Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron ayer la restitución de la identidad de Laura Reinhold Siver, la nieta 105 recuperada, hija de un matrimonio secuestrado en agosto de 1977 en el oeste del Gran Buenos Aires y llevado al campo de concentración que funcionó en la Esma. En conferencia de prensa en la sede de la asociación, su titular, Estela de Carlotto, señaló que "fue Laura la que se acercó a Abuelas", y destacó que las restituciones también "son posibles por la cooperación entre nuestra organización, los sobrevivientes de los centros clandestinos y el Estado".
"Felizmente, Laura, que siempre tuvo dudas sobre su identidad, accedió a realizarse voluntariamente los análisis de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) en junio de este año", relató Carlotto, quien contó que Laura "es una chica de 34 años, ya mamá, médica", que años atrás se había presentado espontáneamente a las Abuelas, después se retrajo por temores y finalmente retomó la búsqueda de su identidad, que culminó con éxito hace una semana.
Laura Reinhold Siver, de 33 años, es hija de los desaparecidos Susana Leonor Siver y Marcelo Carlos Reinhold, y nacida en febrero de 1978, por cesárea, en el Hospital Naval porteño. Los padres de la joven fueron militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), afín a la organización Montoneros, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y trabajaban en un estudio jurídico y una fábrica, respectivamente.
El matrimonio fue secuestrado el 14 de agosto de 1977 en Haedo y llevado a la Esma, cuando la víctima cursaba el cuarto mes de embarazo. Primero fue asesinado su esposo y su cuerpo eliminado mediante los vuelos de la muerte, mientras que ella siguió recluida en la zona reservada a las parturientas.
En febrero de 1978 Susana fue trasladada al Hospital Naval y allí "dio a luz a una nena rubia. Alcanzó a amamantar a Laura y a estar con ella unos quince días. Las compañeras de cautiverio de Susana recuerdan que Laura era muy pequeña y por eso la llamaban Lauchita", indicaron las Abuelas, y que "los marinos le tenían preparado un moisés grande lleno de ropa blanca para cuando naciera y que a Susana le habían hecho escribir una carta luego de hacerle creer que le entregarían la niña a sus abuelos". La beba fue inscripta después como propia por un matrimonio de civiles que la crió pero que "nunca se acercó a Abuelas, a diferencia de Laura que vino, en cambio, respaldada por su esposo", dijo Carlotto.
Adriana Reinhold, tía de Laura, conoció la semana pasada en la sede de Abuelas a su sobrina recuperada, a quien describió como una mujer "muy cariñosa, abierta y receptiva, muy enfocada a conocer cosas de sus padres". Luisa Bermúdez de Reinhold, madre de Marcelo y suegra de Susana, se acercó a Abuelas en marzo de 1982 para denunciar la desaparición del matrimonio e iniciar la búsqueda de su nieta.
Carlotto destacó el avance en el terreno judicial y "un Estado que cumple con lo que le corresponde". Al respecto, apuntó que "a veces nos dicen oficialistas, kirchneristas. No somos «istas», somos Abuelas, pero reconocemos méritos de cada gestión", dijo, y afirmó que "tanto el (Néstor) Kirchner como Cristina han abierto las puertas fuertemente a toda esta historia que se quería negar".
“Acosta era dios y señor”
Una sobreviviente de la Esma ratificó ayer que asistió los partos de secuestradas y que durante el tiempo en que estuvo en el lugar las órdenes eran dadas por el represor, hoy imputado, Jorge Tigre Acosta, a quien definió como “dios y señor” del centro clandestino. La enfermera Amalia Larralde declaró que esos partos eran asistidos por el ginecólogo del Hospital Naval, Jorge Magnacco, también juzgado por el plan sistemático de robo de bebes. “Acosta sentía en los últimos tiempos que las cosas se le estaban yendo de las manos, decía «hemos creado un monstruo imposible de controlar» y quería un traslado”, explicó la sobreviviente. Sobre el represor agregó que hacia 1978 “estaba totalmente desatado, daba órdenes y contraórdenes y los mismos oficiales se quejaban”, recordó.