El 11 de marzo pasado, la costa noroeste de Japón sufrió el embate de uno de los sismos más poderosos que se recuerdan. El terremoto y posterior maremoto dejó más de 27 víctimas fatales y destruyó las usinas nucleares de Fukushima. Los núcleos de varios reactores se fusionaron, sumando destrucción y esparciendo altos niveles de radiactividad. Ayer, una treintena de periodistas pudieron comprobar que los llamados "héroes de Fukushima", los miles de obreros, técnicos e ingenieros que ingresaron a las plantas siniestradas los primeros días luego de los temblores para contener el desastre, se ganaron el homenaje.
Con overoles de plástico y máscaras y sin salir de dos ómnibus que recorrieron el complejo atómico de Fukushima, treinta periodistas, entre ellos cuatro extranjeros, pudieron tener de primera mano una idea del desastre, acompañados por el ministro para la Emergencia Nuclear, Goshi Hosono.
"Desde el día de mi arribo, poco después del incidente, no hay dudas de que los reactores se estabilizaron", dijo ayer Masao Yoshida, responsable de la central eléctrica administrada por Tepco.
Radiación alta. "Esto no significa que el ambiente sea del todo seguro: las radiaciones siguen siendo elevadas, al punto que si se trabaja aquí todos los días hay aún peligro", afirmó.
Los periodistas comprobaron que la radiación en la puerta de entrada a la central ya era baja, de 20 microsieverts a la hora. A los pies del reactor, la radiación era de 500 microsieverts. El edificio más dañado era el que albergaba al reactor número 3.
La visita, que duró varias horas, fue organizada por el gobierno japonés para demostrar cuánto se ha estabilizado la situación en la planta en ocho meses desde el devastador maremoto.
Las autoridades dijeron que la situación en la planta, que sufrió fisiones y explosiones después de ser azotada por el tsunami del 11 de marzo, ha mejorado lo suficiente como para permitir la visita, aunque los reporteros vistieron trajes protectores de cuerpo completo y se sometieron a una revisión en busca de radiación al finalizar el recorrido.
La planta nuclear de Fukushima Dai-ichi, ubicada a cerca de 225 kilómetros al noreste de Tokio, fue severamente dañada por el maremoto y derramó grandes cantidades de materiales radiactivos en los campos que la rodean, muchos de los cuales permanecen como zonas restringidas.
Los reporteros pudieron ver el terreno de la instalación en expansión a la orilla del mar y el exterior de varios de los reactores dañados antes de ser llevados al centro de operaciones de emergencia.
El gobierno japonés ha calculado que le tomará al menos 30 años eliminar de forma segura el combustible nuclear y desmantelar la planta. También podrían pasar décadas antes de que puedan regresar los miles de habitantes que tuvieron que huir de una zona de exclusión de 20 kilómetros alrededor de la planta. l (AP, DPA y Reuters)