generar un efecto de impacto en la sociedad.
“Ahora hay fuertes sospechas de que se vende droga en viviendas usurpadas en zonas periféricas”, admitió el delegado del Ministerio de Seguridad para el Nodo Rosario, Gustavo Zignago.
Las denuncias por usurpaciones están en alza. En las últimas semanas, el complejo habitacional Zona Cero fue blanco de ocupaciones ilegales y tensión entre vecinos. Tanto que la Secretaría del Hábitat provincial intervino semanas atrás con agentes territoriales que censaron las casas y se dispuso presencia policial para evitar incidentes.
La policía también registró que ahora hay venta de droga en muchas casillas ubicadas en los pasillos, en áreas vulnerables de la ciudad, en base a la denuncia de muchos vecinos.
“Esta nueva modalidad de venta de droga es más compleja de combatir. El búnker era visible para todos, y hasta se lo derrumbaba para generar impacto y pacificar el entorno”, planteó Zignago.
“Ahora —continuó—, se presenta la denuncia ante la Justicia Federal en base a lo que aportan los vecinos y los patrullajes policiales. Y luego los jueces son los que investigan ese punto fijo, que al mutar cada tanto, obliga a arrancar de cero muchas investigaciones que están cerca de esclarecerse y eso demora su resolución”.