Socorristas sacaron con vida ayer a una bebé de dos semanas de entre los escombros de un edificio derrumbado en la ciudad de Ercis, provincia de Van, mientras continuaba la búsqueda de sobrevivientes del terremoto que sacudió al este de Turquía el domingo último y dejó al menos 459 muertos y miles de personas sin hogar.
La madre y la abuela del bebé también fueron rescatadas vivas y trasladadas en camillas ante los gritos de júbilo de los espectadores, que siguieron el dramático rescate bajo el frío y la lluvia torrencial.
"¡Es un milagro!", dijo Senol Yigit, tío de la bebé, Azra, cuyo nombre significa "pureza" o "virgen" en árabe. "Estoy muy feliz. ¿Qué puedo decir? Hemos estado esperando durante dos días. Habíamos perdido la esperanza cuando vimos por primera vez el edificio", agregó sollozando.
Sin embargo, las esperanzas de encontrar personas vivas bajo las toneladas de escombros se diluían a medida que pasaban las horas y los equipos extraían más cadáveres.
La cifra de muertos por el sismo del domingo último, de magnitud 7,2, se elevó a 459, dijo la Administración de Desastres y Emergencias del gobierno. No obstante, la cifra final probablemente aumentará ya que muchas personas siguen desaparecidas y 2.262 edificios estaban derrumbados.
Miles de residentes durmieron hacinados por tercera noche en tiendas de campaña, alrededor de fogatas y en autos en toda la provincia de Van, cerca de la frontera con Irán, que se vio afectada por una serie de réplicas.
Con las víctimas acusando al gobierno central de lentitud en la entrega de ayuda en la región, habitada por la minoría kurda, Ankara dijo que estaba enviando más tiendas de campaña y frazadas.
Aumentando los problemas para las autoridades, se oyeron disparos luego de que prisioneros incendiaran parte de una cárcel y lucharan contras guardias de seguridad, dos días después de que 200 reos se fugaran de un recinto penal por el caos originado tras el temblor.
El gobernante Partido AK ha pedido disculpas por los problemas de distribución de la asistencia y funcionarios dijeron que se debe dar prioridad a la entrega de carpas, mantas, sacos de dormir, agua y alimentos.
La urgencia por establecer centros de acogida se ha visto acrecentada por el empeoramiento del clima.
"No tenemos carpas, todos están viviendo afuera. Van colapsó psicológicamente, la vida se detuvo. Decenas de miles están en las calles. Todos tienen pánico", dijo Kemal Balci, un trabajador de la construcción, mientras esperaba noticias sobre amigos heridos en un hospital de la ciudad.
"La ayuda ha estado llegando tarde. Van quedó reducida a cero. No tenemos trabajos, pan, agua y hay nueve miembros en mi familia. Van retrocedió 100 años", agregó.
El sismo, el más poderoso en Turquía en una década, es un nuevo problema para los kurdos, el grupo étnico dominante del sureste de Turquía, donde más de 40.000 personas murieron en los 30 años de insurgencia separatista.
En una escalada de las hostilidades, aviones de combate turcos atacaron algunos blancos anteanoche en el norte de Irak, donde los militantes separatistas tienen sus bases.
Los esfuerzos del rescate se centraban en Ercis, una localidad de 100.000 habitantes que fue la más afectada, y en la capital provincial de Van, que tiene una población de un millón de habitantes.
Los trabajos se han visto obstaculizados por los cortes de energía y por más de 500 réplicas, una de ellas registrada ayer con una magnitud de 5,4.
Los equipos usaban máquinas, martillos, palas, picos y las manos para buscar entre los escombros. Cada tanto pedían silencio para escuchar a las voces de los que gritaban desde abajo de los restos.