Cualquiera que haya vivido en los 90 en la Argentina podría identificar canciones como "Todo cambia", "Olvidate de mí" o "Caribe Sur". Detrás de esos hits que sonaban incesantemente en las radios estaba la voz de Hilda Lizarazu y la guitarra de Tito Losavio, la dupla que lideraba Man Ray y que el año pasado regresó al ruedo, a 14 años de su separación. El grupo ahora convertido en dúo volvió a las bateas en 2013 con "Purpurina", un compilado que resume su pasado y además incluye dos temas nuevos y un cover de "Mañana campestre", el clásico de Arco Iris. Con este material y los ánimos renovados, Man Ray se presentará mañana en el Anfiteatro Humberto de Nito, con un formato de sexteto que incluye guitarra, bajo, batería y teclados. El show abrirá a las 21 con la actuación de Claudio Cardone y Rubén Goldín, que mostrarán sus últimos discos como solistas. La entrada es libre y gratuita.
En charla con La Capital, Hilda Lizarazu dijo que la vuelta de Man Ray es "una especie de recreo" y aseguró que el dúo aportó "belleza armónica" al rock argentino.
—¿Qué motivó el regreso de Man Ray?
—La primera intención fue reunirnos con Tito Losavio para recatalogar nuestro material, editando el disco que salió a mediados del año pasado, "Purpurina", que contiene canciones de diferentes discos de nuestra etapa independiente y dos canciones nuevas hechas en 2013. La motivación principal era volver a estar catalogados en las disquerías, porque no estábamos presentes en el formato de CD. Después hicimos un show en el ND Ateneo y fue un gran reencuentro con el público que quería escucharnos nuevamente. Hubo mucha emoción en ese recital. Esta reunión nos devolvió un poco el contacto con nuestro público más seguidor, que quería volver a vernos y revivir esa década del 90, cuando estuvimos muy presentes en sus vidas.
—¿Sintieron cierto temor antes de volver, teniendo en cuenta el tiempo que pasó y los cambios en el público y en la industria de la música?
—Ni Tito ni yo somos personas temerosas. No estamos constantemente pensando en lo que van a decir los demás, todo eso de "uy, mirá, se separaron y ahora se juntaron". El artista sigue su propio camino y luego ese camino te da respuestas que te llevan a tomar distintas decisiones. Pero nosotros no estamos pensando en el público, estamos pensando en nuestra necesidad más espiritual de relacionarnos con la música. En ese sentido tenemos una gran empatía con Tito. Estamos viviendo este presente porque queremos, nadie nos obliga, ni el público ni ninguna persona de la industria. Nadie nos dice qué cantar ni cuándo. Son decisiones que uno toma. Y estamos contentos.
—¿Tienen planes para grabar un disco de estudio con temas totalmente nuevos?
—No. Con Man Ray nos presentamos en este momento y luego cada uno seguirá con sus actividades. Tito se va a ir de viaje por un tiempo largo y yo también me voy por un mes y pico. Por eso estas presentaciones son únicas. Son una especie de recreo (risas). De todas formas estamos con una filosofía muy del aquí y ahora. No sabemos qué va a pasar. Tal vez después de los viajes volvamos con el grupo. Tito y yo somos muy nómades, somos nómades musicales.
—¿Qué cambió en ustedes en todos estos años, desde la separación del grupo?
—Muchas cosas. Yo pasé de ser un individuo a ser una madre (risas). La maternidad me cambió mucho las prioridades, el manejo de los tiempos y los compromisos. En términos más profesionales, Tito estuvo trabajando como productor musical en Panamá y en España, y yo hice una carrera solista con una banda con otros cuatro músicos. Los cambios pasan por crecer musicalmente y llevar adelante un proyecto con cierta coherencia, dentro de lo que significa vivir de un oficio tan maravilloso e insólito como es la música.
—¿Qué creés que aportó Man Ray al rock argentino de los 90?
—Es difícil de responder, porque es una respuesta muy analítica. Creo que aportó una voz femenina y belleza armónica. Nosotros siempre tratamos de encontrar la belleza dentro de la empatía que tenemos con Tito, y también hicimos buenas canciones sin bajar ningún tipo de manifiesto. Soñar con un Caribe Sur es una irrealidad, pero en tres minutos y pico te puede llevar a un lugar de distensión. Lo nuestro está dentro del mundo del entretenimiento, de eso no hay dudas.
—¿Y cómo ves al rock nacional actual?
—No lo estoy viendo, estoy más puertas adentro. De todas maneras, me parece que en estos momentos están surgiendo cosas más interesantes en el cine y en el teatro que en la música. De lo más actual al único que podría nombrarte es a Lisandro Aristimuño. No sé si es parte de lo que se llama rock argentino, pero Lisandro tiene una propuesta personal, poética y melódica que a mí me conmueve en algunos pasajes. Después yo me quedo con los clásicos. Hace poco estuve escuchando el último disco de Elton John, que justamente vuelve a su costado más clásico. En realidad yo nunca fui de escuchar lo nuevo. No me interesa estar informada todo el tiempo.
Charly, el tiempo y la familia
La figura de Hilda Lizarazu es inseparable de la carrera de Charly García. La cantante hizo coros en la banda del gran referente del rock argentino entre 1987 y 1993, y después volvió a acompañarlo en 2009, pero dos años después se alejó del grupo. "Yo estaba muy involucrada con la banda de Charly y también estaba la actividad con mi propia banda. Eso implicaba muchos viajes, ensayos y shows", recordó Hilda. "Yo sentía que me estaba perdiendo el crecimiento de mi hija y no quería que eso pasara. Entonces decidí dejar el trabajo con Charly", relató. La líder de Man Ray aseguró que fue una "decisión fuerte" dejar a García, quien actualmente se recupera en una clínica porteña de un cuadro febril (ver Información General). "Yo adoro la música de Charly, lo acompañé en un momento difícil, y musicalmente nos llevamos bien. Pero decidí priorizar el tiempo con mi familia", enfatizó.
La familia siempre estuvo en primer lugar para Lizarazu. En 1999, tras la disolución de Man Ray, se refugió en un pueblo de Córdoba para poder criar tranquila a su hija. Después, en 2004, regresó a Capital Federal. "La felicidad es un destello que uno tiene que encontrar, ya sea en el microcentro o en el medio de la montaña", dice ahora. "Yo intento que esta ráfaga que es vivir sea lo más genuina e intensa posible", apuntó.