Las explosiones e incendios son más habituales de lo que se cree en los lugares donde se almacenan granos. La razón es simple: si el polvo que producen cereales y oleaginosas entra en contacto con el aire y con un foco ígneo, hay muchas probabilidades de que estalle.
En Rosario y la región, donde abundan los puertos cerealeros y los silos para almacenar granos, hay muchos antecedentes trágicos.
En la ciudad, el más recordado se produjo el 30 de marzo de 1984 en los silos de la empresa privada Genaro García, que operaba en lo que hoy es Puerto Norte. Ese día, a las 11.40, una gran explosión sacudió a esa zona de Rosario y la onda expansiva se sintió a muchos metros de distancia.
Luego hubo otras dos explosiones menores, y poco después se produjo un gran incendio. Aquel tremendo estallido causó la muerte instantánea de tres operarios y dejó al menos 22 heridos, muchos de ellos graves. La enorme mayoría tenía severas quemaduras, algunos en el 90 por ciento del cuerpo. Con los días muchos de ellos no resistieron y al final el número de víctimas fatales subió a 10.
Varios días después los silos seguían ardiendo. Fue una tragedia de la que se habló por años en Rosario y muchos de los heridos quedaron con secuelas de por vida.
En la región, una de las explosiones que más se recuerdan ocurrió en San Lorenzo el 26 de abril de 2002. Ese día dos operarios murieron, 17 resultaron heridos y dos más fueron reportados como desaparecidos tras las primeras operaciones de rescate. Días después, el 1º de mayo, encontraron sus cuerpos sin vida bajo toneladas de cereal y escombros.
Aquella explosión se produjo en el estallido de un silo de la planta Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). La explosión fue tan violenta que se escuchó a más de 30 cuadras. "Pensé que un avión había chocado contra el edificio y me acordé de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York", contó aquella vez una mujer que vivía en un edificio a varias cuadras del epicentro del accidente.
El mismo día, un funcionario de Defensa Civil dijo que los silos y acopiadoras de granos ubicados en San Lorenzo y Puerto San Martín, el mismo lugar donde ayer explotó Cofco, eran "una bomba de tiempo" para la población de esas ciudades justamente por el riesgo permanente de estallido.
Una vez más, la explosión en ACA se había producido por la presencia de polvo en suspensión que entró en contacto con los gases que producen los granos y una fuente de calor. Como suele suceder en estos casos, debido a que la explosión arrasa con todo es muy difícil establecer cuál fue el factor ígneo que causó el estallido.
Por este episodio también hubo operarios que sufrieron heridas con secuelas de por vida.
Apenas un mes después, el estallido de una secadora de granos en Puerto San Martín causó heridas gravísimas a dos operarios. Uno de ellos sufrió quemaduras en el 60 por ciento del cuerpo. La causa, esa vez, fue la pérdida de gas en uno de los quemadores.
El 26 de junio de 2015 un operario especializado en acopio murió en una explosión similar en otro silo de la Asociación de Cooperativas Argentinas, esta vez en El Paraíso, en Ramallo. El estallido hizo que el trabajador quedara sepultado por unas 300 toneladas de cereal.
Morir aplastados
Otro accidente repetido en los lugares de almacenamiento masivo de granos es cuando por alguna razón los operarios resultan sepultados por las toneladas de cereal u oleaginosa. En 1995 en la aceitera Santa Clara, en la zona suroeste de Rosario, dos trabajadores murieron de esa manera. Y en diciembre de 2016 le pasó a otro, precisamente en una planta del mismo gigante chino Cofco, pero en Timbúes.