“El Eternauta”, la serie argentina adaptada del emblemático cómic homónimo de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, llegó a Netflix hace menos de un mes y ya se convirtió en un fenómeno mundial. Una historia fascinante, un gran elenco y una deslumbrante producción son algunas de las claves que explican su éxito. La obra de ciencia ficción nacional parece haber marcado un hito en la historia audiovisual del país. Parte indispensable de ese logro son los efectos especiales, en los que trabajó un compositor digital rosarino. Juan José Sánchez le contó a La Capital cómo fue trabajar en la serie del año.
Juan José Sánchez nació y vive en Rosario, tiene 47 años y es artista digital. Su nombre aparece en una destacada lista de producciones argentinas como “La puta y la ballena” (2004), “Patoruzito” (2004), “El aura” (2005), “El inventor de juegos” (2014) y “Un crimen argentino” (2022), entre otras. Trabajó para Patagonik Film Group, una de las principales productoras audiovisuales en Argentina, y más tarde, en 2008, fundó su propia compañía, Robotto Studio, en la que se sigue desempeñando actualmente.
Por estos días, el nombre de Juan José gira por el globo en los créditos de “El Eternauta”, la producción audiovisual de la que todo el mundo habla. Sánchez es el último eslabón de una larga cadena de postproducción: se encarga de crear los últimos efectos especiales y dejar los planos listos para su entrega. “Es donde converge todo lo que se estuvo trabajando en otras áreas y termina todo”, aseguró.
“Fue un proyecto que me interesaba hacer desde hace bastante tiempo”, confesó el talento rosarino. Es que además de basarse en una historia legendaria en el país, “se nota que hace una diferencia con el resto de los contenidos que hay hoy en día”, manifestó. Y entendió, a la hora de hablar sobre el fenómeno mundial, que “puede ser que se mire hacia acá con otros ojos después de 'El Eternauta'”.
La serie de seis capítulos, dirigida por Bruno Stagnaro, tiene 2.000 planos con efectos especiales, una cifra que no tuvo hasta el momento ninguna otra producción nacional. Por sus propias características, la ciencia ficción es uno de los géneros más complejos y que más presupuesto requieren para este rubro y, por ende, suele estar reservado para países con empresas audiovisuales gigantes como Estados Unidos. Si bien Netflix hizo una gran inversión en esta producción nacional, el sector audiovisual local, de la mano de sus grandes talentos como el de Juan José, demostró que está a la altura de cualquier mega producción de Hollywood. De esta manera, el cine argentino busca demostrar que, como se señala en la ficción, el sur puede ser el nuevo norte.
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Los efectos invisibles y la mano del rosarino
Si bien los efectos especiales de “El Eternauta” se pueden ver concretamente en las escenas puras de ciencia ficción, “hay un montón de efectos invisibles que tiene la serie por todos lados”, explicó Juan José. Esos “efectos invisibles”, para el rosarino, “son los más importantes porque generan el clima que tiene la serie” pero que “si están bien hechos” no se perciben. “Uno se vuelca a la historia directamente y se olvida de los efectos. Eso quiere decir que funcionan", apuntó.
El espectador "ve el plano y no se pregunta nada, directamente absorbe ese plano tal como es”, planteó, a la hora de hablar de esos efectos que “no se ven pero se sienten”."Estos son los efectos que me gustan hacer a mí, los que aportan desde otro lado a la narrativa”, compartió el entrevistado.
Sánchez tuvo tareas muy variadas pero siempre esenciales para la construcción de la historia. Se ocupó de agregar nieve cayendo detrás de los personajes y delante de la cámara, así como de reforzar las huellas de los personajes en el piso porque “hay veces que las de los personajes no son suficientes” y se agregan por computadora. En definitiva, literal y metafóricamente, Juan José dejó su propia huella en la producción.
Otro de sus refuerzos fueron las luces de los autos, que protagonizan importantes escenas en la serie. Como la luminaria real de los vehículos no se notaba demasiado en cámara, desde el área en la que participa le sumaron ese complemento. Lo mismo ocurrió con la luz de las linternas, que fueron agregadas de manera digital.
Más difícil fue el borrado de elementos que no debían aparecer en escena o elementos que entraban en el cuadro equivocadamente. En estos casos, Sánchez no solo se encargó de borrarlos, sino de reconstruir lo que iría en ese lugar. Semejante complejidad implicó el recorte de pantallas azules para completar escenarios que iban por detrás de esas pantallas. “Me ha tocado hacer ese recorte y poner por detrás de esa pantalla azul el escenario 3D, también teniendo en cuenta cómo se mueve la cámara, para que se muevan en conjunto”, profundizó.
Incluso desde las computadoras llegaron a reconstruir la máscara de Juan Salvo. “En los planos detalle de la cara de él, cuando lo enfocan de frente, la máscara de vidrio de él es digital”, contó. Luego explicó que "no es verdadera porque saldría el reflejo de la cámara. Entonces se filmó sin máscara y se agregó después una máscara digital con los reflejos que se necesitaban del entorno”.
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Fan de la magia desde chico
“Yo de chico veía muchas películas que tenían efectos especiales, me gustaba mucho el tema”, compartió Juan José. “Me gustaba la magia, que creo que está vinculado también con el tema de los efectos o del engaño en sí, engañar al espectador de alguna forma con algún truco”, se explayó. En ese momento, Juan no sabía que se convertiría en uno de los responsables de la magia en el audiovisual argentino, pero se formó con ese objetivo.
A los 16 años, comenzó a aprender a través de tutoriales en revistas y practicaba en las primeras computadoras que en los años 90 podían almacenar programas de animación 3D y que sus conocidos le prestaban. A los 20 años tuvo la posibilidad de irse a Buenos Aires para perfeccionarse y trabajar en el rubro, a partir de lo cual su carrera comenzó a despegar.
En su recorrido, Sánchez pasó por todas las etapas del minucioso proceso de modelado 3D: textura, iluminación, animación, renderizado, composición de imágen y hasta llegó a dirigir y supervisar trabajos. Hoy en día, desde su propia compañía, reúne y coordina equipos de trabajo para proyectos de todo tipo, fundamentalmente publicitarios.
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“El Eternauta” como mapa
Juan José guarda una relación especial con la historia de “El Eternauta”. Antes de irse de su ciudad natal para formarse profesionalmente, había leído la icónica historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, pero comenzó a cobrar otros sentidos al instalarse en Buenos Aires. “Cuando me fui a vivir a Buenos Aires no tenía referencias, no conocía la ciudad, no tenía familiares, no viajaba seguido, así que mi mapa era 'El Eternauta'”, expresó.
El rosarino empezó a encontrar en los paisajes urbanos aquellas viñetas de la historieta que de alguna manera lo guiaban. “Yo me iba a trabajar a la productora todos los días y pasaba por Plaza Italia y me bajaba en el subte línea D, donde hay escenas de combates en la historia. Inevitablemente me acordaba de las cosas que habían pasado ahí”, contó.
Por esto, para Sánchez fue muy significativo trazar un nuevo camino propio hacia “El Eternauta”. “Cuando me enteré de que estaban necesitando refuerzos en el área de composición me puse en contacto con la productora y ofrecí mis servicios”, narró. “No estaba del todo seguro, pero tenía la idea de que iba a quedar. Estaba esperando que me tomaran”, confesó. ¿Cómo imaginar que esa historia que dibujó su mapa ahora sería dibujada por él? “Uno se siente orgulloso”, reconoció.