Los recuerdos de la infancia de Maximiliano Carreras están atravesados por el dibujo y la ilustración. Proviene de una familia seguidora del arte, él recuerda que cuando era chico su papá le compraba elementos de dibujo, mucho más que cualquier otro juguete. Sin darse cuenta, aquellos trazos sobre cuadernos para pintar fueron armando su destino.
Hoy es uno de los tatuadores rosarinos más reconocidos en la ciudad e incluso trasciende estas fronteras, con 60 mil seguidores en Instagram viaja en forma frecuente a trabajar con prestigiosas marcas del mundo como el Giza Studio de Barcelona y BuiltToLast de Zurich. A los locales los atiende desde su espacio en el centro rosarino, se trata de Studio Orbe, ubicado sobre Santa Fe al 1700. Pero eso no es todo: además, es uno de los tatuadores de confianza de la familia Roccuzzo e incluso familiares de Messi se han tatuado con él ya que es un referente en el microrealismo. Este estilo es el que lo define, de hecho asegura que fue el primero en hacerlo en la ciudad.
Al inicio de esta entrevista con Negocios de La Capital, Maximiliano reflexiona sobre algo clave de su trabajo: “El tatuaje es algo permanente, siempre me llamó la atención que lo que yo le haga a una persona le va a quedar para siempre”. El microrealismo es su metier, “este estilo se caracteriza por tatuajes de líneas muy finas y de máximo 5 o 6 cm de tamaño”, explica. Entre los muchos que ha hecho de estas características, cuenta que la mayoría de sus clientes lo eligen para capturar personas o animales que los marcaron: “Lo que más tatúo son perros, gatos, abuelos o hijos”, comenta mientras muestra imágenes de sus trabajos donde se puede ver el desafío que conlleva representar un rostro real en un dibujo sobre la piel, en un tamaño tan reducido.
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El microrealismo es la técnica que lleva adelante Maximiliano con gran destreza.
Foto gentileza.
Con agenda completa hasta agosto
Lo que comenzó en un monoambiente y con un kit de tatuaje de iniciación que le salió $2000, casi una década después es un local instalado con un equipo de ocho tatuadores que se especializan en otros estilos como pueden ser el botánico o el realismo en diversos tamaños. Este proyecto, Studio Orbe, nace junto a su socio Ezequiel Serravalle, un amigo de toda la vida de Maximiliano que apostó por el artista desde los comienzos. De hecho, se sumó a emprender en este proyecto y hoy es uno de los tatuadores del staff: “Los clientes vienen con distintas necesidades y, de acuerdo con lo que se quieren hacer, los derivamos con los artistas que están en el equipo”, explica sobre los colegas que lo acompañan y que convocó especialmente por su arte.
Con una agenda llena hasta agosto, con clientes de todo el país, hoy Maxi intenta administrarse para dedicarle a cada tattoo el tiempo que necesita: “Hago uno por día y máximo 15 o 20 al mes porque cada microretrato lleva unas cinco horas de trabajo”, calcula. Cada uno de sus trabajos cuesta alrededor de $300.000 e incluye un seguimiento y retoque para asegurar un resultado perfecto. Aparte de los diseños que él realiza, por su estudio pasan unas 250 personas para hacerse ilustraciones con sus colegas.
Tatuar a los Roccuzzo
En el 2021, en pleno desarrollo de la Copa América donde el equipo de Lionel Scaloni se consagró campeón, a Maximiliano le entró una solicitud por Instagram de una chica de apellido Roccuzzo. El pedido era importante: la joven quería hacerse un tatuaje con sus hermanas y primos en homenaje a su abuelo y el estilo preciso de él la había cautivado. Como eran más de 10 personas las que se tatuarían el mismo diseño, Maximiliano encaró una estrategia de atención masiva. Coordinaba los turnos con la chica que le había escrito e iban llegando los parientes divididos en días. Pero le aclararon que una de las hermanas vivía afuera del país y que, cuando viniera, requería ser tatuada a domicilio. La persona en cuestión resultó ser Antonela y a su casa partió Maximiliano con sus agujas y tintas para hacer el trabajo.
Fue tan grato el resultado para la mujer del jugador que, en esa visita, le encargó al tatuador varios diseños más para realizarse. Después de esa experiencia, donde dejó su firma en los Roccuzzo, con el tiempo la familia Messi también se fue acercando, llegando a trabajar con María Sol, la hermana del jugador. Maximiliano dice que llegar a que Messi tenga un diseño suyo es un sueño, pero que disfruta haber desempeñado bien su trabajo con el resto de la familia y haber respondido a la confianza que depositaron en él.
Viajes y seminarios
El tatuador tiene en claro que parte de su éxito es el networking constante que realiza con otros colegas del mundo. Por eso, cada año, realiza una gira de dos o tres meses por estudios europeos. Esas residencias las encara con la agenda completamente llena y un acuerdo de trabajo que es una costumbre en el universo del tatuaje: “De cada tatuaje que hago en los estudios que visito, el 30% de la ganancia se la queda el lugar, el resto es para el artista”, explica. En su propio lugar desarrolla la misma dinámica y recibe colegas de todas partes del mundo, como también clientes que lo visitan de distintos lugares porque quieren un diseño suyo.
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El tatuador hace capacitaciones de hasta 5 horas donde enseña los principios básicos del tatuaje.
Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
Otra de las formas que lleva adelante Maximiliano para vincularse con su comunidad, son los seminarios que realiza en Studio Orbe para personas que se quieren iniciar en este arte. Se tratan de capacitaciones de hasta 5 horas de duración donde enseñan los principios básicos del tatuaje y los practicantes acceden a tatuar en pieles sintéticas. Cada seminario es para un grupo reducido de 10 personas y cuesta $250.000 con todos los materiales incluidos: “Los damos cada mes con mi socio Ezequiel y próximamente queremos sacar otros más especializados”, concluye el artista.