El Chango Nieto, uno de los máximos representantes del folclore melódico, falleció ayer a la
madrugada en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires, donde estaba internado desde hace varios días, a
raíz de una larga enfermedad.
Bombisto, cantor y compositor, Carlos Alberto Nieto nació en la
localidad salteña de Campamento Vespucio, cercana a Tartagal, estaba radicado en La Plata y dio sus
primeros pasos en el Festival de Cosquín, donde en 1965 recibió el premio revelación.
Era hijo de un carpintero operario de YPF que, por problemas de trabajo,
debió trasladar a su familia a La Plata. Allí el Chango, que estudiaba Arquitectura, vio despuntar
el folclore en las eternas guitarreadas con sus amigos, un clásico de la juventud de los 60 cuando
se vislumbró el reverdecer del folclore.
Al Chango le llegó su debut discográfico de la mano de otro salteño, el
ex Huanca Huá Hernán Figueroa Reyes, que lo llevó a fichar por la entonces CBS. Ambos se habían
conocido en las largas noches de guitarreada y vino en las peñas platenses.
Compositor prolífico. A lo largo de su carrera llegó a grabar más de 600 canciones, lo que lo
consolidó como uno de los compositores más prolíficos del folclore argentino. Se forjó una carrera
exitosa y popular, y recibió numerosos galardones y reconocimientos.
Sus composiciones fueron plasmadas en sus discos “Bagualero
soy” (1968), “A dónde van los pájaros que mueren” (1977), “Te vengo a
preguntar” (1975), “Me peina el viento los cabellos” (1976) y “Sembrando
coplas” (1983).
Su canto trascendió las fronteras de la Argentina, ya que en numerosas
ocasiones visitó otros países de América, Europa, entre ellos Estados Unidos y Canadá.
En la última edición de Cosquín estaba previsto que protagonizara el
espectáculo “Salta es una fiesta” junto a Las Voces de Orán, Canto 4, Melania Pérez y
el Ballet Camín, pero su enfermedad no se lo permitió y en su lugar actuó Juan Carlos Saravia.
Desde el escenario “Atahualpa Yupanqui”, Saravia manifestó
que el Chango estaba atravesando un difícil momento e hizo que las ocho mil personas que poblaban
la plaza gritaran: “Te queremos Chango, te queremos”.
Una carrera valorada. Recibió discos de oro, plata, el Cosquín de Oro a la trayectoria, el
premio Festival OTI de la canción 1980, el Prensario, el diploma de la Fundación Konex en 1985 y
1995, y el Premio Estrella de Mar por la peña La Vizcachera en Mar del Plata en 2000 y 2001.
Con su canto quedarán grabadas en la memoria de su seguidores
emblemáticas composiciones como “Salta de mi niñez”, “En pampa de los
guanacos”, “Amor de los manzanares”, “Pero esta noche no voy” y
“Luna cautiva”, entre muchas otras. Sus músicas y sus letras quedaron grabadas en la
memoria popular.
Si bien la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic) le
había ofrecido a la familia todos los servicios, tanto su mujer como su hija Carla (también
cantante), decidieron que el descanso final de Nieto sea en La Plata, la ciudad que lo cobijó desde
hace muchos años.
La muerte del Chango, como lo apodaban cariñosamente sus allegados más cercanos, causó hondo
pesar en el ambiente del folclore que ayer recordaba el centenario del nacimiento de otro grande de
la música argentina: Atahualpa Yupanqui