En la Argentina actual, ser joven y buscar trabajo puede ser un verdadero desafío. Así lo revela el informe “Juventud desigual: un reto para el desarrollo del Cono Sur”, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que expone las profundas brechas y dificultades que enfrenta la población de entre 15 y 24 años en su tránsito hacia la educación y el empleo.
Las condiciones de trabajo en Argentina son precarias, especialmente para los jóvenes. En promedio, el 60 por ciento de los jóvenes ocupados enfrentan restricciones en sus empleos, ya sea informalidad, subempleo o ambas simultáneamente. En 2022, la tasa de informalidad laboral fue del 56 por ciento para los jóvenes, comparado con el 42 por ciento para los adultos.
Además, los jóvenes trabajan en promedio 36 horas semanales y ganan mensualmente la mitad de lo que perciben los adultos de entre 25 y 64 años. La situación es más crítica en Paraguay, donde 8 de cada 10 trabajadores jóvenes tienen un empleo informal, seguido por Argentina con 7 de cada 10. Estas condiciones laborales desfavorables se ven agravadas por la alta tasa de subempleo juvenil, que es del 15 por ciento en promedio, en comparación con el 9 por ciento para los adultos.
Jóvenes que no trabajan ni estudian
En Argentina, la proporción de jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como "NiNis", fue del 15 por ciento en 2022. De estos, el 10 por ciento son clasificados como NiNiNis, es decir, jóvenes que no solo están fuera del sistema educativo y laboral, sino que tampoco buscan empleo.
En la última década, la proporción de NiNis se ha reducido, especialmente entre las mujeres, aunque la brecha de género sigue siendo significativa, aunque menor a 4 puntos porcentuales en comparación con los hombres. Esta situación es preocupante, ya que contribuye a la transmisión intergeneracional de la pobreza y representa un desafío persistente para el desarrollo del país.
A pesar de que muchos jóvenes argentinos logran completar el nivel secundario e incluso iniciar estudios superiores, esa formación no se traduce necesariamente en oportunidades concretas en el mercado laboral. El 21% de los jóvenes está desempleado, una tasa tres veces más alta que la de los adultos, y más del 60% de quienes consiguen un empleo lo hacen en condiciones de informalidad o subempleo, sin aportes ni acceso a la seguridad social.
Las mujeres jóvenes sufren un doble impacto: a pesar de tener logros educativos superiores a los varones, son quienes más dificultades enfrentan para ingresar al mercado laboral. Muchas de ellas se ven relegadas a tareas de cuidado no remunerado, lo que las excluye de oportunidades educativas y profesionales. Además, en los hogares de menores ingresos, la proporción de jóvenes NiNis es casi tres veces mayor que en los sectores más acomodados, lo que acentúa la reproducción intergeneracional de la pobreza.
Jóvenes y mercado laboral
En Argentina, los jóvenes se dedican a diversas actividades, aunque enfrentan desafíos significativos en el mercado laboral. Aproximadamente el 65 por ciento de los jóvenes aspiran a tener un empleo de alta calificación en cinco años, pero solo el 20 por ciento logra alcanzar estas metas.
Muchos jóvenes se encuentran en situaciones de desempleo o subempleo, lo que limita su capacidad de contribuir al desarrollo económico del país. Además, en comparación con otros países del Cono Sur, alrededor de la mitad de los jóvenes en Argentina se dedican exclusivamente a estudiar, lo que es un porcentaje mayor al promedio de América Latina y el Caribe. Sin embargo, también hay un número significativo de jóvenes que realizan labores en el hogar y tareas de cuidado, especialmente entre las mujeres.
Jóvenes y salud mental
La salud mental de los jóvenes en Argentina enfrenta serios desafíos. La pandemia del COVID-19 ha agravado la situación, aumentando el estrés y la ansiedad entre esta población. Además, uno de cada siete adolescentes en el mundo experimenta algún trastorno de salud mental, y el suicidio es la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años a nivel global. En el Cono Sur, el suicidio se encuentra entre las tres principales causas de mortalidad en jóvenes de 15 a 29 años, siendo la segunda causa en Argentina.
Las mujeres jóvenes presentan una mayor prevalencia de trastornos de internalización como la depresión y la ansiedad, mientras que los hombres son más propensos a trastornos de externalización como el abuso de sustancias. La relación entre salud mental y vulnerabilidad es evidente, ya que las personas que viven en situación de pobreza experimentan altos niveles de estrés y exclusión social.
El informe completo en este link.